Capítulo 6

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Me dirigí hasta la sala de anuncios, recientemente había oído la voz de Shikamaru dar un aviso por el megáfono, así que supuse que estaría ahí. No había visto a ese perezoso desde que volví, según me dijeron estuvo fuera del país.

Abrí la puerta y lo encontré escribiendo algo en una libreta.

—No puedo creer que me hayas tenido dos semanas esperando para verte — dije parándome frente a la mesa.

Alzó la vista y sonrió.

—Estaba a punto de ir a buscarte, yo tampoco puedo vivir sin tí — contestó.

Sonreí divertido y le extendí los brazos.

—¿No vas a abrazarme? — Pregunté.

—Detente, o podría enamorarme de ti.

—Creí que ya lo estabas, me rompes el corazón — puse una mano en el pecho fingiendo estar dolido.

—Ve acá, imbécil — dijo mientras se paraba y me abrazaba.

Después de palmear nuestras espaldas volvimos a sentarnos.

—¿Sigues siendo inteligente? — pregunté tomando su libreta.

—Más que tú sí.

—Pero no te puedes resistir a mi encanto — guiñé un ojo provocando las risas de Shikamaru — ¿Qué estás haciendo con todos esos papeles?

—Revisando. Son solicitudes para unirse al grupo de publicidad.

Fuí leyendo varios nombres, hasta que llegué a uno en especial.

—Ey, acepta a Sakura Haruno.

—¿Sakura Haruno? La nueva rica, ¿no?

—Sí, ella.

Cada que mencionaban el tema de Sakura, me ponía tenso. Habíamos llegado a la conclusión de que si quería sobrevivir en este colegio, tendría que hacerse pasar por una nueva rica. No se les hacía raro a muchos, ya que Sakura me conocía desde antes de entrar, conocía a Sai, incluso a Ino, así que comenzaban a hablarla, con Hinata era más difícil, no eran amigas y tenían pequeños roces, pero se saludaban y ya era algo. Quien verdaderamente daba problemas era el idiota de Sasuke, cada que se le daba la oportunidad molestaba a Sakura, no se tragaba del todo la historia, podía ser muchas cosas, pero no un tonto.

Hacía una semana yo le había comprado el uniforme escolar a Sakura, pues el costo estaba fuera de sus posibilidades, y se vería extraño que una nueva rica llegará a un colegio de prestigio en ropa civil. Después de todo, los únicos que sabíamos la verdad éramos Sai, Ino y yo.

—Lo pensaré, tengo otras opciones por aquí — respondió Shikamaru mirando dos solicitudes más.

—Acompáñame a la cafetería, tengo hambre.

—Que fastidio. Tú siempre tienes hambre — se quejó el ajeno.

[...]

—Estoy de vuelta — dije entrando a la oficina de mi abuelo. La costumbre de avisar se me había quitado en América, pero al llegar aquí tuve que regresar a ella.

—Está bien — respondió Hashirama — Come y después regresa, tengo algo que decirte.

Hice una inclinación de cabeza y luego me dirigí a mí habitación, preguntándome cuándo sería el día en que mi abuelo se encontrara en otra parte de la casa.

Una rato después, bajé las escaleras para ir a almorzar, y me encontré a mi hermano saliendo de la oficina de Hashirama. Nagato sólo me miró y siguió su camino hacia la salida.

¡Y es que odio amarte!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora