CAPÍTULO 23

645 27 17
                                    

Después de disfrutar del viento golpeando mi cara, de Nathan rodeando mi cintura con sus grandes brazos y de seguir las indicaciones de éste para llegar a su hogar, entramos a su... ¿casa?

-¡Es enorme esta casa! ¿Es tuya?- digo alucinando entrando en el parking que está hasta dentro de ésta.

-Bueno... digamos que mi madre tenía guardados algunos ahorros y pues...-medio sonríe mientras yo aparco la moto.

-Es genial. No recordaba esta zona con casas tan grandes.-Le digo pensando en cuando pasaba por aquí.

-¿Vienes por esta zona?-me pregunta bajando de la moto y desabrochándose el casco.

-Hace varios meses que no vengo pero Oliver, mi amigo, vive en la casa de enfrente.- Digo repitiendo la acción que acaba de hacer.

-¿Oliver? Oliver. Oliver... no me suena creo- lo sigo mientras entramos a su casa.

-Pero su casa no es tan grande como esta.- Subimos los escalones. -¡UAU! Impresionante- le digo mientras entro mirando todo a la vez. Es una casa moderna con paredes blancas y varios cristales separando las habitaciones, hay bastantes cuadros que encajan perfectamente con la casa repartidos correctamente por ésta, el comedor al igual que todo es inmenso y tiene una pequeña chimenea que hace que el salón sea de lo más acogedor con un sofá pegado a la pared y una mesa central más grande que mi cocina. Y para rematar, por si no fuera poco, por el final de la casa se puede observar una piscina enorme con trampolín incorporado. Increíble.

-¿Laura?- noto que Nathan me habla y asiento- ¿estás ahí?

-No- sonrió- adoro la casa.

-¿Tanto como al dueño?- me río.

-Sí, también adoro a tu madre- se le borra la sonrisa.

-Bien jugado.- Viene hacia a mí y me coge poniéndome en su hombro como un saco de patatas.

-¡Naathaan! ¡PARA!-comienzo a pegarle en el culo.

-¿Te gusta lo que tocas?- me mira sonriendo pícaramente y me río.

-Ya te gustaría.-Le digo siguiéndole el juego y veo como sube unas escaleras. Me pregunto cuantas cosas más habrá en esta casa.

Me mete en una habitación que supongo que será la suya y me sienta en una cama donde al lado hay una mesita de noche con una lámpara y una muñeca de juguete.

-Veamos- me coge de la barbilla y se acerca, eso hace que el corazón me bombee más rápido de lo normal y que me sonroje. Me mira el labio partido y pone muecas mientras va cambiando de posición haciendo que me ría y en cuanto se da cuenta me mira a los ojos y sonríe haciendo que me derrita por dentro. -Iré a por el botiquín, tiene mala pinta- desaparece por la puerta pero no antes sin que yo le pueda echar un vistazo a su cuerpo.

En cuanto se va aprovecho para observar la habitación, está bastante vacía para haber estado viviendo más de un mes pero puede que le guste así, simple. Tiene unos cuadros de diversas ciudades repartidos por las paredes y un espejo en la puerta del armario al lado de una televisión bastante grande. Tiene varias fotografías repartidas por la habitación pero en ninguna de ellas veo una figura paterna, solo salen su madre, una niña pequeña y un chico un poco más mayor que yo, y en algunas parece que el papel esté recortado a posta para eliminar a la persona que salía junto a ellos.

-Aquí estoy- me mira y me recorre con la mirada hasta llegar a mis manos, las que sostienen una de las fotografías, la más bonita y misteriosa de todas. Sale él abrazado a una niña pequeña y su madre al lado mirándolos como si fuera lo más bonito del mundo... -¿No te han dicho nunca que está mal coger las cosas que no son tuyas?

-Yo...- intento decir.

-Siéntate- me dice borde. -Te curo esto rápido y te vas, que tiene que venir mi hermana.

-¿Es ella?- pregunto dejando la foto donde estaba y señalándola.

Asiente. -Va, que no tenemos toda la noche- me suelta cuando estoy sentándome.

-Mira si te pones así me voy- hago el intento de levantarme pero me coge del brazo y me vuelve a sentar.

-Dudo que te hayas metido en peleas antes y te sepas curar eso- me dice mirándome el labio.

-Te recuerdo que no me conoces y tampoco hay que ser Einstein para curarse un golpe- le digo casi escupiéndoselo.

-Bien, como quieras- se echa para un lado.

-Bien- me levanto de la cama enfadada y paso por su lado, no antes sin darle con el hombro. Será cabrón.

Salgo de la casa pegando un fuerte portazo y me doy cuenta de que como no me de prisa llegaré muy tarde a casa y Anna seguro que ya está allí. Así que cojo el primer bus que pasa y mientras me lleva a casa observo el bonito atardecer que hay.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 25, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

TÚ Y YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora