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Santiago caminaba al lado de Carmen, después de la pequeña platica en el patio, Carmen se ofreció ir a comprar algunas cosas que faltaban para la cena, decidió invitar a Santiago para enseñarle la plaza y a la vez caminar.

-Así como te digo Santiago, este niño yo creo que va ser futbolista porque patea demasiado y cuando doña Josefa me toco el vientre cuando el pateo, se asustó tanto que por poco le habla a un cura – le decía mientras los dos soltaban una carcajada.

-No lo puedo creer, pero lo bueno es que no hubo cura.

-Ella es todo como una mamá, nos quiere a mi bebé y a mí como si ya fuéramos de su familia.

-He notado ese amor que les brinda.

-Yo le he dicho a Emmanuel...

-Carmen dejo de caminar y su mano la llevo a su cabeza ya que después de decir ese nombre le dio un pequeño dolor con mareo. Santiago al ver lo que pasaba, la agarro y la llevo a sentarse a una banca de la plaza.

-Cami... ¿Carmen te encuentras bien? - pregunto al ver como se ponía pálida, le preocupaba eso por su bebé.

-Yo... yo... yo no sé porque dije ese nombre, fue como un rayo.

-¿Qué más recuerdas? ¿Te acuerdas de otro nombre?

-No lo sé, solo a mi cabeza llego ese nombre... Emmanuel, ¿Usted cree que acabo de dar un avance al recordar ese nombre.

-Yo creo que si – mirándola solo asintió con la cabeza, pero en su mente sabía que poco a poco ella iba a saber toda la verdad y todo cambiaria para todos.

-¡Hijo! ¡Que gusto que ya bajes a cenar con nosotros! – decía la madre de Emmanuel al verlo bajar aún con pijama y sin arreglarse pero para ella era un avance, solo necesitaba un empujoncito para salir de ese estado.

-Mamá, solo baje por un poco de agua, no tengo ganas de cenar.

-Hijo por favor, acompáñanos a cenar mira que por casualidad hoy hicimos tu comida favorita.

-No mamá, no tengo apetito.

-Hijo, no sé qué más hacer para abrirte los ojos.

-Déjame solo.

Su familia solo lo miraba como se retiraba a su habitación, ya no sabían que hacer para que el volviera a ser el mismo, saliera y volver a ser el mismo.

A fuera de la casa se encontraba una camioneta que miraba con detalle todo, miro como se prendió un foco arriba, miraba sobras que pasaban por la sala, todo miraba, todo con detalles, sabía que aún no era momento de salir y tocar la puerta, pronto volvería a estar frente a frente con Emmanuel. Aun se debían unas palabras.

Ya no queda nada 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora