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Capítulo | 22

—¡Kim! ¡Hoy es el gran día!

Mis ojos se negaban a abrirse. Con una almohada tapo mis oídos. Siento el momento cuando Zoe me quita las mantas. Me quejo aún teniendo mis ojos cerrados, balbuceo que me deje en paz, aunque dudo que me entienda.

—No seas holgazana —refunfuña, intentando quitarme la almohada de la cara.

—¡Dejame! —digo en voz alta, casi gritando —¡Mamá dile algo! —reclamo. Me siento en la cama y froto mis ojos.

—¿A que hora estuviste viendo películas con Angus? —pregunta poniendo los brazos en forma de jarra. Su forma de intimidar da risa. Ni siquiera sonrió tengo bastante sueño para hacerlo. Zoe frunce el ceño esperando una respuesta.

—Hasta las cuatro de la madrugada, no lo recuerdo —me levanto de la cama. Camino directo al pasillo aún frotandome los ojos —Por cierto, ¿donde esta ese tipo? —recorro los rincones en busca de su rostro.

—Se ha ido temprano, ya sabes, hoy es el día de ir a animarlo —asiento sin ánimo alguno.

Veo mi rostro en el espejo del baño. Por poco y me espanto, tenía ojeras, que casi y cubría mi cara entera. Mi cabello estaba enmarañado, intento peinarlo cayendo en cuenta que tal vez necesite un corte de cabello, estaba largo, solo me llegaba un poco más abajo de los pechos. Considerare lo del corte cuando este despierta del todo.

Luego de haber tomado un baño —y despertar del todo —, terminaba de vestirme colocandome un suéter antes de reunirme con mi familia para desayunar.

—La época de los suéter de Kim, ya comienzan.— comenta mi hermana. Pongo los ojos en blanco, mientras me sirvo un poco de leche de chocolate.

—La ropa de mi talla me incomoda, prefiero que sea un poco más holgada y deja mi suéter en paz —contesto, para luego llevarme una tostada a la boca.

—Te ves hermosa con cualquier cosa que te pongas —le sonrió sin ganas a mi madre, quien finalmente añade —: incluso con pijama —ella y Zoe sueltan una carcajada.

—¿A que hora es la competencia? —pregunta mi padre leyendo el periódico.

—A las 12:30 pm —respondo. Él ve la hora en el reloj de su muñeca.

—No podré ir, díganle a Angus que mucha suerte —dobla el periódico y se pone de pie. Iba a protestar ya que era fin de semana, sin embargo no lo hice —Debo resolver alguna cosas en la oficina —mi madre asiente sin observarlo.

—Que te vaya bien, cariño —dice ella, aquel tono tan áspero no pasó desaparecido para mi.

—Que ojeras tan pronunciadas señorita —comenta Zoe aliviando el ambiente. Viro los ojos, comiendo de mi tostada.

[...]

—Nunca había visto tú escuela, Kimi —manifiesta mi hermana a la vez que nos bajamos del auto de mamá. Me encojo de hombros.

—Ya lo estas viendo.

Contemplo mi alrededor. Algunas personas también estaban estacionando sus autos. Está sería la primera vez que vengo a la escuela un sábado y es bastante extraño, para ser sincera, tampoco tenía razones para venir, hoy es la excepción claro está. Mi primo tendrá una carrera de atletismo. Estaba segura que le iría bien. Angus es muy competente, gané o pierda espero que este bien al finalizar.

Las tres nos adentramos a mi escuela y caminamos hacia el campo de fútbol.

A lo lejos vi a una persona en particular. Frunzo el ceño un tanto extrañada; sería mucho ver la cara de Walter hoy. Ya bastante tengo con estar pisando el suelo de esta escuela especialmente este día ya que, evidentemente, es mi favorito.