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Capítulo | 21

«JungKook»

Debido a que hubo un mal cálculo, para no decir que se me olvidó poner la alarma, me he levantado tarde. Además, que lastimosamente no tengo a nadie más que lo haga aparte del despertador, en esta casa.

Mientras corría hacia el paradero del autobús, deseaba poder haber despertado en casa de mi tía Suni. Ahí es mucho más seguro mi despertar que aquella casa a la que debería sentir como un hogar. Que su nombre es tan ajeno a su significado en sí. Recordando aquel momento, en que, para variar, me encontraba solo. Busqué en el diccionario de la biblioteca de la sala de estudio, la palabra hogar. También me la había explicado Yoongi en su momento, su forma de expresarse la entendí mucho mejor que en ese viejo diccionario.

“Casa y hogar, no poseen significados idénticos aunque a veces lo parezca. Cualquier idiota sabe eso.”

Su voz sonó en mi mente al momento de recordar cuando le pregunté qué diferencia había.

Me hubiese gustado sentir aquella sensación de compañia y fortaleza en casa. Sin embargo, solo hay vacío entre tantos muebles, fotografías viejas, cuadros decorando algunos rincones, floreros de colección, con tal vez algún significado especial. Y por más que tenga lo que debe tener una casa, es un lugar sin vida, sin la sensación de hogar. Como cuando esta toda la familia reunida, poder intercambiar palabras, risas.

Lo único que viene a mi cabeza es la palabra, vacío.

Aquella sensación hogareña, la percibo en casa de mi tía Suni y me agrada. Sentir que estas acompañado, sentir la calidez de ello. Poder compartir palabras. Poder entregarnos seguridad, confianza.

Al estar en casa, solo me brinda un techo, un refugio.

Creo que la razón por la cual sigo viviendo prácticamente solo, es porque aún los espero, espero percibir aquella compañía y fortaleza por parte de ellos. Aun me queda de aquella ilusión de poder estar en familia, que al estar juntos me brinden lo que es estar en un hogar.

Y sé que no gozo de paciencia, en cuanto a esperar por largo tiempo se trata.

Sé que algún día llegará un límite.

Observo la hora en mi móvil. Me doy cuenta que ni siquiera alcancé el autobús escolar, viendo así lo tarde que iba a llegar a la escuela.

Luego de haber subido a un autobús que me dejara cerca del establecimiento. Me encontraba caminando a una cuadra de mi destino.

Al ver la escuela, me da cierta incomodidad. De solo recordar que las prácticas para la competencia estaban muchos más pesadas. Me hace querer dar media vuelta y regresar a casa.

El profesor Roger, se pone mucho más exigente. Sobre todo si se compite con la escuela rival. No es a mi a quién le importa ganar, si no, a mis compañeros y a mi padre, quién se siente muy orgulloso de mis triunfos con el equipo.

Dando un supiro, llego hacia la entrada. Al entrar veo el pasillo desértico, no había nadie.

No debía soportar las miradas de las demás personas, pero si tengo que estar en detención.

En el momento de abrir la puerta, el señor John despega su mirada de la computadora y la centra en mi. Me adentro al lugar percibiendo la mirada de las siete personas presentes, reconozco solo a uno; Loyd Hallen. Él me observa de manera interrogativa, creo que pasa más tiempo aquí que en un salón de clases, así que he de suponer que mi presencia aquí es algo atípico ante su vista.