Capítulo | 19

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«Nunca empeoro las cosas, de hecho las mejoro.»

Sus palabras hacían eco en mi cabeza. Él responsable de los malos entendidos. JungKook; ha sido tan cortes, ameno, cautivador ante los ojos de mi madre que, indudablemente, su persona le ha dado una buena impresión, muy buena a decir verdad. Tanto así que mi madre se veía bastante emocionada preguntándome cosas acerca nuestra supuesta relación, que claramente, no existía, es hasta absurdo de pensarlo.

No hay nada entre nosotros dos.

En el momento en que mi madre comenzó a dar su sermón; no pude evitar imaginar sobre él y yo, es un disparate, eso ya lo sé, pero fue inevitable. Además, estoy segurisima que ni yo soy su tipo...

¿Y porque estoy pensando en eso otra vez?

Sus palabras rondan por mi cabeza. Es un idiota, claro que empeoró mi situación, ahora debo lidiar con las preguntas constantes de las dos féminas, quienes me he despedido antes de salir de casa e ir a casa de su prima.

Intento distraerme dejando de lado esos pensamientos por muy difícil que sea, resultandome completamente inútil, porque me encaminó justo a la casa de un familiar y quiero creer que no son tan cercanos para tener que verle una vez más el rostro a JungKook, pero vi la relación que tiene con su tía y la pequeña Yun, a pesar de que fueron unos minutos de charla, se notaba que eran demasiados cercanos. Ayer por un momento pensé que su tía Suni era su madre y me vi metida en problemas por un corto segundo, aunque no entendía el porqué.

Mis pasos se detienen. Contemplo de forma insegura la casa que estaba frente a mis narices, reviso una vez más el mapa en la pantalla de mi celular y en efectivo era la dirección que salía en la tarjeta de cumpleaños.

Vacilo en dar un paso para iniciar mi caminata por el jardín —bien cuidado por cierto —, dando un suspiro, camine hasta llegar al pórtico de la casa.

Toqué el timbre y espero a que alguien atienda. Estaba ansiosa. Si bien sé que estas cosas no son lo mío, me siento extrañamente bien, pese a que efectivamente, era un cumpleaños de una niña de siete años, quién me ha invitado con toda la alegría del mundo reflejado en sus orbes. No podía faltar, no podía hacerle eso que también me lo han hecho a mi. He ahí la ayuda que le solicité a JungKook el día de ayer, que finalmente aquel obsequio lo sostengo en este instante.

En el momento que iba a oprimir el timbre nuevamente, la puerta se abre dejándome ver a una chica de más o menos mi edad.

—¿Se te ofrece algo? —pregunta de una manera bastante antipática. Ni siquiera le dedico una sonrisa por cortesía y esque tampoco se merece una de mis sonrisas falsas, así que pasando por alto que me observa de arriba hacia abajo, decido hablar.

—Aqui es la... —fui interrumpida. Agradezco mentalmente la fortuita interrupción. La tía de JungKook, Suni, hace su presencia. Al principio su ceño estaba fruncido pero al verme su expresión se relajó. Me sonríe de una manera muy radiante recordandome a mi madre.

—Kim me alegra que hayas venido —se acerca a mi dandome un pequeño abrazo de saludo. Al separarse veo que la chica ya no estaba. La tía de JungKook se hace a un lado —Pasa linda, Yun se pondrá muy contenta al verte. —obedezco. Cruzo el umbral y me adentro a la casa.

Mis ojos recorren el lugar. Todo estaba de un color rosa. Globos, globos y más globos. Bastante rosa para mi gusto. Al fondo se podía ver el jardín trasero. La madre de la cumpleañera camina guiandome hacia la celebración. Al cruzar la puerta trasera vi más color rosa y un castillo inflable, bastante grande. Aún así el jardín se veía inmenso. A mi derecha había una mesa cargada de golosinas. A su lado había otra mesa con el pastel de cumpleaños, este era con forma de unicornio.

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