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Capítulo | 27

Mi despertar se volvió aún más pesado. Sentía que había dormido pocas horas, cuando en realidad dormí más de lo habitual. Mi cuerpo estaba cansado, o así lo percibía yo, me costó desenredarme de las sábanas. Tenía una mala percepción de que no será un agradable día.

A veces quisiera estar equivocada o que fuese simples ideas de mi cerebro.

Vamos, piensa positivo Kim.

Hago lo posible por peinar mi cabello, para que se vea lo más ordenado posible.

Me digno a ir a la escuela, casi ha sido una semana, casi. Sabía que no debía haberme confiado mucho de mi misma, mi holgazanería decidió por mi. Estoy siendo esclava de ello.

Viendo por última vez mi rostro con ojeras pronunciadas, decido salir del baño de una buena vez. Abro la puerta encontrandome a mi hermana con el ceño fruncido, sin decir nada me hace a un lado, prácticamente me corre del lugar para entrar al baño.

Creo que he demorado mucho más ahí dentro, no es mi culpa, ella pospuso la alarma unas tres veces y estamos un poco atrasadas.

—¡Kim, para la próxima tira la cadena!

—No se de que hablas —respondo mientras voy caminando, a pasos perezosos, a mi habitación.

Me pongo la ropa que dejé sobre la cama.

Y estando completamente lista, en vez de agarrar mi bolso e irme, me recuesto y cierro mis ojos. No entendía porque estaba cansada, no he hecho la gran cosa estando aquí.

Confirmado, estoy derrotada, estoy...

—Estoy lista —dice mi hermana, abro los ojos y me doy cuenta que he estado acostada al borde del sueño.

—¿Porque debo acompañarte hasta la escuela?

—Papá no puede hacerlo —hace un puchero, provocando que arrugue mi nariz con desagrado. Su corbata estaba un poco chueca. Zoe se veía tan impecable. Olvidaba como le quedaba el saco azul marino, le sentaba muy bien.

—Aish —me levanto y me acerco a ella, viendo así la diferencia de estatura —Para la próxima levántate más temprano y mi padre podría llevarte en el auto y se acabo el problema —digo acomodando la corbata.

—Es solo por hoy. Papá dijo que tenía cosas que hacer por eso no pudo. Ya sabes, antes lo hacía mamá.

—Lo sé o también deberías aprender a usar el medio de transporte público —sonrió de forma forzada. Zoe no pasa por alto mi gesto y me da un pequeño empujón.

—Mamá es media paranoica. Pero tengo una hermana mayor que me enseñe a tomar el autobús.

—Lo haré. Ahora andando, se nos hace tarde.

Agarro mi bolso y lo pongo en mi hombro. Zoe me imita y ambas salimos cerrando la puerta.
Caminamos hacia el ascensor, por mala suerte de ambas, este tenía en la puerta en mantenimiento.

Mi hermana gruñe por cada escalón que bajamos. Se supone que deberíamos estar tomando el autobús a esta hora, sin embargo, estamos bajando por la escaleras a la velocidad de una tortuga.

—Zoe, una tortuga es más rápida —comenté. Ella por su parte no dice nada, he de asegurar que me ha mostrado la lengua a mis espaldas, la conozco bastante bien para saber que si lo esta haciendo.

Luego de unos minutos, estábamos saliendo del edificio.

—Al fin salimos —suspira alivida. La miro raro —¿que? Ya quiero ir a la escuela.

Me rio por lo bajo.

Camino mirando la calle para cruzar y antes de hacerlo, agarro a Zoe de la mano. Ella no se esperaba eso, no dice nada, solo da un bufido.