Capítulo | 24

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«JungKook»

Silencio.

Es lo primero que está presente, cada día, cada mañana, cada noche. En un principio provocaba en mi algo similar al odio, lo detestaba, me aburría como nada en el mundo, pero luego aprendí a acostumbrarme a él. Cada día que pasaba, cada día que debía aceptar la realidad de las cosas, aprendí también a aceptar ese silencio.

Recuerdo que una vez estando solo, para variar, busqué en el diccionario la palabra, silencio.

Falta de ruido, que no se oye ninguna voz.

O algo así leí, ya no lo recuerdo. De todas formas no hace falta buscar el significado si lo vivo estando en ésta casa.

Alguién hace mucho tiempo atrás me dijo que estar solo no era tan malo.

Aquello me ayudo a disfrutar más mi soledad, aunque también me dijo que también disfrutara el placer de estar acompañado, pero, no de cualquier persona, sino que en alguién especial. Alguién que me hiciera sentir bien, alguién que me hiciera sentir yo mismo, cómodo.

Me costó mucho entender sus palabras, porque para ese entonces me sentía mal conmigo mismo, tanto así que apenas hablaba, sin embargo él aún así entablada conversación conmigo a pesar de ser, en ese momento, una persona bastante callada.

«La gente piensa que estar solo te hace una persona triste, yo no le veo nada de malo, lo malo es estar con personas que fingen querer estar contigo, eso si que es malo, amigo.»

Me pregunto si el encontró a aquella persona, aún cuando una vez dijo que con nosotros sus amigos, se sentía cómodo, así que la duda anterior se desvanece.

El sonido de mi alarma me saca de mis pensamientos, volviendo a la realidad. Estaba despierto antes de que esta misma sonara.

Contemplo el techo blanco impecable, sin nada. No había pegatinas de estrellas, que por cierto hecho de menos observar por las noches en medio de la oscuridad. Es raro, aquella habitación la siento más propia que la habitación en la que me encontraba justo ahora.

Me levanto de la cama, salgo de la habitación, escuchando el poco ruido que hacen mis pasos al caminar. Bajo por las escaleras y en las paredes veo la escasez de fotos, nada comparado como en casa de mi tía Suni. Cuando llego al último escalón, veo el cuadro que hay al fondo de la sala de estar, aquel en donde salimos los tres, el señor y la señora Jeon y su único hijo, de quién se acuerdan para año nuevo, navidad, cumpleaños u otras fechas importantes; solo para dar obsequios, por ejemplo tarjetas de felicitaciones o dinero.

Aquel niño sonriente en la fotografía, no tenía idea que de pronto lo dejarían, de que pasaría por la soledad, la tristeza u otras emociones similares.

Tenía catorce años cuando todo cambió o si esque alguna vez así fue, tal vez mi vida siempre fue igual, solo que debía aceptar mi situación, asumirlo, pasó... es solo que es inevitable no pensar en otra versión alternativa de las situaciones, como en los libros o películas.

Dando un suspiro aparto la vista de aquella fotografía con una pequeña punzada en el pecho ¿Que me pasaba hoy? Desperté sensitivo, algo totalmente inusual en mi. Miró por última vez la fotografía, pensando en que debería quitarla de ahí, de todas formas está casa es mía también.

Voy a la cocina, me preparo algo rápido.

Me siento en el taburete del desayunador.

Find You ; jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora