¡Y es que odio amarte!

Capítulo 17

Recorrieron los pasillos con prisa y en silencio. Entraron en un salón vacío y Naruto cerró la puerta. Luego dió media vuelta para quedar de frente a Hinata. Ella no esperó a que hablara, le rodeó la cintura con sus brazos y escondió la cara en su pecho.

—Necesitaba verte. — Dijo Naruto devolviéndole el abrazo.

—Mi madre ha roto nuestro compromiso. — Susurró la Hyuga al borde de las lágrimas.

—Lo sé. — Respondió él.

—No quiero que ésto termine así...

—Y no terminará así. — Naruto le levantó el rostro y depositó un beso en sus labios. No era apasionado y lujurioso como los demás, era dulce, y transmitía sus sentimientos. — ¿Confías en mí?

Hinata lo miró a los ojos, y luego asintió con la cabeza.

—Sí.

—Entonces quiero que estés tranquila, yo arreglaré todo.

—¿De verdad?

—No te preocupes, hermosa. Vamos a casarnos. — Afirmó el rubio. — Es una promesa.

Volvió a besarla, y limpió con el pulgar la lágrimas que había escapado de los ojos de la chica.

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[...]

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—¿Cómo supiste que estaba aquí? — Preguntó Sasuke sin apartar la vista de patio central de Konoha High Shool, desde la azotea del edificio principal se podía ver todo el colegio.

—Te ví, yo estaba en el tercer piso de la biblioteca. — Respondió Naruto acercándose.

—¿Viniste a tranquilizar a mi hermanita? Estaba histérica últimamente.

—Quiero agradecerte por lo que hiciste cuando necesitaba salir de mi casa.

Sasuke lo miró con las cejas arqueadas y sacó su teléfono celular.

—¿Podrías repetirlo para que yo lo grabe?

Naruto rodó los ojos con fastidio. Si bien ya no se desafiaban, aún no se podían tratar con cordialidad.

—Págame ahora. — Dijo el Uchiha.

—¿Cómo?

—Así.

Sin previo aviso, Sasuke le soltó un puñetazo en la cara a Naruto. El rubio se tambaleó y sintió el sabor a sangre en su boca.

—Tenía tiempo que quería hacer eso. — Comentó masajeando sus nudillos.

Entonces Naruto se reincorporó y le devolvió el golpe al Uchiha. Éste no se esperaba esa respuesta.

—También yo.

—Si me lo devolviste me sigues debiendo aquél favor.

Ambos se tallaban la zona afectada, sin duda les saldría un buen moretón.

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—¡Sasuke! ¡Oye, Sasuke!

Un chico rubio de más o menos quince años corrió hacia el pelinegro tratando de detenerlo. Tiró de su brazo intentando llevarlo con él.

—¡Suéltame, Naruto! ¿Estás loco? Ya te dije que no quiero. — Respondió el chico de mala gana, y se soltó del agarre.

—¡Se hace tarde, tenemos que irnos! — Gritó el rubio, y volvió a tomarlo del brazo.