CAPÍTULO 6

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Al acabar las clases, que han sido infernales, vamos a la parada de bus que está a un minuto caminando para coger el bus que nos lleva directos a casa.

–¿Crees que será verdad?- Escucho que le dice Arnau a Sandra mientras me acerco.

-¿El qué es verdad?- Intervengo rápidamente.

-Que el tal Nathan ese, ha pegado a Isaac.- Me dice Arnau.

-Se lo tiene merecido- dice África que está viniendo hacia aquí. -Bajar el volumen un poco que se os escucha desde la esquina.

Isaac por decirlo así, es "el más chungo" del instituto, casi todos le tienen "miedo". Hace unos años se metió en problemas porque en su mochila del colegio encontraron unas bolsas de maría y en consecuencia a esto lo expulsaron dos semanas, pero la verdad es que nunca se supo si realmente eran de él, básicamente porque lo negaba.

Hubo una temporada que me llevaba con él y su grupillo porque estaba en una época un poco mala ya que mi padre se estaba muriendo y no podía hacer nada, quería olvidarme de todo e hice cosas de las que me arrepiento, pero me prometí a mi misma que no volvería a salir con esa gente aunque hay personas con las de ese grupo que sigo saliendo.

Cuando por fin llega Oliver y me saca de mis pensamiento esperamos a que venga el bus y me doy cuenta de que en la parada también está Nathan. Noto como me mira de reojo pero creo que son cosas mías ya que está sobeteandose con otra chica, Nora. El año pasado se corría el rumor de que se lió con medio pueblo siendo la novia de Isaac y éste la dejó porque no quería ser el cuernudo de Cadaqués.

-¿Pero la gente es tonta?- dice Sandra mirando a un grupo de niños empujándose unos a otros para entrar en el bus.

-Cada año igual- dice Oliver.

Entrar en el bus es un sacrificio, la gente te empuja, te chafa, te tira por los suelos, por eso siempre nosotros nos quedamos al final, pero hoy no sé que pasa que no puedo ir para atrás y sin quererlo acabo entrando al bus sin mis amigos. Rápidamente cojo el móvil y les envío un mensaje.

Chicoooss que me están empujando para dentro después hablamos

En la esquina del colegio hay un semáforo que casi nadie ve y este autobús no iba a ser una excepción por lo que da un fuerte frenazo y al tener el móvil en las manos no me da tiempo a cogerme por lo que me estampo contra la pared del bus chafando a un chico con unas bambas Nike, muy bonitas por cierto. Al levantar la mirada me encuentro con el chico tan majo y amable de esta mañana (que se note la ironía) Nathan. Nuestras bocas vuelven a estar a milímetros de distancia otra vez y no me doy cuenta de que le estoy mirando los labios.

-Qué, ¿te gustan mis labios? ¿O solo estar encima de mi?- me dice con el mismo tono de asco que en las escaleras.

-¿Es que no ves que acaba de pegar un frenazo el bus? Si quieres te salto chico, parece que estés enfadado con el mundo, madre mía.- Le digo un poco alterada. Me pone muy nerviosa que me hable con ese tonito, como si le hubiese hecho algo.

-¿Te molesta que te hable así? Aix -dice tocándome la cara suavemente, eso me provoca un escalofrío- la próxima vez si eso te hablo como a una muñequita agradeciéndole que me esté tocando los cojones todo el rato. -Dice aún con más voz de asco. -Parece mentira que estés tan buena y seas así- y añade una cara de asco. Inmediatamente sin pensármelo le planto una bofetada en toda la cara.

-¡A MI TÚ NO ME HABLAS ASÍ GILIPOLLAS!- Le gritó. De repente todo el bus se calla a la vez y se nos quedan mirando. Me hago paso entre la multitud y suerte que un abuelito se levanta del asiento para bajarse en esta parada por lo que aprovecho para sentarme, saco mis auriculares de la mochila, los conecto al móvil, y me pongo a escuchar música metida en mi mundo.

De vez en cuando, voy mirando hacia Nathan para ver que hace y no para de mirar el suelo como ¿enfadado?, pero justo levanta la cabeza y me pilla mirándole, cruzamos miradas y miro para otro lado.

-¡Nathaan! Ya se ha ido la abuela esa que no paraba de hablar. ¡Ven y siéntate conmigo!- le grita Nora desde atrás del bus, a esto Nathan le contesta: -Déjalo Nora, estoy bien aquí.- me vuelve a mirar. ¿Pero que le pasa a este chico?

Mi parada es la última de todas así que veo como se bajan uno a uno del bus y me quedo sola. Faltan diez minutos para las dos, los necesarios para que me de tiempo ir a recoger a mi hermano.

TÚ Y YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora