XIV

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-Y acá ponés What, porque es un objeto, no Who porque esa es para la gente. Y a esto acá le falta el gerundio porque es contínuo... -susurraba Caro señalando cada caso en la hoja de examen de Manuel, mientras él asentía comprendiendo cada palabra y anotaba en su libreta de apuntes que ya casi estaba a punto de terminarse.

Había pasado un poco más de un mes y los dos parecían entenderse mejor, las clases eran más amenas, el ambiente había pasado de pesado a ligero en ese tiempo que Caro visitaba su casa y la relación entre los dos era cómoda y normal. Ciertas veces había mucha fricción de por medio y miradas que no tenían que ver en lo académico pero los dos se esforzaban por ignorarse en cualquier sentido que no fuera el inglés, pensando que el otro se ofendería si los cachaban mirando. Las bromas pesadas no se hacían faltar pero ya no había molestia cuando pasaba, había quedado muy claro que los dos tenían carácter fuerte.

Manuel se sentía extraño por confiar tan rápido en alguien pero decidió que esta vez lo iba a dejar pasar, no era alguien muy dado a ese tipo de relaciones pero acá estaba, tratándola como una amiga y poniendo su orgullo a un lado. Caro por su parte sentía un ligero alivio y orgullo por él, había pasado ya dos exámenes importantes con la nota máxima, ella nunca pensó que él lo lograría tan rápido aunque sonara frío, pero todo iba bien para los dos.

-En este último no salí muy bien, ¿cierto? -le preguntó Manuel rascándose la nuca.

Por enésima vez, como cada vez que él se comportaba pesimista frente a ella, Caro le tomó la mano y se la apretó para reconfortarlo. No sabía cuándo se había vuelto tan natural hacerlo pero hablaba mucho de cuánto se habían acercado últimamente.

-Son errores pequeños.

-No, son errores estúpidos -le replicó Manuel llevándose su mano libre a la cara desesperado, se sentía como un niño de preescolar, pensaba que estaba defraudando a Caro con ese examen. Estaba frustrado.

Ella suspiró con paciencia.

-¿Por qué olvidas lo bueno que hacés y sólo te concentrás en lo malo? Llevas dos tests buenos y sólo te equivocaste dos veces en este último, no sos perfecto Manu, lo hiciste re bien -le sonrío de medio lado sin soltarlo- Y si pensás que son errores estúpidos, eso significa algo: que estás aprendiendo y que ya sabés dónde no cometer el error de nuevo.

-Aún sigo molesto -le contestó asomando un ojo entre sus dedos, a ella le pareció lo más tierno del mundo, sólo atinó a reírse para que él no pensara que se estaba burlando.

-Aprender inglés es difícil, pero no imposible. Atrevete a decirme que es imposible, dale.

Manuel se destapó la cara lentamente y la miró un largo rato, sus manos seguían unidas sobre la mesa de trabajo y ya les estaban empezando a sudar pero no se alejaron, había algo allí, cuando se sostenían, algo que ellos no podían ignorar. Había una conexión. A veces, Manuel decía que le sudaban las manos por culpa del aire acondicionado pero no era esa la razón, era ella.

-¿Sabés qué es imposible? -le preguntó en un susurro Manuel, los ojos le habían empezado a brillar.

-¿Qué?

-Que yo me pueda concentrar cuando tenes esa camisa -murmuró Manuel antes de jalarla hacia él por sobre la mesa con un sonido seco. Sus pechos golpearon contra la madera y el escote quedó al descubierto.

Caro se quedó sin respiración, el corazón le latía a mil por hora. Tragó saliva nerviosa, dándose cuenta de los escasos centímetros que había entre ella y Manuel. Podía oler su perfume, sentir su respiración en el rostro, oír cuando él tragaba con fuerza mientras la miraba con deseo y hambre. Estaba empezando a mojarse de sólo estar así.

Por su parte Manuel sentía que el pantalón se le iba a romper por los pálpitos de su entrepierna, ¿quién iba a pensar que se pondría así nada más por tenerla cerca? Esto estaba empezando a volverlo loco, la quería tener allí mismo. Estaba desesperado.

Podía besarla, estaba seguro que podía hacerlo. Quería hacerlo. Iba a hacerlo.

Se acercó a ella poniendo un mechón detrás de su oreja, acariciando con sus dedos sus mejillas, dejándolos en su barbilla y acercándola. Ya no sólo era sentir sus respiraciones, sino percibir su calor corporal por la cercanía. Ninguno sabía qué estaba pasando pero no parecían querer detenerse. Estaban a un segundo de encontrar sus labios, cuando de pronto un ruido del corredor siguiente hizo que se separaran como si no hubiera pasado nada, y se devolvieran a sus lugares, arreglando su ropa, evitando mirarse a la cara por la vergüenza.

El señor Vainstein se asomó preocupado.

-¿Está todo bien? Escuché que alguien se caía -preguntó por una esquina de la puerta de su habitación.

Manuel se aclaró la garganta que se le había cerrado hace un momento y pensó en una excusa.

—Fui yo, me acerqué demasiado a la mesa cuando hacía los apuntes —le respondió tratando de parecer convincente y despreocupado.

Su papá se echó a reír y así como apareció, se adentró de nuevo en su cueva a seguir haciendo papeleo. Era evidente que le había creído.

Mientras tanto los dos estaban pensando... ¿qué carajo había pasado?

Tan jodida | Replik [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora