°11°

196 29 0
                                    

La chica miraba al chico esperando una respuesta, por su repentina aparición.

Pero como siempre, no hubo respuesta y como de costumbre o un hábito normal en HyeRi, era que no le gustaba iniciar una conversación.

Pero está vez tuvo que hacerlo.

—¿Por qué me seguiste? —cuestionó HyeRi, sacando sus auriculares.

«Odio que me interrumpan y este parece disfrutar de eso», pensó HyeRi.

—Como dije anteriormente, sé cosas de ti y una de ellas es que te encanta salir de noche, venir al parque y sentarte en una banca, como una completa extraña —añadió JaeBum, cruzandose de brazos.

—Soy una extraña, todos dicen eso —la pelimorada imitó la postura del chico.

—Lo sé.

—¿Y bien?

—¿Y bien qué? —JaeBum alzó una ceja, manteniendo su postura de antes.

—¿Para qué me seguiste? —interrogó la pelimorada, sin dirigirle alguna mirada de soslayo, pues ya estaba entretenida en su libreta mientras sacaba un lápiz de su sudadera—. ¿Para algo me seguiste, no? Digo porqué, tu no te ves como esos chicos que siguen a las chicas sin algún motivo.

—Tienes toda la razón —admitió el pelinegro—. Aún sigo esperando tu respuesta y como no decías nada, decidí ir a tu casa, sé a qué hora exactamente sales y huyes de tu casa hacia acá.

—Parece que me investigasté muy bien —dijo la chica.

JaeBum se cruzó de brazos, esperando impaciente la respuesta de la chica.

—Sigo esperando tu respuesta.

—Pues la seguirás esperando.

JaeBum bufó.

—Estoy hablando enserio, niña —contestó, notablemente molesto.

—Yo igual —dijo está vez, viéndolo—. Y por si no lo sabías, mi nombre es HyeRi.

—No me interesa cuál sea tu nombre.

HyeRi rodó los ojos.

JaeBum seguía con su mirada fija en la pelimorada, ella en cambio, prefería hacer que la presencia del pelinegro, no lo estaba acompañando.

Puso su lápiz sobre su libreta con un cansancio notable, ante la insistencia del chico, pues aunque no dirigiera palabra alguna, ella sentía que la estaba presionando con la mirada.

—Bien —dijo ella—, lo haré, pero de igual yo también tendré mis condiciones.

Esta vez fue JaeBum el que rodó los ojos.

—Habla.

—Me ayudarás a escapar de mi prisión.

Claramente HyeRi hablo, refiriéndose a su casa, pues aunque no lo demostrará o se notará; en verdad odiaba estar encerrada en ese lugar.

—¿Tengo otra opción?

—No.

Sin más por decir, HyeRi se puso de pie de aquella banca, dispuesta a irse, pero nuevamente JaeBum se lo impidió.

—¿Qué?

—Te quiero mañana en mi casa, ¿bien? —más bien sería cabaña, pues ni de loco JaeBum iba a dejar que aquella rara chica se quedara y compartiera el mismo aire que SwHwa.

—¿Tu casa?

—Mi cabaña —corrigió.

—Aún no se en donde está tu cabaña. —mencionó.

JaeBum le tendió un papel, con una dirección en específico.

[•••]

HyeRi regreso antes de lo esperado de la facultad, pues tenía que alistar su mochila.

En verdad quería salir lo antes posible de su casa, que más bien ella consideraba una prisión.

Ignoro las protestas de Mark, al salir de la facultad.

Esta vez no le importo ser dura con Mark y dejarle claro que por hoy no necesitaba su ayuda.

Sabía que el ignorar a Mark traería sospechas, pero no podía hacer algo más. Tenía que ir.

Al llegar a casa, subió rápidamente las escaleras hasta llegar a su habitación, para luego saquear una de sus tantas mochilas y meter en ella algún cambio de ropa y en especial sus libretas y lápices.

Antes de irse, sé tuvo que hacer algo de comer, pues obviamente no iba a dejar su estómago vacío, así que, una vez de haber terminado su pequeño almuerzo, salió sin preocupaciones de la casa rumbo a la dirección que le había proporcionado JaeBum, hace unas cuantas horas atrás.

Eyes on You ➸ JaeBum. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora