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Yesenia se encontraba sentada en una de las dos maletas que llevaba con ella, después del viaje necesitaba con urgencia un baño, una buena comida, ya que era tarde y no había desayunado nada. Esperaba que alguien contestara en la casa de su tía, necesitaba que alguien le ayudara.

-¿Bueno?

-¿Disculpe, se encuentra mi tía? Soy Yesenia.

-Buenas tardes, disculpe que ella no conteste pero ahorita no va a poder tomar su llamada ya que esta con Carmen y el doctor Santiago.

-Bueno mira...

-Federico, mucho gusto.

-Bueno Federico, ¿Me podrías ayudar para llegar a la casa de mi tía y darle la sorpresa?, tengo dos maletas enormes y necesito ayuda.

-Claro, solo dígame donde está.

-Me encuentro en una plaza que debe estar... - ella le dio indicaciones de donde se encontraba, aunque sabía que le no podía perderse porque sabía todo.

-No se mueva, ya voy por usted.

-Muchas gracias, aquí lo espero, me va a ubicar fácil por las dos maletas.

-De acuerdo, no tardo.

-Gracias Federico.

Cuando Federico salió de la casa de Doña Josefa, tomo camino para la plaza, después de llegar y saber dónde estaba Yesenia, se acercó y se saludaron mutuamente, él se ofreció a llevarse las dos maletas ya que al verla se notaba que tenía un buen de cansancio.

-¿Y cómo es la tal Carmen? Pregunto ya que mi tía me pidió regalitos para su bebé.

-Es muy buena persona, desgraciadamente necesita ayuda pero ya está con nosotros el doctor Santiago, que como usted viene de por allá.

-En serio, bueno ya mejor no pregunto por ella y me espero para conocerla, y mira que tengo mucha curiosidad.

-No se preocupe, va ver que ella le va a caer bien.

-¿Mi tía sabía que venía por mí?

-No, como usted dijo que quería una sorpresa, no dije nada.

-Muy bien, espero que le guste mi llegada.

Caminaron hasta llegar a la casa de su tía, era muy bonita, recordaba buenos momentos de su infancia con su adorable tía.

-Mire ya llegamos, pase que su tía se llevara una sorpresa.

Yesenia y Federico iban entrando a la casa, pero primero se peinó y se pasó las manos por su ropa, abrió la puerta con cuidado mientras miraba como Federico sonreía por su ocurrencia.

Pero la persona que también estaba abriendo la puerta no era la que esperaba, sentía que su corazón latía mucho, un escalofrió pasaba por todo su cuerpo, no podía creer lo que sus ojos miraban.

-¿Camila? ¿Eres tú? – Pregunto mientras se llevaba las manos a la boca – Creo que me voy a desmayar.

-Tranquila, mi nombre es Carmen – respondió mientras estiraba su mano a Yesenia y dejaba que pasara Federico con las maletas, aunque tampoco paso en blanco el nombre que dijo, ya había escucho de ese nombre por Santiago y Doña Josefa, ahora ella la confundía con ese nombre.

¿Quién es Camila?

Ya no queda nada 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora