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Al despertar, su nariz captó el delicioso aroma del desayuno, pero recordar que están en un hotel, lo más viable que se le ocurrió es que seguro Kuroba pidió servicio a la habitación.

Más escuchó la voz de su madre también, y cuando se dio cuenta estaba la señora Chikage y su hijo sentados en la cama desayunando mientras veían un programa en el televisor el cual no prestó atención. La amable mujer se disculpó por no haberlo esperado para desayunar los tres juntos, pero se estaba tardando en despertar y no querían molestar sus sueños. Kudou le dijo que no se disculpara y lamentaba no despertar antes para acompañarlos a comer, aún así disfruto del platillo que había para desayunar hablando amenamente con la mujer y Kaito que se veía muy pensativo. Quizás pensando en el vuelo de regreso y cuál sería la última cosa que harían antes de regresar a Tokio.

El desayuno consistía en un homelette, tres hot cakes bañados en miel, salsa mora, mermelada y encima un pequeño rectángulo de mantequilla. Ah, con unos tocinos y de beber una malteada de vainilla. Aunque la mujer pidió de fresa.

Aunque para el Omega el problema no era lo dulce del hot cakes y la malteada de vainilla si no que es mucho para el desayuno, no rechazo el comerlo todo. Y cuando terminó realmente se sintió muy lleno que creía que iba a explotar, que los botones de sus pantalones saldrían volando y el cierre no subiría.

—Estaba pensando...— comenzó primero Kaito, Shinichi sólo lo miró haciendo entender que lo escuchaba y por lo tanto prosiguiera.— Ya que esta noche tomamos el vuelo, debemos dar un último recorrido por todo el lugar.

—Me gustaría que se quedarán más tiempo pero, deben regresar por la Universidad ¿No?— dijo Chikage desilusionada.

—Un día de falta es mucho en la Universidad, los profesores te dejan tantas cosas.— comentó su hijo bufando irritado al imaginarse la tarea que tendrá que hacer apenas regresé. Pero, al menos el poco tiempo que ha pasado ahí —poco más de dos días— se la paso realmente bien a lado del Omega.

—¿Entonces que haremos?— preguntó Shinichi terminándose su malteada.

—Quizás dar otra vuelta para ver las esculturas, si es temprano probablemente no esté lleno la zona.— respondió Kaito mirándolo fijamente.

—Oh, también podemos seguir comprando ropa y comprar recuerdos. Aunque... No me gustaría hacer mal tercio.— ésto último lo murmuró la señora frunciendo el ceño.

—¿Mal tercio?— cuestionó Kudou sin comprender. Ansioso por saber a dónde más irían. E incluso al regresar quería contarle a Ran lo bien que lo pasó en Sapporo.

X

Después de otro recorrido, los tres dieron una caminata en algunos lugares destacables del hotel. Lástima que hacía tanto frío que no podrían probar la piscina. Pero si una relajante fauna. También estaban los restaurantes dentro del edifico, en especial las pastelerías que incluían malteadas con helado.

Luego recorrieron otros lugares alrededor del edifico, viendo algunos monumentos de la ciudad que son conmemorativos. En más de una ocasión por la mente de Kaito pasó tomar la mano de Kudou, pero pasaban ciertas circunstancias que al final no podía tomar el valor de hacerlo o Shinichi se distraía con algo alejándose de esta manera justo en el momento oportuno. Aún así, al Omega se le veía muy feliz, distraído y relajado. Para nada nervioso o incómodo, y el Alpha de ojos índigos sabía que se debía también a la presencia de su propia madre que lograba aligerar el ambiente para que el Detective no se sintiera nervioso o incómodo al estar a solas todo el tiempo con él. Poco a poco, el acercamiento de ambos iban avanzando para así, agarrarse más confianza y estar juntos con tanta naturalidad sin hacer el ambiente como ya se mencionó, incómodo o rígido.

"El Omega"- Kaishin [EDITADO2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora