1

2.7K 77 22
                                    

-Rita, en un par de días voy a tener que salir a una pequeña ciudad no muy lejos de aquí, iré por unos 15 días y tu señorita te vas a ir a quedar con tus abuelos.

-Papá, puedo cuidarme sola... solo déjame las tarjetas de crédito.

-Que viva saliste señorita, vamos a comer y de paso me acompañas a comprar unas cosas antes de irme a ese viaje.

-Papá, yo no quiero...

-Vamos, vamos Rita.



Santiago después de aquella tarde de compras, se encontraba haciendo la maleta para ir a esa pequeña ciudad, iba como un favor, un favor que uno de sus amigos le pidió. Él le había comentado que había una mujer que necesitaba ayuda médica ya que no recordaba nada y a parte se encontraba embarazada.

-Rita, espero que ya te encuentres haciendo tus maletas para ir con tus abuelitos – gritaba mientras acomodaba todo lo que faltaba.

-Sí, ya falta poco.

-Esa es mi pequeña.



En otra parte...

Toda la gente por donde vivía era muy dulce y cariñosa con ella, a pesar que no podía recordar nada de su vida, solo desde que abrió los ojos y Federico su amigo le explicaba como la había encontrado.

-Carmen, hija deberías estar descansando, falta poco para que tengas a tu bebé en tus brazos.

-No se preocupe Doña Josefa, que este bebé va salir todo un guerrero – decía mientras le sonreía a la viejita que la adopto como una nieta más.

-¿Y tienes un nombre en mente?

-Sí, me gusta uno que no sé porque, siempre lo tengo en mis sueños, pensamientos y en todo, se llamara Leo.

-¿Leo? No será ¿Leonardo?

-Yo creo que... - fue interrumpida por Federico.

-Carmen, Doña Josefa... les... tengo...

-A ver muchacho loco, respira primero.

-Gracias, solo para decirte Carmen que en dos o tres días aquí vamos a tener al doctor que te ayudara.

-En serio, no lo puedo creer.

-Ya ves muchacha, pronto vas a saber quién eres – Doña Josefa agarraba su cara mientras las dos se sonreían mutuamente y Federico las abrazaba.

Ya no queda nada 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora