Buenas Noches.

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  Me sentía fatal. La situación de ayer me había destrozado. Todo había pasado muy rápido, dejé a mi novio, huí, casi mato a un hombre, me escapé con Fernando Gago, estoy viviendo con la selección... Dios mio, creo que no había tenido ni un momento conmigo misma pra pensar en lo que estaba haciendo. Me tomé un baño que me sirvió para relajarme por lo menos unos veinte minutos. Cuando salí me dí cuenta que tendría que usar la misma ropa mojada y sucia  que había usado todo el día. Me cambié, peiné y sequé mi pelo y salí del baño.

Me encontré con Fernando hablando por teléfono, parecía que hablaba con un bebé, por la voz de pelotudo que ponía, pero sonreía hermosamente.

–Esperáme un minuto mi amor. – se dió cuenta que yo entré a la habitación y se alejó del teléfono. –___, si necesitas algo en especial avisame. Preparate que ya bajamos. –Volvió a su coversación y me dirijí al vestidor a buscar un perfume que siempre llevaba en la cartera.

Me miré en el espejo y me sentí en la misma situación que en el bar solo que ahora mi ropa estaba seca y no tenía el rímel corrido en mis ojos. Gago tenía una familia y yo no tardaría en enamorarme de él, lo que menos quería en el mundo era destruir una familia. Fernando estaba perdidamente enamorado de Gisela, sino nunca hubiese decidido casarse y tener un hijo con ella, lo que yo nunca lograré.

  –¿Estás lista? Perdón si tardé un poco era Mateo, mi hijo. – el corazón me dió un vuelco al escuchar "Mi hijo"  pero lamentablemente era la cruel realidad.

–Si, si. Quedate tranquilo no pasa nada, primero la familia ¿No? – me sonrió como respuesta y salimos de la habitación.

Caminamos juntos por el pasillo hasta el ascensor, donde se encontraban Martín Demichelis, Biglia y Zabaleta.

–Eeeeeeeeh Fer, ¿Y quién es tu amiga? – dijo Zabaleta.

–Tranqui, vos eh que tu mujer te mata. –Demichelis le golpeó el hombro a su compañero lo que me causó gracia. Biglia me miraba con una sonrisa que le correspondí. El rubio este tenía unos ojasos.

–Soy ___, un gusto chicos. – Cuando me di cuenta, Gago había desaparecido. Biglia se rió y me señaló a una de las habitaciones cercanas.

–Se fué a avisarle a Sabella que nos fuimos a tomar algo al lobby, a veces el viejo se asusta porque nos fuimos y piensa que no vamos a volver. – me reí por lo de Sabella, Biglia era un chico muy lindo no podía negarlo, pero como todos los otros estaba casado y tenía hijos. –Si querés vamos bajando, ¿O preferís esperarlo? –

–Esta bien, bajemos. Después lo busco. –

Nos tomamos el ascensor hasta el lobby, donde nos bajamos. Todo el plantel se encontraba en el bar, que parecía estar apartado exclusivamente para la selección. La mayoría estaba muy concentrado en sus conversaciones y otros al verme, volteaban y me sonreían. Me senté en la barra con Biglia que pidió una bebida extraña.

–Por si no me conocías, soy Lucas. ¿Que vas a tomar? Te recomiendo el batido de frutas locales. –

–Uno sin alcohol para mi. – le dije al barman, Lucas me sonrió. Tenía una mirada muy profunda.

A lo lejos divisé a Fernando que me buscaba desesperadamente. Lo llamé con mis manos para que nos acompañe y se sento a mi otro lado.

–¿Ya conociste a alguien más o te tengo que presentar a todo el plantel? – hize una mueca en broma y rodó los ojos –Lucas, esta mina esta totalmente loca casi mata un chorro – dijo Gago en broma. Le contó toda la historia de como me conoció y Biglia parecía muy interesado.

Después de un rato de conocer gente como el Kun Agüero, que se guardaba comida de las máquinas en los pantalones para llevarse a la habitación y jugaba a la play con Lio Messi, a Di Maria que era un tierno, estaba contentísimo que la novia y su hija lo iban a venir a visitar en una semana, a Romero que estaba sentado leyendo un libro que se llamaba "Cómo dejar la ira en el arco", y a otros más que Fer ya les había contado lo sucedido, me senté en un sillón al lado de Romero, con Fernando a charlar.

–Te dije que son buenos pibes. – me dijo convencido.

–Son todos un amor como vos, sabés.

–¿Así que soy un amor?

–Siempre lo fuiste. – esta conversación se esta llendo un poco al carajo.

–Vos sos linda. –me dejó sin palabras, pero enseguida se retractó de lo que dijo. –Digo, mhh sos divina, estoy contento que una mina como vos esté acompañandome ahora. – Y ahora que mierda le digo, si flaco me encantas vení chapame deja a Gisela y casate conmigo ¿Que mierda hago?

–___ PERDONAME FLACA, NO TE QUISE TRATAR DE PUTA ANTES, VISTE GAGO NO CUENTA NADA SI HUBIESE SABIDO ANTES ESTABA TODO BIEN. ¿CÓMO ESTAS? BIEN, BUENÍSIMO. NOS VEMOS. – Dios te salve Maschebardo, situación salvada.

–Pobre vino re arrepentido, Masche – le dije, dejando atrás la otra conversación

–Jaja, es un boludo dejálo que después viene y te re bardea. – seguía incomodo por lo que había dicho antes. – Mira es re tarde, vamos a dormir que mañana tengo entrenamiento re temprano.

Nos volvimos a la habitación y me dí cuenta que ni tenía pijama.

–Fer, tenés alguna remera para prestarme, no tengo nada para dormir.

–Sí, tomá esta. – se sacó la que tenía puesta para dormir y me la dió. La concha de su hermana para que se saca la remera en frente mio. Tenía tatuajes en los brazos y en la parte superior de la espalda. La curiosidad por saber lo que significaban me mataba, pero tenía que controlarme.

–Gracias...por todo – ya estabamos los dos adentro de nuestras camas. Me puse en el borde de la mia para.poder mirarlo a los ojos.

–Te dije que no me agradezcas. – su sonrisa era un mundo de emociones en mi, no podía explicar lo que sentía.

Apagué las luces y nos fuimos a dormir. Aunque quisiera no podía dejar de pensar en lo que me dijo hoy, repasé esa conversación hasta casi dormirme.

–Buenas noches, ___ .

–Buenas noches, Fer.

Eres mi razón de ser feliz || Fernando GagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora