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Santiago aquella mañana se levantó temprano para repasar todo lo que había pasado la noche anterior, un poco del accidente, el nombre de Emmanuel y por supuesto Leonardo, el nombre del hijo que llevaba en el vientre.

Aun no sabía la manera de decirle toda la verdad a Camila, que su nombre no era Carmen, que ella estaba casada aunque la dieron por muerta, que su hijo tenía un padre, no podía decirle todo de golpe, a ella le afectaría y más en su estado. Santiago mientras bajaba a la cocina a prepararse un café noto que Doña Josefa se encontraba sentada tomando café con un pan de dulce.

-Doctor, ¿Cómo se encuentra? – le preguntaba con una sonrisa en los labios, sentía que podía hablar con el sobre las pesadillas de Carmen. Era buen momento, ella se encontraba dormida y podía platicar a gusto con el doctor.

-Muy bien, muchas gracias por el hospedaje.

-No se preocupe, mejor siéntese para servirle un café y por su puesto un panecito.

-Creo que cuando regrese a mi casa mi hija se va a sorprender como llegare – decía mientras tomaba un poco de pan y soltaba una pequeña carcajada.

-Pero si yo lo veo muy guapo, me gusta mucho para mi Carmen.

Santiago al escuchar eso no pudo controlar la tos que fue ocasionada por el pedacito de pan que había comido, Doña Josefa al ver que tosía se acercó rápidamente a darle unos pequeños golpecitos en la espalda. Siguió así hasta que noto en el mismo se tranquilizaba.

-Ay, doña Josefa... por poco y aquí pasa un accidente mayor.

-Discúlpeme es que soy bien sincera, de nuevo una disculpa.

-No se preocupe pero eso lo que dice no creo que se pueda cumplir.

-¿Por qué? Si ya los veo en unos años en una casita con bebecito en brazos y un perro. Claro por supuesto yo iré todos los días – doña Josefa tomo la mano de Santiago y se la apretó mientras le sonreía, esa idea le gustaba.

-Carmen es una mujer casada.

-¿Qué dice doctor? Yo...

-Carmen no es su nombre verdadero, su nombre es Camila y su esposo se llama Leonardo. Ella tiene una vida que la espera, disculpe que le diga de esta manera pero usted debe saber ya.

-El nombre del bebé, las pesadillas y como lo llamaba en sueños – susurro doña Josefa mientras se sentaba y miraba a Santiago – No lo puedo creer, ¿Por qué me dice todo esto ahora? ¿Qué pretende doctor? ¿Qué mi Carmen, mi nieta sufra por sus declaraciones?

-Doña Josefa, ella...

-Ella nada, debe medir sus palabras doctor, ella está embarazada, ¿Cómo cree que tome lo que usted dice? ¿Además quién es usted para decir todo eso de mi Carmen? Le suplico que no trate de volverme loca, hace unos momentos le decía lo que me gustaba para mi Carmen y ahora usted sale con todo eso, le repito ¿Quién es usted?

-Yo soy un buen amigo de Camila, yo fui su doctor y nos volvimos amigos, ella el día que se casaba su propia amiga le arruino el día que debió ser mágico para ella, su amiga la subió a una camioneta y desgracia mente más adelante tuvieron un accidente, su familia, su esposo y amigos aun no superan su "muerte" ahora la pregunto a usted, ¿Cómo cree que me siento cuando descubrí a Camila, al saber que estaba viva y con un bebé, que sobrevivió?. Le repito disculpe si se lo dije así, pero necesitare ayuda. Yo sé que usted la quiere mucho pero...

-Ella estaba muy mal cuando la encontramos, Federico fue el que me llevo a ella... yo... yo... no quiero recordar, es muy doloroso recordar como la encontraron, mi nieta porque es mi nieta y ese bebecito sobrevivieron de milagro, todo su cuerpo, su carita. – Santiago al ver como doña Josefa empezaba a llorar, se acercó y le tomo la otra mano.

-Yo sé que es doloroso pero ella debe saber la verdad, yo sé que no le puedo decir de golpe toda su vida anterior, más porque esta ella empezando a recordar nombres como ayer sucedió.

-¿Qué sucedió? ¿Todo bien con mi Car... Camila?

-Sí, fue un algo importante lo que recordó.

-Solo espero que ella pueda con todo lo que viene.

-Claro porque nos tendrá, yo estaré con ella para que Camila vuelva a su vida.

Santiago y doña Josefa no notaron que la persona de la que habían estado hablando iba bajando para ir por agua y un chocolate, su bebe lo pedía y ella iba a complacer a su bebé pero al llegar a la entrada de la cocina, escucho que hablaban mucho de una Camila, decidió entrar y preguntar para saber si podía ayudar en algo.

-¿Quién es Camila? ¿Puedo ayudarles? – Pregunto mientras sonreía y miraba a los dos – Bueno pregunto no era para que se pongan pálidos, tranquilos.

Ya no queda nada 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora