•04

2.6K 244 164
                                    

Para cuándo Kaito volvió abrir los ojos, ya no se sentía tan exhausto, la fiebre parecía haberle bajado increíblemente en un corto tiempo y todavía tenía el paño de agua en su frente.

Después de orientarse en sus últimos recuerdos antes de caer dormido, pensó en agradecerle seriamente al detective. Desechó la idea instantáneamente al ver la hora en su despertador. Seguramente Shinichi se había ido desde ayer en la noche. Ya le había causado muchas molestias al Omega.
Suspiró, el reloj marcaba las siete de la mañana.
No recuerda mucho de lo que pasó cuando tenía la fiebre alta.
Su madre vendría de visita en cinco o seis días.
Al revisar su móvil notó que tenía varios mensajes de tres chats diferentes.
Uno es de Aoko, el otro quién sabe. Y el tercero, tiene la pequeña posibilidad que sea de su amado detective.

Al parecer tenía otro conjunto de ropa al que llevaba puesto ayer.

—¿Será que Shin-chan me cambió y me bañó el resto de mi cuerpo en paños de agua? Esas preguntas no me dejarán dormir.— murmuró para así mismo, imaginándose una escena entre romántica y lujuriosa del detective quitándole la ropa y poniéndole los paños de agua para refrescar su cuerpo. Siempre deseaba que esas fantasías se hicieran realidad.

Se lavó la cara para después ir a la cocina a ver qué se preparaba una vez se levantó de la cama.
Era fin de semana y podía flojear un poco más en lo que él quisiera.

La agenda parecía estar libre.
No sabía si hacer bromas a sus conocidos, ir alguna plaza con su amiga, ver alguna película en el cine con unos amigos o ir a ver a su detective favorito.

Todo marchaba bien en la mente de Kaito, de caminó al refrigerador donde se sirvió un poco de jugo de naranja. Hasta que escuchó que a lado, en dónde queda el comedor oyó unas voces.

Ambas rápidamente se les hizo familiar que casi se atraganta con el jugo al pensar que podía estar en lo cierto.

Rápidamente fue hacia el comedor escuchando parte de la conversación de esas dos personas.

—¿Entonces a los cuatro años Kaito andaba sin ropa interior con sus nalgas al aire? Jajajaja— se rió Shinichi de manera descontrolada. Incluso parecía salirse alguna lágrima y que le dolería el estómago de tanto reír.

Kaito nunca había escuchado reír a Kudou de esa forma. Realmente le sorprendió. Aunque tampoco se sentía muy a gusto que fuese precisamente por un detalle de su vida infantil vergonzosa.

—Si, Si, si. Fuimos a la playa en esa ocasión, y como hay arena tenía sus nalgas llenas de esta. Hasta le tomamos una foto, debe estar en alguno de los álbunes de recuerdos que guardamos. Fue gustó el día en que le agarró la fobia del...— comenzó a decir la señora Kuroba. Tan cómodamente sentada a lado del Omega tomando un poco de limonada. Y antes de que dijese algún otro dato que no quería que Shinichi supiera, la interrumpió.

—¡Mamá!

—¡Oh hijo!, Hasta que despiertas. Le estaba agradeciendo a Shinichi por haberse tomado tantas molestias en cuidarte, preparar el desayuno y quedarse toda la noche. Incluso fue tan amable de quedarse para conversar conmigo un rato.— comentó la mujer con una sonrisa sospechosa. De esas que le dan mala espina al joven mago.

El Omega dejó de reír para aclarar su garganta y hacer como si nada. Él sonrió por cortesía ahora. Aunque se sintió un poco avergonzado por si Kaito lo haya escuchado reírse como retrasado.

—Escuche que le contabas otras cosas más que no deberías. Cómo sea, ¿Desde qué hora estás aquí?¿Qué no hasta dentro de algunos días más?— preguntó intrigado. Luego se dirigió al Omega quien ya no parecía aquel chico que se estaba riendo como foca hace rato.— Y tú... ¿Te quedaste toda la noche e hiciste el desayuno?

"El Omega"- Kaishin [EDITADO2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora