IV

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Ahora que estaba sola sin Trueno en este lugar me sentía un poco fuera de lugar, quiero decir, en realidad soy muy sociable pero estar REALMENTE sola y que todo a mi alrededor fuera desconocido me hacía sentir incómoda. Llevé mi vista a los rincones y a las personas corriendo de aquí y allá, preguntándome si esto era sólo una presentación simple o algo grande. Dudaba que fuera taaaaan genial, pero estar aquí por Mateo era apoyo moral de amigos, por poco tiempo que hayamos tenido conociéndonos.

—Hey niña, ¿qué haces allí todavía? Deberías estar en el camerino, está a punto de comenzar —apareció Buba, el guardia de seguridad. Tocó mi espalda para llevarme hasta un cuarto con aire acondicionado— Allá está el televisor, por favor no toques nada y no te muevas de acá. Estaré justo afuera, hay agua, bebida, lo que necesites.

Le ofrecí una sonrisa sincera y le toqué el brazo, susurrándole un gracias. Él me guiñó un ojo y me dejó sola.

Caminé hasta sentarme frente la TV, donde se veía a un hombre musculoso con tatuajes gritando "Ruido, ruido, ruido". Me sorprendí cuando hicieron una toma del público. Había muchísima más gente de la que estaba afuera esperando, todos gritaban fuerte y levantaban sus manos de arriba a abajo. Escuchaba la tele y también escuchaba detrás de la puerta a la misma gente cerca del camerino. Estaba un poco impresionada, lo debía admitir.

Tomé un poco de la botella de agua que estaba al lado, me di cuenta que había comida así que empecé a comer mientras los participantes "batallaban". Esto era increíble.

De pronto llamaron a Trueno y un tal Cacha, se me pusieron los pelos de punta de los nervios. Una parte de mí temía que Mateo no lo hiciera bien o lo arruinara, no tenía cara de rapero. Cuando vino a mí casa sólo pensé que era un chetito excéntrico, hasta un poco turro. Una sonrisa se me formó en la cara cuando empezó a rapear. Boludo talentoso tenía como vecino, wacho. Aplaudí y les grité a los dos, sorprendida de lo que escuchaba y de que estuviera tan emocionada por ver gente batallar. No estaba siendo tan malo después de todo.

Ya todos parecían haber terminado de batallar, pero el que ahora sabía que se llamaba Misio empezó a cebar a la gente. No entendía qué estaba pasando, pero el público gritaba "Papo y Replik". Los mencionados dieron pasos y se pusieron frente a frente.

¿Es que Replik nunca sonreía?

Su mirada estaba concentrada, se movía de un lado a otro, parecía un felino al asecho.

Rodé los ojos. Era un creído y yo estaba ahí viéndolo, y aparte comparándolo con un animal.

Esperaba que fuera un rapero malísimo para poder tener algo de que burlarme cuando llegara a mi casa pero lo que vi en toda la batalla me disgustó muchísimo más. Era bueno, más que bueno.

Es que ya lo odiaba.

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Al terminar el evento Mateo fue al camerino y salté a abrazarlo con una sonrisa.

—¿Puedo permitirme sentirme orgullosa de vos? Mi nuevo amigo es un boludo con clase —le grité al oído en medio del abrazo. Él rió y me sacudió— ¡Paráaaaa, que me estás ahogando!

—Estoy re cebado todavía —me gritó de vuelta sacudiéndome más. Después de un rato de estar riéndonos, me soltó y me miró— Sabía que te gustaría, Caro. Esto es lo que hace este wachín hambriento —me respondió con una sonrisa.

Tan jodida | Replik [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora