En multimedia: Loving you —Seafret.
(Foto por Bleth_vale_fernandez )
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Pensé que al decir esas palabras me arrepentiría al instante, que mi lado razonable me recordaría que, llevamos tan pocos días juntos, es decir, siendo más que amigos. Que a lo mejor es más factible esperar como él me lo ha propuesto cuando lo nuestro sea más estable, pero, es que con él se siente de esa manera, tal vez si se tratara de un chico que recién conozco eso tuviera sentido para mí. Sin embargo, esto que estamos viviendo se siente de toda la vida, tan profundo y verdadero que no hay nada que desee más en el mundo que este momento.
Sam me mira con los ojos entrecerrados, puede que piense que es una broma o que he perdido la cabeza, no hace más de tres horas le agradecía internamente por ir despacio y en este momento le he pedido algo que a lo mejor nos lleva a un punto sin retorno, sí, besarnos, acariciarnos, explorarnos poco a poco nos ha dado cierta comodidad, nos ha ayudado a acostumbrarnos al nuevo puesto que cada uno desempeña en la vida del otro, esto, dar este paso en particular es cruzar los límites. Ser solo piel, podría abrirnos los ojos, porque nos hemos criado como hermanos, lo hemos compartido todo y ya estoy harta de este sentimiento de dudas.
A pesar de las palabras que hemos confesado, de los momentos, de lo demostrado y de lo que se palpa sin necesidad de tocar, quiero estar con él. Lo necesito, quiero sentirme libre al fin de cualquier cuestionamiento, del ir de venir en mi cabeza.
—¿De verdad quieres dar ese paso conmigo?
—He aprendido casi todo a tu lado, desde amarrar mis agujetas, fingir un desmayo, géneros literarios, cocinar como un chef profesional, bailar, hasta cosas más importantes como el perdón, el amor, los sueños. No quiero hacer el amor con nadie más que tú.
—Misty, mírame —me pide porque he bajado la mirada—. No necesitas hacerlo. Sé qué es lo que sigue rondando en tu cabeza.
—¿Sí?
—Sí, bonita. Sé que piensas que esa es nuestra prueba final, que cuando estemos sin ninguna capa uno frente al otro, algo podría ocurrir, algo como sentir que las cosas llegaron demasiado lejos y que se siente incorrecto, raro, prohibido. —Sus manos ahuecan mi rostro y estoy sorprendida, ¿tendrá poderes o algo así?
—Sam... ¿cómo... ¿Cómo lo has adivinado?
—Pues, soy tu mejor amigo, que no se te olvide. Te conozco creo que más que a mí mismo. La única vez que me has hecho dudar fue cuando volví dispuesto a revelarte mi mayor secreto y actuabas como si yo no te importara más que un amigo.
—Pero sí te deseo —las palabras me salen solas. Él me sonríe con ternura y besa la comisura de mis labios.
—Y yo a ti, joder, te he deseado desde aquella vez que cometiste el error de llevarme a que te dijera una opinión honesta de tu bañador. Te deseo tanto, Misty Nixon que me basta verte esos preciosos ojos para tener problemas allá abajo. —Me río, y sonrojo. No puedo evitarlo—. Me excita el solo hecho de probar tus labios, sentir tu piel bajo la palma de mis manos, me vuelvo loco solo de recordar cada mañana cuando abro los ojos que eres mía, bonita. Que ya no tengo que fingir que quiero besarte cada segundo. Pero no voy a tocarte hasta que quieras dar el paso porque deseas estar conmigo sin restricciones y no solo para averiguar si esto que tenemos es real porque lo es, es lo más real del mundo.