Luego que Mateo me dejó en la entrada eché un suspiro, miré a la imponente fachada del colegio y entré dando pasos lentos. Había algo en este lugar que siempre me incomodaba, a pesar de tener dos meses aquí de teacher de preescolar, traspasar la puerta de bienvenida no parecía bienvenida en absoluto.
Saludé al portero con una sonrisa y un "buenos días" a lo que me respondió de la misma manera, abriéndome la reja de 3 metros.
Caminé a lo largo de los pasillos, viendo niños y adolescentes con sus teléfonos, hablando entre ellos, riendo, corriendo, mandando notas de voz, compartiendo comida e incluso vi a uno que otro pasándose las respuestas de alguna prueba.
En mis primeros días, ver tantos niños juntos haciendo ruido al mismo tiempo me hacía doler la cabeza, pero mientras más tiempo pasaba, la ausencia de ruido era lo que empezaba a darme miedo. Eso significaba peligro: los niños estaban tramando algo. Así que como estaban ahorita daban paz, alegría y prosperidad.
—Buenos días, teacher Caro —me saludó la maestra de uno de mis grupos de preescolar en cuanto pasé por el costado del salón. Era la que me caía bien.
Pues porque sí, mi estadía aquí estaba dividida en dos salones de pequeños, la sección A y la sección B. Maestra mala y maestra buena.
Suele pasar.
—Eyy, buenos días maestra Sonia —le di un beso de mejillas y seguí de largo hasta mi oficina.
Ojalá no les hayan dado dulces a los pequeños, porque ahí voy yo lista para dar clases a niños de 5 años sobre un idioma que no entienden.
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En cuanto terminé mi horario de trabajo a las 11:30am volví a mi oficina a guardar mis cosas y regresar a casa. Mi barriga estaba rugiendo y pedía en específico una pizza de Domino's Pizza.
Y já... Esa estaba justo a la esquina de aquí.
Siempre gorda nunca ingorda.
Salí a paso rápido del plantel, tan rápido que tropecé con alguien, pero tenía tanta hambre que ni me disculpé y seguí casi corriendo hasta la pizzería, donde el olor del queso fundido me envolvió y me tuvo danzando como las caricaturas hacia la fila del mostrador.
Habían unas dos personas delante de mí y cuando tocó mi turno le sonreí al chico que ya debía saberse mi clave de tarjeta de crédito de tantas veces que vine.
—No seas malito y dame una mediana con doble queso y full salchichón, y...
El chico levantó un dedo interrumpiendo mi pedido.
—Y una Fanta, en un vaso con un pitillo, y si quedas llena te mando una bolsa con el camarero —terminó de decir guiñándome un ojo.
¿Debía sentirme avergonzada porque se supiera mi pedido?
Me sabe a culo.
—Eh, eres muy eficiente precioso, ¿cómo te llamas?
—Luigi.
Solté una carcajada irónica.
—Buen nombre para trabajar en una pizzería. Esperaré por allá —contesté señalando el asiento al lado de la ventana.
—Vale, en dos minutos está lista, ya había mandado a montarla. A su orden.
Okay, eso sí que dio miedo.
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Llegué a mi departamento cargando mi bolsita con tres pedazos restantes a eso de las 2 de la tarde, el gran cajero Luigi se había quedado hablando conmigo en su descanso. Jamás la película Crepúsculo me había parecido tan interesante hasta que me la contó él con sus propias palabras.
Encendí el televisor de la sala y sintonicé un canal de música. Estaba de la patada pero me servía de distracción.
Sólo trabajaba en la mañana y el resto de las tardes estaba libre, y hoy era viernes. Pagaban bien en el colegio, me servía para todo.
Estaba quedándome dormida en el sofá cuando el sonido del timbre me hizo dar un salto. Me acerqué a la puerta y la entreabrí.
—EUUUUUUUUUU.
Recibí un zape en la frente acompañado de la risa de Mateo.
—Boludo, vos agarras confianza como que muy rápido, ¿eh? —Sobé mi frente mientras abría más la puerta.
—Como si vos no fueras así, Caro.
—Touché —admití.
—Vengo porque mis viejos no están en casa y me da re weba cocinar, con suerte vos no habrás comido y me alimentarás.
—Ya comí, bro.
—¿Posta? —preguntó dándose un golpe en la pierna, a lo que asentí e hizo un puchero después.
Me reí y señalé el microondas.
—Tres pedazos de pizza allá dentro, bebé dinosaurio. Buen provecho.
Ni siquiera me dejó terminar la frase cuando ya estaba devorando los pedazos sin haber usado platos.
Monstruo.
—Caro, ¿qué harás a eso de las 7pm?
Fingí pensar la respuesta, aunque ya sabía que estaba libre para vaguear por el mundo.
—¿Qué haremos a eso de las 7pm? —le devolví la pregunta, sonrió y terminó de tragar el último pedazo.
—Pues iremos a ver por qué me llaman Trueno.
•••
Chachacháaaannn, Caro está a punto de chocar mundos, ahre
Continuará🎆
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Tan jodida | Replik [COMPLETADA]
Kısa Hikaye-Sé exactamente el tipo de chico que sos, pensás que todo a tu alrededor es estúpido menos vos. -¿Ah sí? Pues yo también sé el tipo de chica que sos, crees que con una mirada basta para juzgar a la gente. •••• ¿La primera impresión es lo que cuenta?