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El bebé era el rey de aquella casa, todos estaban enamorados de él y nadie quería separarse de tan hermoso bebé.
Yesenia no podía con la emoción de ver a su amiga en la faceta de mamá y ver con la ternura que cargaba y miraba a su hijo, igualmente sentía un poco de culpa ya que después de aquel día. Leonardo trataba de comunicarse con ella pero solo escondía el celular y dejaba pasar la llamada.
Durante ese tiempo Santiago no paraba de consentir a Camila, cargaba al bebé mientras dormía un poco, le cantaba, lo sacaba un poco a qué le diera el sol. Yesenia sentía que el no solo era un amigo para Camila.

-¿Cómo te sientes nueva mamá?- preguntaba Yesenia mientras sostenía al bebé.
- Me siento muy bien, gracias a ustedes que se encontraban aquí y por su ayuda, mi bebé y yo estaré eternamente agradecida.
- Al contrario, gracias a ti por dejarme presenciar un maravilloso encuentro de madre - hijo. Fue lo mejor que pude presenciar, menos los dolores - le contestó mientras las dos reían de ese pequeño chiste.
- Por cierto, entre tanto que estaba con dolores, note que te encontrabas hablando con celular y que Santiago te lo quito. ¿ Todo bien con la llamada? ¿ Era tu novio?
- Yo... Todo bien con la llamada, solo que en ese momento me quedé como una estatua, después hablaré con la persona que hablaba en ese momento. No pasa nada.
- Le puedes decir que tu nueva amiga estaba pariendo y que una disculpa - Camila reía mientras Yesenia en su mente pasaba que si Leonardo supiera todo esto, se volvería loco.

Ya no queda nada 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora