Yesenia no pudo extender su mano porque su cuerpo no le respondía, no podía creer lo que sus ojos miraban, era Camila. No pudo contenerse y con lágrimas en los ojos que empezaban a salir, se fue acercando para poder abrazarla pero al voltear abajo, su vientre era grande, era ella la que su tía le había hablado y había pedido cosas para el bebé.
-¿Co... co... cómo puede ser posible?
-No le entiendo, pasa por favor, Doña Josefa se encuentra con Santiago.
-Pero eres tú, eres tu... me permites abrazarte.
-Ah, claro... ¿Por qué no?
Al ver que Camila no regresaba y se escuchaba una mujer llorando, Santiago no espero más y se levantó a ver que sucedía, tenía que tener cuidado con Camila. Llegando a la puerta y ver la imagen que encontró, se puso alerta, Yesenia no podía decir nada aun.
-Camila, ¿Cómo es que estas aquí? ¿Qué te paso? – dejo de abrazarla para tomarle las manos y con lágrimas preguntarle, no podía creer lo que miraba, era Camila, Leonardo no sabía la sorpresa que se llevaría al ver la persona que ella estaba tocando, su familia, sus amigos, todos. Daba gracias a todos los santos por lo que estaba viviendo.
-Creo que me esta confundiendo...
-Yesenia, ¿no te acuerdas de mí? Soy tu amiga, soy tú...
-Yesenia, ¿Qué haces aquí? – Preguntaba Santiago que se ponía a lado de Camila y le tomaba el hombro – Carmen, doña Josefa te necesita creo, puedes ir con ella.
-Claro, bueno ahorita seguimos hablando... Yesenia, deja de llorar, tranquila – acercando su mano a la cara de Yesenia, Camila le quitaba las lágrimas – Pasen, siéntense ya vuelvo.
-Aquí estaré, no me iré, te voy a esperar – decía Yesenia con una sonrisa - ¿Santiago que haces aquí? ¿Qué es todo esto de que se llama Carmen? ¿Qué sucede?
-Debes guardar silencio, necesitamos hablar pero será cuando ella este dormida, me vas ayudar, necesito de tu ayuda con ella.
-Claro, cuenta con eso.
-Todo se volvió una bomba de tiempo. Todo va a estallar si no actuó rápido – se decía Santiago mientras miraba a Yesenia y ella le devolvía una cara de preocupación.
Emmanuel se encontraba mirando algunos correos, sabía que necesitaba salir de aquel encierro pero para el aún era doloroso. Mientras miraba un correo de un amigo que necesitaba ayuda suya, escucho como su celular empezaba a sonar, al ver quien le habla, noto que era desconocido y así sin más contesto.
-¿Si? ¿Quién habla? – pregunto sin dejar de ver el correo.
-Emmanuel, soy Agatha.
-¿Qué? – respondió sin poder creer quien era la persona que le llamaba.
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Ya no queda nada 2
Random¿Cómo soportar una tragedia, algunas muertes y varios corazones rotos? El destino seguirá contestando tus preguntas.