Capítulo 3

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Cada diez segundos, Hinata me miraba con cara de querer meterme un dedo en el ojo, yo simplemente la ignoraba.

Sólo la iba a saludar, pero ahora me encontraba conduciendo con ella de copiloto. La vida da vueltas.

La curiosidad me carcomía con aquello que se supone debía recordar. La otra razón por la que estaba en ésta situación fue para molestarla, se veía a leguas que Hinata me soportaba apenas, tal parecía que yo ya no le gustaba, mejor para mí.

—¿Siempre tienes esa cara, como si estuvieras oliendo mierda? — pregunté con la vista al frente con una sonrisa burlona.

—Sólo cuando tú estás cerca.

Uh, que perra se había vuelto.

—No decías eso hace dos años — le recordé.

—Las personas maduran, aunque veo que tú sigues igual — dijo cruzada de brazos.

Quizá haya sido mala idea no dejar que se fuera. Esa mujer estaba acabando con mi orgullo.

—¿Crees que no sé que has venido a Estados Unidos sólo para verme? No sé de qué te quejas si ya estás conmigo.

—Tienes el ego muy alto, Uzumaki. No voy a negar que vine por eso, pero porque no creí que fueras tan imbécil.

—Entonces sólo dime qué es lo que debería recordar y te dejo ir.

—Ya te dije que no es necesario, porque ni siquiera te va a interesar — contestó con la vista fija en la ventana.

Me estacioné de improviso en el estacionamiento de una sucursal.

—¿Y cómo puedes saber que no me interesará? — solté algo enojado.

—Bien — dijo mirándome por fin — ¿Quieres saber? Hoy es nuestro aniversario de compromiso. Ahora veo claramente que no te quieres casar conmigo, así que un aniversario es estúpido. Viaje por eso, mi madre me convenció que te diera una sorpresa con mi visita, que seguro te agradaría, pero se equivocó, y yo también al hacerle caso, ¿Ahora podrías dejar que regrese a Japón? Gracias.

Habló tan rápido que apenas tuve tiempo de procesar la información. Me esperaba cualquier cosa menos lo del aniversario. ¿En serio se había molestado en venir por eso?

—Tienes razón, no lo veo como algo importante — contesté después de unos segundos de silencio — Pero ya que has venido, vayamos a comer.

—No. Llévame al aeropuerto — dijo tajante.

—Hinata...

—¡Maldita sea, Uzumaki! Sólo déjame ir. No le diré a tus abuelos o a tu madre, mucho menos a tu hermano si eso es lo que te preocupa no les diré que esto pasó, inventaré algo para justificar porqué llegué antes.

Lo único que hice fue mirarla atentamente. Realmente se quería ir. No iba a negar que sí me preocupaba que mis abuelos se enteraran, y no necesitaba que mi hermano me odiara más, sin embargo, no era esa la principal razón por la que quería llevarla a comer, sino que me dí cuenta que lo del aniversario era importante para ella. Pero no podía obligarla a quedarse.

—Está bien. Te llevaré al aeropuerto.

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El celular de Sasuke Uchiha comenzó a sonar. El pelinegro lo vió y rápidamente tomó su llamada, si no lo hacía se arrepentiría.

—¿Sí, padre?

[...]

Una hora más tarde, Sasuke se encontraba practicando taekwondo con Fugaku, su padre. Sentía que se había apretado mucho el cinturón del traje, pero no iba a arriesgarse a que se le cayera en pleno combate. Después de varios intentos por derribar a su padre, el mayor lo hizo caer sobre la colchoneta.

¡Y es que odio amarte!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora