Capítulo 1: Aquél día...

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Flora se sentía de maravilla, no sólo por que era fin de semana, y tampoco por que faltaban dos semanas para salir de vacaciones, si no por que hoy era el décimo noveno cumpleaños de su mejor amiga Layla. Le tenía un regalo único y maravilloso como ella, sabía que a la morena le encantaba el baile y hacer ejercicio, siendo una persona total y absolutamente hiperactiva. Había ahorrado lo suficiente para comprarle las zapatillas de ballet que alguna vez vio en Magix y le encantaron, pensando que sería el regalo ideal para su amiga.

Se metió al baño a asearse, diez minutos después ya estaba lista con una falda azul y un top de manga larga rosado, un moño de color azul en su cabello y zapatillas del mismo color. Tomó su bolso ya con el dinero y el móvil en el.

― Buenos...

― Buenos días Bloom, adiós ― se despidió la morena saliendo a toda prisa de su cuarto, ya que Bloom seguía siendo su compañera de habitación durante todo este tiempo. La pelirroja la miró un poco extrañada y volvió a cubrirse con las mantas hasta la cabeza para dormir un poco más, era muy temprano para ella.

Flora tomó el bus para llegar más rápido a la cuidad, unos minutos después bajó y se dirigió al centro comercial, miró con cuidado las tiendas hasta llegar a una de zapatos, miró al vitral y ahí estaba el precioso regalo para Layla. Abrió la puerta de la tienda y una señora de edad un tanto avanzada la atendió amablemente preguntándole que deseaba escoger. Flora le dijo que deseaba llevar las zapatillas de ballet de un tono azul agua, la señora asintió y tomó las zapatillas, las guardó en una caja correspondiente. Flora pagó y la señora le agradeció por su compra.

La chica salió del local y se dirigió a una tienda de regalos, pidió que adornaran la caja de las zapatillas de un tono azul turquesa con puntos rosas y un lazo de un azul más profundo. ¡Quedó increíble! Y de seguro a Layla le agradaría.

Salió luego de pagar a la chica que le atendió amablemente. Y ahora era momento para dirigirse a Alfea, unos cuantos minutos más tarde, Flora llegó a su escuela, escondió el obsequio detrás de su espalda cuidando de que no se viese, llegó a su recámara viendo a Bloom peinarse ya vestida.

― Saliste con urgencia ¿eh?

― Si. Perdóname, pero tuve que conseguir el regalo perfecto para Layla ― se lo mostró.

― ¡Wow! Flora... Te luciste. A Layla le encantará ― sonrió la pelirroja.

― Ya sé. Lo ocultaré aquí y más al rato cuando sea la fiesta se lo daré.

― Por cierto, sus padres y primos vendrán, además de que invitamos a Crystal. Dijo que sería una ocasión para juntarse y conocernos a todos ― aclaró Bloom mientras terminaba de ponerse un broche en el cabello.

― Vaya, últimamente pasan demasiado tiempo con ella desde que nos la encontramos en Linphea ― dijo con una sonrisa un tanto falsa.

― Claro, es de la realeza.

― Ah. Ya veo ― la joven morena se dedicó a dejar su regalo en su mesita de noche. Tenía aproximadamente que se habían encontrado con Crystal hace tres semanas, y la verdad es de sentía que sus amigas la estaban dejando un poco de lado, pues siempre mencionaban a la princesa y lo genial que era.

Stella era la más entusiasta, pues compartían gustos similares por la moda. Bloom le encantaba aprender cosas nuevas con ella y le enseñaba algunos modales reales. Musa le gustaba escucharla cantar, tenía una voz preciosa, con Tecna le ayudaba a veces en sus aparatos tecnológicos y de vez en cuando chateaban por videollamada. Y Layla, ella le enseñaba algunas coreografías y se la pasaban riendo.

Sí eso hacía Krystal con sus amigas no quería imaginarse lo que hacía con los especialistas. Decidió leer un rato su libro favorito hasta el momento: Reina de Hielo.

𝔽𝕣𝕚́𝕒 𝕔𝕠𝕞𝕠 𝕖𝕝 𝕙𝕚𝕖𝕝𝕠 ❆╎𝒇𝒍𝒐𝒓𝒂 & 𝒉𝒆𝒍𝒊𝒂.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora