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Santiago miraba la interacción de Yesenia con Camila, aunque le había dicho que guardara silencio y que en su momento iba a platicar con ella, Yesenia no podía ocultar su emoción de estar con Camila, después que regresara de con doña Josefa, Camila se dedicó hablar con Yesenia, aunque no recordaba a Yesenia, podía ver que su amistad seguía como si nada, como si aquel accidente nunca paso.

-De verdad, si no me crees pregúntale a Santiago – cuando escucho que Camila lo nombraba en su plática, dejo de lado sus pensamiento y enfocarse en la plática de ellas.

-Creo que no escuche bien la plática – un poco avergonzado las miraba.

-Que te conté que doña Josefa por poco y le habla a un cura por los movimientos de mi bebé, que se asustó.

-Ah, sí es cierto, es que ese bebé se mueve mucho.

-¿Y ya tienes nombre para tu bebé? - preguntaba Yesenia mientras tocaba su vientre, sentía una emoción especial. Esperando la respuesta de Camila tomo el vaso de agua y le dio un trago.

-Sí, se va a llamar Leonardo.

Yesenia no pudo con el nombre por lo que provoco que se ahogara, Santiago rápido se acercó para ayudarla, Camila igualmente se acercó para tranquilizarla.

-Lo siento, es que no pude pasar el agua.

-No te preocupes, ¿pero segura que te encuentras bien?

-Sí, mejor platícame de ese nombre.

-Me enamore de ese nombre, y como me enamore de ese nombre deseo que mi hijo lleve ese nombre.

-Tal vez será porque... - no pudo terminar por dos razones, la primera por como la miro Santiago y por la llegada de su tía.

-Aquí traje un poco más de agua, para que estén frescos y tu muchacha mejor dame lo que te pedí para mi Carmen.

-Por supuesto, deje voy por ellos.

-Te ayudo si quieres, solo deja voy por un libro a mi cuarto y ahorita regreso – Camila se apuntó para ayudarle a Yesenia con lo que iba a llevar a su tía, aunque llevaba poco con Yesenia, sentía su buena vibra, su amistad, su emoción.

-Claro, aquí te espero.

Mientras esperaban a Camila que bajara, Yesenia y su tía platicaban de los regalitos y de su estadía, Santiago se frotaba las manos y pensaba en todo lo que se iba a venir después de que Camila supiera todo, pero fue interrumpido por un grito que hizo que sin esperar a las dos mujeres saliera corriendo a donde estaba Camila.

No podía creer lo que miraba, Camila se encontraba de pie con un libro en la mano y la otra tocando su vientre. En sus piernas corría un líquido que ellos sabían que era, a pesar que faltaba semanas, no dudaron en ponerse tensos.

-Creo que acabo de romper fuente – asustada y mirando a Santiago, sus lágrimas empezaron a salir –Aun no es momento, no es momento, no es momento – repetía mientras dejaba caer el libro y se frotaba el vientre. Yesenia y doña Josefa corrieron para sostenerla y tranquilizarla.

-Tranquila, primero debemos... - Santiago le agarraba la cara y le quitaba algunos cabellos de su rostro.

-Quiero que mi hijo este bien, no le puede pasar nada.

-Respira, te juro que no le va a pasar nada, ¿confías en mí? Necesito que me ayuden a llevarla a su cama, creo que no va a tardar en nacer este bebé y no vamos a llegar al hospital más cercano.

Yesenia y doña Josefa con ayuda de Santiago la llevaron a su cuarto para recostarla, Santiago corrió por algunas cosas que él sabía que iba a necesitar, agarro su celular tratando de hablarle a Federico que se había retirado después de dejar las maletas.

Ya no queda nada 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora