Olvidar lo que no queremos escuchar.

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Gago miraba atentamente el televisor al igual que yo, esperando algunas noticias sobre el mundial, pero eso no  fue justamente lo que pasó...
"Nuestros paparazzis han captado varias veces una señorita morocha saliendo y entrando al hotel, que según el personal no está registrada en ninguna habitación. Según varios testigos la han visto entablabdo conversaciones con algunos miembros del plantel argentino ¿Será que alguno se habra aburrido de sus respectivas esposas? ¿Estará alguno teniendo una aventura de mundial? No lo sabemos, pero esta mujer se encuentra seriamente relacionada con la selección. Volvemos al estudio con vos, Sergio"
El entrevistador se despidió y terminó el móvil en vivo desde el hotel. Fernando se agarraba la cabeza y yo no podía evitar preocuparme por él. Me sentía mayoritariamente culpable, la culpa era mia.

–Voy a hablar con seguridad para que no dejen entrar a mas fotógrafos al hotel, me tienen las pelotas llenas los hijos de puta estos. – Gago estaba re caliente, salió del cuarto y me quedé sola. Al minuto escuche que alguien tocaba la puerta.

La abrí pensando en que sería Fernando, pero me llevé una sorpresa al ver al rubio divino de Biglia con un batido en la mano.

–Sin alcohol, como te gusta. –lo sentí raro cuando me habló como si estuviera nervioso.

–Gracias por el detalle, no hacía falta. ¿Ya viste las noticias?

–Si, ví que Gago salió re caliente de acá. Parece tranquilo Pintita, pero cuando se enoja es terrible, jaja.

–HABER RUBIA TEÑIDA VENÍ PARA ACA, DEJÁ A ___ EN PAZ QUE YA BASTANTE TIENE CON LOS PAPARZZIS. Y GAGO A DÓNDE CARAJO SE FUE EL PELOTUDO ÉSTE AHORA, SABEN QUE ME VOY. ZABALETAAAAAAAAA DEJATE DE JODER CON EL MATAFUEGOS QUE DESPUÉS SE PRENDE LA ALARMA Y VIENEN LOS BOMBEROS. – Javier Mascherano apareció atrás de Biglia lo que nos pegó alto cagaso. Largué una carcajada al igual que Lucas.  Zabaleta pasó corriendo atrás del Kun con un matafuegos. Mascherano cagaba a pedos a cualquiera que se le cruzaba. El pasillo era un desastre, lo único que faltaba era el Pocho, pero por suerte ni señales de vida daba el boludo, seguro estaba durmiendo la siesta la diva esa.

Por fín vi a Gago que venía con una cara de susto y confusión por lo que estaba pasando en aquel pasillo.

–Fernando, quedate tranquilo, son sólo rumores, nadie se va a enterar. – le dije tratándo de arreglar un poco las cosas, lo que creo que lo relajó porque me dió una de sus hermosas sonrisas de siempre.

  Nos reunimos todos en la habitación de Romero que era la mas ordenada. Yo estaba ahí un poco colada pero los chicos me habían invitado a que los acompañara. Me senté al lado del Pipa y de Fernando mientras Rojo nos hablaba de que cuando terminara el mundial iba a ir a jugar al Manchester United.

–¡Callate, que el City es mejor! Seguro que son todos unos muertos ahí. – le dijo el Kun que jugaba en el Manchester City.

–Seguro que ni a Inglaterra lo dejan entrar al negro indocumentado este, de pedo llegó a Brasil. – todos reían incluso Marcos se reía de las bromas de sus amigos hacia él.

–¿Y vos bostero qué onda? Gisela no te deja ir a jugar al exterior ¿No? –le preguntó el Pipa a Gago. Al escuchar el nombre de aquella mujer se me cayó el alma al piso. Aunque sea podía vivir unos días sin recordar que él tenía una familia fuera de esto. Pareció que Fernando lo notó y se preocupó.

–¿Te sentís bien? Si querés volvemos al cuarto. – negué con la cabeza pero no se quedó muy convencido, por lo que estuvo la mayoría de la charla mirándome esperándo a que le diera alguna señal.

Cuando volvimos a la habitación, Gago se duchó mientras yo me puse la remera que me había prestado para dormir. La olí profundamente, era otra de sus drogas, su perfume que envenenaba mi cabeza cada vez que estaba cerca de mí.

Yo ya estaba preparada para dormirme estaba cepillando mi pelo cuando ví lo que me causó algo inexplicable. Fernando había salido de la ducha, sólo llevaba una toalla en su cintura y su pelo mojado caía por la frente. Wow. Mi mente se encontraba en blanco, necesitaba reaccionar de alguna manera. Esa imagen quedaría en mi cabeza por las eternidades, fin.

Se fué a cambiar y volvió a aparecer ya con su pijama.

–Sabés que no te creo nada de que te sentís bien. A vos te pasa algo. – se sentó a mi lado en la cama y me tomó de las manos, guardándolas dentro de las suyas.

–Mirá estoy un poco cansada por lo de hoy, mañana se me pasa seguro. – me miró poco convencido pero asintió.

Sentí que sus manos acariciaban mi largo cabello castaño, estaba demasiado relajada como para reaccionar que sin darme cuenta me dormi en sus brazos.

Eres mi razón de ser feliz || Fernando GagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora