Solos tú y yo.

Quítate la ropa.

Amaneció un día caluroso. El sol brillaba con fuerza, reflejándose en las ventanas de la humilde casita. Hermione se despertó sudando, no solo había pasado calor si no que también había sufrido unas cuantas pesadillas. Acarició el cuerpo de Draco, para ver si este se hallaba igual, pero estaba completamente frío y seco, como siempre. Hermione suspiró y se levantó de la cama. Fue hasta la cocina y comenzó a desayunar mientras leía. Cuando ya llevaba un buen rato leyendo, escuchó pasos, sabía que eran los de Draco Malfoy, y eso la hizo sonreír. Aún así le pareció muy raro que lo primero que hiciera el chico al levantarse no fuera ir a la cocina, como siempre. Después de aproximadamente una media hora, Hermione decidió buscarlo.

La cama estaba hecha, y no estaba en el vestidor, en la cocina no lo había visto, en el salón tampoco se hallaba, y solo quedaba el baño, pero, como es obvio, no iba a estar media hora en el baño. Aún así, decidió asegurarse. Abrió la puerta del baño y el vapor caliente de la ducha le entró por las fosas nasales. Cuando consiguió ver a través de ese vapor, lo que vio la dejó paralizada. Como es lógico, Draco se estaba duchando. Y así lo vio la castaña, completamente desnudo. Cruzó las piernas y no pudo evitar ponerse roja cuando sintió humedad en sus braguitas. "Merlín, Hermione, no hagas eso".

Draco se sorprendió al verla, pero no se tapó. Abrió la puerta de la ducha.

- ¿Me puedes coger una toalla, Hermione? - preguntó con naturalidad. Al ver que estaba paralizada y con las piernas cruzadas, concluyó - Oye, si quieres mear no te cortes.

Hermione estaba flipando. Seguro que Draco había tenido tanta intimidad con tantas chicas que le daba igual estar desnudo delante de una.

- ¿Granger? - se preocupó él.

Hermione le lanzó una toalla.

- ¡POR EL AMOR DE DIOS, MALFOY, TÁPATE DE UNA VEZ!

Draco sonrió al oír el motivo de su sonrojo, así que se acercó a ella. Pegó su cuerpo al de Hermione, la cogió de la cintura y le besó el lóbulo de la oreja.

- ¿No te gusta lo que ves? - susurró el rubio.

- Me gusta tanto que me duele verte y no estar en una cama contigo.

Draco se sorprendió tanto que se separó de ella y la miró con los ojos como platos.

- No es verdad... - rectificó ella - No era lo que quería decir.

- Quítate la ropa.

- No.

- Quítate la ropa o te la quito yo.

- Te denunciaría por violación.

- ¿Y a quién se lo dirías?

- ¿Tan desesperado estás por hacer el amor?

- Tú me has visto sin ropa, ahora me toca a mí.