XII

1.3K 86 23
                                    

—Muchas gracias, quédese con el cambio —murmuró malhumorada al taxista cuando la dejó a los pies de su apartamento, trataba de ser amable porque él no tenía la culpa de su mala suerte.

—A su orden —se despidió el taxista arrancando.

Caro tampoco quería estar ahí pero se dijo que no había más opciones, en días como esos estar en casa con su familia era lo mejor porque cada quien hablaba de sus problemas y bromeaba hasta que quedaban minimizados, nunca había quedado mucho tiempo enfadada cuando estaba allá y lo extrañaba. Se sintió triste por estar a una ciudad de distancia, y mucho más cuando la semana apenas estaba comenzando y no podía ir a visitarlos.

Manuel estaba siendo un dolor en el orto, un dolor que ella misma se había ganado de gratis al aceptar la propuesta del director. No le faltaba plata, no le faltaba comida, pero ahí fue ella a ayudar a su jefe de buena gente. La paciencia de Caro nunca había sido muy grande, ni con sus niños. Ellos sabían cuándo dejar de dar volteretas cuando la veían fruncir el ceño, sabían que no debían llorar frente a ella porque ya iban castigados. Ellos sabían que no le debían tocar las pelotas y ya. Pero ese pibe de mierda le rechazó su método de enseñanza sin siquiera intentarlo, ¿qué se creía?

La cabeza le estaba empezando a doler y el frío de la tarde se empezaba a hacer presente, no se dio cuenta que ya estaba frente a su puerta cuando buscó la llave bajo la pequeña alfombra y abrió.

No se sorprendió tanto de ver a Mateo dormido en su sofá.

—Matuu, Matuu... —lo empezó a mover, sonriendo cuando él movió sus cejas y las juntó— Mateo, despierta gil.

—¿Qué hay, Carito? —murmuró con voz ronca estrujándose los ojos rojos— Pensé que llegabas acá a la una o dos, me quedé dormido esperando.

—Tengo otro trabajo —le dijo sonriendo, no por el trabajo sino por la cara de sueño de su amigo— Por eso debes llamarme a ver si estoy en casa ahora.

—Dejá que me despierte.

Caro empezó a reír por los estiramientos locos que hacía para despertarse, parecía un ritual maya del renacimiento. Se tocaba la punta de los dedos del pie y regresaba a su posición original, luego movía los brazos hacia atrás y el cuello en círculos. Cuando terminó no duró ni dos segundos para abrazarla y recostarla sobre el sillón.

—¡Me ahogass, rata! —le dijo riéndose, sin separarse de él. Necesitaba justamente esto para sentirse mejor, con Mateo ya se sentía en casa— Voy a vomitar y no he comido nada, es posta.

—Te extrañé hoy, gila —se separó forzosamente de ella y se sentó en posición de indio, Caro no se había dado cuenta que él estaba descalzo y sonrió otra vez.

—Me vas a extrañar todos los martes y jueves.

—A ver, contame qué hace que te separes de tu chikistrikis —rompieron a reír.

—No es qué, es quién —le dijo enigmática, se acordó de Manuel y el ánimo decayó— Le estoy dando clases a tu amigo.

No le gustaba decir el nombre, sentía como si le diera mucha importancia.

Mateo la miró confundido, le empezaron a dar vueltas un montón de nombres, ¿ella creía que él era adivino?

—¿A quién? ¿Valentín? —le preguntó divertido y un poco celoso, aunque quiso ocultarlo dándole un golpe en el brazo.

—Ojalá fuera Valentín —respondió con pesar, Mateo la miró por un largo rato con ideas rondándole la mente, había algo que no le gustaba escuchar eso— No es él.

—¿Entonces quién? No te he presentado a muchos, a no ser... —no quería creerlo pero si no era Valentín debía definitivamente ser...

—¿A Manuel Vainstein? —le preguntó sorprendido.

Caro escondió la cabeza en el pecho de Mateo y asintió rendida.

—El director del cole me pidió que ayudara a su hijo y era Replik.

—Vos debés tener la peor suerte de Argentina, mi amor —susurró divertido rodeándola con sus brazos— ¿Cómo te fue? Él es inteligente, no me flasheo que vaya mal en el cole.

Ella se separó lentamente y no respondió, pero su cara mostraba lo frustrada que se sentía haciendo reír a su amigo.

No pasó mucho para que mientras ella cocinaba y él se sentaba en el taburete le contara lo que pasó en la breve visita en la casa Vainstein.

—... Entonces me dijo que leerlos iba a ser aburrido, como un ortivo bipolar, y le dije que en mis clases se hacía lo que yo decía sin excusas, que dejara de ser forro y me re fui en un taxi —revivir la escena le molestaba más y casi se le cae la milanesa del sartén— ¡Puta madre, estuvo cerca!

—¡Tené cuidado Carito, tengo hambre! —le gritó su amigo parándose, le quitó la espátula de la mano y le hizo señas para que se quitara. Ella obedeció y tomó su lugar en el taburete— Debes caerle de la patada a mi amix, él no es tan así, posta.

—Ah no, de verdad gracias por tu ayuda, ahora me siento mejor, miro al cielo diciendo gracias por todo lo que en la vida me dio —le dijo imitando la canción de Paulo Londra, lo que los hizo reírse un rato — Voltéala, gil.

—¿Cómo es que sabés de música de raperos pero no de nosotros? —le entrecerró los ojos.

—Tenés ahí tu respuesta, las canciones suenan full pero las batallas no mucho para mí —se encogió de hombros.

—Bueh —lo dejó así, tenía razón— Entonces decime qué harás con Manu, porfa no lo dejes morir, sus papás son muy jodidos.

—¿Ah sí?

—Re jodidos, se vuelven locos con las notas, desde siempre le han dicho que estudie y si no estudia le prohíben las batallas. Un día él tenía un examen en el día y una batalla a la noche y no lo dejaron ir para dar el examen.

—No te creo —le dijo mirándolo, pero con lo apresurado que estaba el señor Vainstein cuando la llamó a su oficina se estaba haciendo la idea.

—No es joda Caro, si Manu no da bien los exámenes, no lo dejarán en la FMS, aunque obtenga dinero de ahí. No les importa.

Ahora ella estaba en un dilema.

Comieron hablando de otras cosas pero ella seguía pensando en Manuel y sus papás, cuando se despidió de Mateo en la noche y fue a dormir estuvo mirando el techo largo rato.

¿Ayudar a Manuel o no ayudarlo? He ahí la cuestión.

•••

En estos días he estado medio down y ocupada, alias estresada,

¿algún mensajito de ánimo por aquí?

Ya tengo la historia a la mitad en borradores, pero uno siempre necesita apoyo y un poquitín de autoestima😢

Tan jodida | Replik [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora