—¿No vas a poner la tienda?
—¿No vas a ponerla tú?
Hinata se encontraba sentada en una pequeña silla de madera, cruzada de brazos y con una pierna sobre la otra, Ino estaba en la misma posición en una silla a un lado de la pelinegra, ambas se miraban desafiantes de vez en cuando.
Detrás de ellas, había una tienda de campaña sin hacer.
En el campamento se les asignó parejas para dormir en las tiendas, pero Ino y Hinata estaban dispuestas a no prestarle atención a la suya. Estaban jugando un juego que ninguna de las dos quería perder.
Kiba sonrió de medio lado, acto seguido les tomó una foto con la cámara que siempre cargaba a la mano.
—¿Dónde piensan dormir si no levantan su tienda de campaña? — les preguntó mirándolas alternativamente.
—Ella lo hará — dijo Hinata señalando a Ino.
—Lo harás tú — replicó la rubia.
—Que mezquinas... — mencionó Kiba.
—No importa — dijo Sai llegando a ellas — Lo haré por ustedes.
Pasó de largo hacia la tienda tirada.
—Sólo has mi parte — se adelantó a decir Ino.
—La de ambas — exigió la Hyuga.
Los dos chicos sólo resoplaron, y ambos comenzaron a hacer el trabajo de ellas.
Un lujoso hotel se apreciaba muy cerca. Técnicamente ahí se estaban quedando, y en un principio era donde dormirían, pero los chicos replicaron que no se podía llamar campamento si no dormían afuera, en el pequeño bosque donde ya estaban armando las tiendas de campaña que los instructores a cargo de ellos se habían visto obligados a conseguir después de sus quejas.
Hinata paseó su vista por el área, vió a Toneri a varios metros, hablando con alguien de su colegio. Se había sentido aliviada al saber que Naruto no estaría, y a la vez decepcionada. Sin embargo, su sentido común le decía que así era mejor, ya que no sabía lo que Toneri podía decirle a su prometido.
La noche ya había caído desde hacía horas, aunque el lugar estaba bastante iluminado. A pesar de que la idea de las tiendas de campaña era improvisada, se equiparon bastante bien para la comodidad de un montón de chicos acostumbrados a dormir en mansiones.
Hinata se levantó y caminó hacia Sakura, quien estaba terminando de armar su tienda mientras que su compañera leía sentada una revista.
—¿Sabes porqué Naruto no vino? — le preguntó Hinata.
La chica Haruno se dió media vuelta para mirarla, visiblemente cansada.
—No lo sé, sólo dijo que no — respondió.
Hinata bufó y se dirigió a una pequeña fuente que había al fondo entre algunos árboles, eran casi las once de la noche y los chicos planeaban hacer una fogata.
—Pareces antisocial alejándote de los demás.
La voz de Toneri hizo que Hinata se sobresaltara.
—¿Qué quieres, Toneri?
—Nada en especial — el chico albino río de forma coqueta. Hinata ya se hacía una idea de a dónde iba el asunto — Sólo quiero hablar contigo, antes nada más me saludaste, creí que éramos amigos.
—Disculpa, he estado un poco distraída.
—Lo noté. ¿Es porque tu prometido no vino?
—¿A qué viene eso?
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¡Y es que odio amarte!
Ficção AdolescenteNaruto Uzumaki juró no enamorarse de la cínica Hinata Hyuga, quien además es su prometida, pero ¿podrá lograrlo siendo ella la única que puede pagarle con la misma moneda?