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Al poco rato, JaeBum llegó a la cabaña mal oliente.

—¿Enserio te quedaste aquí, sin salir? —cuestionó JaeBum, al notar que la chica seguía en el mismo lugar en donde la vio antes de irse.

—¿Pensaste que iba a huir? —dijo ella, alzando una ceja, mientras colocaba sus manos sobre su regazo.

JaeBum asintió sin pensarlo dos veces.

—Sí, la verdad sí, pareces ser de esas chicas que con sólo una escapada de sus padres, aprovecha para huir.

—Como bien lo dijiste tú —recalcó—, parezco ser, más no lo soy. —aclaró. 

«Buen punto», pensó JaeBum.

—Cómo sea —dijo JaeBum, lanzándole una bolsa a la chica.

HyeRi tambaleo al atraparla.

—¿Qué es esto? —curioseo.

—¿No tenías hambre? —JaeBum hablo, arrebatandole la bolsa, donde de ella saco un bulto, que olía jodidamente bien—. Ahí tienes.

Esto era raro, hasta para JaeBum ¿darle comida a una extraña? No, en verdad le resultó extraño, pero ¿qué más hacía? Ya las había comprado y ni modo de tirarlas a la basura. No.

Por una parte, habría dejado ir a la pelimorada a comprar algo de comida, pero no se fiaba de ella ¿y si se escapaba? Era de obvio que JaeBum había investigado sobre ella y sabía los contactos que tenía su padre con la policía.

Y JaeBum claramente no quería verse involucrado con la policía.

Otra vez.

HyeRi saco del envoltorio la comida que había traído JaeBum, y para su sorpresa olía muy bien, era un olor que HyeRi, antes no había presenciado. Se sorprendió al ver que era una hamburguesa, sólo que no lo demostró. Una muy grasienta hamburguesa.

—¿Qué? —dijo JaeBum, desde el sofá donde antes se encontraba HyeRi—¿La niña no come comida chatarra? —pregunto con un tono burlón evidente, mientras le daba un mordisco a su hamburguesa.

—No —HyeRi negó—, la verdad es que, nunca he comido una hamburguesa en mi vida.

Y era cierto, HyeRi no había probado bocado de comida chatarra. No que ella lo recuerde. Pero ¿ahora?, ahora tenía la maravillosa oportunidad de comerla sin que la voz de su madre le dijera que tenía mucha grasa y era comida corriente como para ingerirla. De sólo pensar eso, HyeRi rodó los ojos.

Antes de que JaeBum pudiera protestar ó decir algo, HyeRi saco completamente del envoltorio la hamburguesa, se sentó a un lado de JaeBum y le dio un mordisco, saboreando los ingredientes que nunca antes había probado. Y vaya que estaba deliciosa, se podía notar.

JaeBum sonrió inconscientemente al verla. Pero no duró mucho, ya que en cuestión de segundos, cambio su semblante a su típico, mientras se decía a si mismo el ¿Porque sonreír por HyeRi? En verdad estaba loco.

HyeRi se dejó llevar por el momento y de verdad tenía que aprovechar el estar comiendo la comida más grasienta que podía.

—Ya me quedo claro, que nunca antes habías comido una hamburguesa —dijo JaeBum, cortando el silencio que se había transformado.

—¿No me habías creído? —menciono, viéndolo directamente, él negó—. Ah.

—Aprovechalo mientras puedas —comentó, posisionandose de pie, dirigiéndose hacia la otra habitación.

Y era verdad, tenía que disfrutarlo pues era evidente de que no podía permanecer todo el tiempo encerrada aquí.

A los pocos segundos, JaeBum regreso a la habitación donde se encontraba la pelimorada, en sus manos se encontraba un cambio de ropa, sin dirigirle la palabra, se adentro hacia el pequeño cuarto de baño y se encerró.

Al poco tiempo, se escuchó el agua correr.

HyeRi suspiro.

En verdad pasarla aquí, será duró.

[•••]

Mark, como otros días había llegado a la casa de la pelimorada, para volverla a invitarla a salir a dar un paseo, hoy se le había hecho un poco raro el que HyeRi no se haya presentado a clases, por lo que decidió que al salir de la facultad, iría a la casa de la chica que hacia que su corazón latiera desenfrenado.

Sin esperar más, Mark toco la puerta, encontrándose con un hombre con el cabello todo revuelto y una mujer llorosa.

—Buenas tardes ¿Se encuentra HyeRi...? —las palabras se quedaron a medias al escuchar los sollozos provenientes de JaeHa.

Mark entró a la casa un poco dudoso por lo que estaba presenciando. Busco con su vista a la ojicastaño, pero no la encontró.

En ese instante, la preocupacion le invadió.

—HyeRi... ¿en dónde está? —masculló viendo directamente a la mujer que se encontraba frente a él.

Book Su, sólo se limitó a negar, con un ápice de tristeza en sus ojos.

—E-ella..., Mark... —los sollozos de la mujer invadieron el hombro del castaño.

Mark sólo se quedó inmóvil.

—¿Qué le ha pasado? —siséo Mark.

—No sabemos dónde está, ayer después de clases no la encontramos aquí —informó el hombre, sentándose en el sofá, mientras pasaba su mano por su cabello en gesto de frustración.

—¿Q-qué? —Mark en ese momento se derrumbó, pero si algo aprendió de aquella chica, era de que no se dejara mostrar sus sentimientos.

Sin emitir otra palabra, Mark salió de la enorme casa, dejando confusos a los padres de la chica que le gusta.

Mark, sólo sabía de una persona que podría encontrarla en un chasquido de dedos.

Eyes on You ➸ JaeBum. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora