Find You ; jjk

Capítulo | 11

Me desperté por un ruido en mi oreja. Me muevo con incomodidad, me hallaba algo apretujada. Miro a mi izquierda encontradome, con el motivo de mi prematuro despertar, Zoe. Estaba roncando y abrazaba mi brazo. Ha tenido pesadillas, eso seguro, porque no estaría durmiendo a mi lado en este presiso momento, si no fuera por eso.

¿En que momento se habrá pasado de su cama a la mía?

Misterio sin resolver, no me di cuenta de eso o tengo el sueño pesado o Zoe actuó como un ninja sonámbulo.

Di un bostezo y observo la hora en mi móvil. Era temprano, tenía una hora a que mi alarma sonará.

Se me ha quitado el sueño. Decidí levantarme con sumo cuidado de no despertar a doña ronquidos. Fui a la cocina y busqué en el refrigerador la pizza que sobró ayer. Saqué un trozo y lo puse a calentar en el microondas.

Me acerqué a la ventana y mire el cielo. Este tenía un color celeste intenso. Me gustaba mirar el cielo en un mañana, pero ni siquiera yo misma sé porqué no me gusta hacerlo cuando hay un atardecer, lo único que sé esque me da nostalgia, me da tristeza a cambio de algunas personas que es todo lo contrario.

Me quedé varios minutos observando que ni siquiera me percate que ya había acabado el tiempo en el microondas. Me alejo de la ventana y doy unos cuantos pasos para acercarme al aparato y sacar mi comida. Dejo el plato sobre la isla de la cocina y me siento.

La cafetera automáticamente hace un ruido extraño y se enciende sola. En unos minutos siento el olor a café en mis fosas nasales, así recordando de inmediato, que debo hacer algo hoy.

Me da un vuelco en el estomago de solo recordar y yo pensaba que era parte de una ensoñación.

Mi madre, entra a la cocina y me mira con el ceño levemente fruncido. No esta lista para ir a trabajar; lleva la bata de dormir puesta, tiene el cabello húmedo y esta pálida, más de lo que es.

—Un desayuno lleno de proteínas para la próxima, Kim —pasa por mi lado y me besa la mejilla, me alejo un poco —¿Como amaneció mi terroncito de azúcar? —dice de espaldas sirviéndose una taza de café.

Intento no decir nada cuando me llama de esa forma, tanto ella como yo, sabemos muy bien que lo hace para molestarme. Mi madre y Zoe, dicen que soy muy dulce, sarcásticamente hablando, claro esta.

—Bien, creo —me encojo de hombros, pasando por alto la forma en la que me ha llamado —Ni siquiera sentí a Zoe pasarse a mi cama esta noche.

—Pesadillas —dice más para si misma —¿No te ha dejado dormir que estas aquí tan temprano? —indaga.

—Ni siquiera me di cuenta que estaba a mi lado —le doy una mordida a la pizza —, he despertado hace media hora, se me ha quitado el sueño —Mi madre niega con la cabeza al escucharme hablar con la boca llena.

Se sienta frente a mí y charlamos de cosas triviales. En el momento que podemos, entablamos conversación, y me gusta poder saber más sobre su vida diaria, aquella en donde no estoy presente.

La contempló con atención. Tenemos el mismo color de piel. Su cabello es castaño oscuro al igual que el mío, pero me di cuenta que se lo ha aclarado un poco y le sienta bien.

—Oye doña, miro a mi madre como si fuera un bicho raro —suelto una risa, debo parecer una loca mirándola fijamente —, se te hará tarde, desde aquí escucho tú alarma.

Me levanto y voy a la habitación, no sin antes darle una última mascada a mi pizza, escucho a mamá quejarse y voy a pasos rápidos a pagar la alarma.

Entro a la habitación y Zoe estaba sentada en la cama, frotandose los ojos. La observó con cautela antes de ir a buscar mi ropa.

—Espero que no te haya...—escucho que dice a mis espaldas, pero la detengo.