Un futuro.

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Abrí los ojos lentamente y me enontré con lo que siempre había deseado. Una extraña sensación chocó con mi cuerpo al sentir sus brazos al rededor de mi cintura. Estaba hermoso durmiendo, me giré para mirarlo pero el seguía profundamente dormido lo que me hizo soltar una pequeña risa.

Creo que estaba en algún tipo de transe, tenía el enorme impulso de besarlo pero no lo hize, luego me sentiría muy culpable. Saqué sus brazos cuidadosamente de mi alrededor y me senté en la cama, me incliné y le dí un beso suave en la mejilla. Era lo único que nesecitaba, sentir su piel sobre mis labios.

Cuando terminé de cambiarme salí de la habitación y bajé al lobby a desayunar. Cuando estaba por sentarme sentí que alguien me toco el hombro y me giré.

–¿No me pensabas esperar?

–Perdón, me daba lástima despertarte. – me pregunté como se había cambiado tan rápido.

–No pasa nada, te quería preguntar algo. ¿Viste que mañana empieza el mundial? Bueno, este domingo jugamos contra Bosnia y me gustaría que me vayas a ver...Obvio si vos querés. –nunca lo había visto así de nervioso, me reí. No podia creer que me estaba pidiendo esto, yo estaba así de ansiosa como si me estuviera pidiendo matrimonio, si una pelotuda emocionadísima.

–Me parece genial, sabés que me encanta el fútbol. Wow, hace dos semanas estaba haciendo las valijas para venirme acá y ahora estoy aceptando una oferta para ver el partido en el Maracaná, increíble. – tenía una sonrisa de oreja a oreja y Fernando me observaba fascinado con lo que decía.

–Sí, además vienen Mateo y Gise, viste es el día del padre así que los voy a ver un rato después del partido. – no es que el pendejo de tres años tenga la culpa, pero porque mierda me tienen que venir a cagar, basicamente, el mejor momento de mi vida.

–Ah, que divino. Seguro te re extraña el nene.

–No creo, ya está acostumbrado. Viajo muchísimo y Gisela se quiere quedar en Argentina, prefiere que Mateo crezca en su país. –yo te acompaño a donde quieras Fer, sólo pedímelo.

–El susto de madre primeriza, cuando tenés tu primer hijo lo cuidas cómo si fuera tu propia vida.

–Vos...¿Ya tuviste hijos? –me miró como asustado, fué re raro que me preguntara eso.

–Noo, no para nada. Pero ojalá en algún futuro pueda formar una familia así como vos. –no tuve respuesta de parte de él, miró para abajo y sonrió tímido.

  Por un momento deseé haberlo conocido hace años, que él nunca hubiese formado una familia, que aquella mujer de la cual se enamoró hubiese sido yo. Se me formaba un nudo en la garganta al pensar en un futuro mio, con la única persona que había imaginado un futuro era Diego... Lo amé demasiado y el me amó a mí, o por lo menos es lo que me hizo creer. Si alguien me nombraba la palabra "futuro" o "familia" lo primero que se me venía a la cabeza era Diego, el hombre que me iluminó la vida, pero a estas instancias de mi vida cada vez que las escucho son sólo un antiguo sueño inalcanzable. A veces pienso que voy a terminar sola, algunos dicen que uno sólo se enamora una vez y estoy bastante segura de que yo me enamoré de Diego. Él me hizo la mujer más feliz del mundo en sólo unos meses, pero creo que fuí muy estúpida como para no darme cuenta que el se había cansado de mí. Aquel día de lluvia cuando huí de él pensé que estaba perdida, que ya no servía de nada vivir, pero luego apareció él que por un momento tuve la fé de creer que era una nueva oportunidad, mi nuevo comienzo, un nuevo futuro.

–¿___, estás ahí? –me sacó de mi pequeño trance.

–Si, si ¿Qué decías?

–¿Te acordás cuando te dije si te gustaría ir a la playa algún día? Mirá, hoy tenemos día libre así que si tenés ganas nos damos una pasada –Me parece perfecto, el día esta hermoso. Me voy a buscar la maya y bajo ¿Dale? –asintió y subí a la habitación. Me puse la bikini azul marino que quedaba perfecta con mi tono de piel bronceado, para usar arriba de esta elegí un vestido blanco medio transparente y unas sandalias blancas.

Cuando bajé el ya tenía puesta la bermuda que seguro ya usaba desde que lo encontré hoy en el desayuno. Me sonrió y se acercó a mí.

–Tomá te van a hacer falta. – me entegó un par de anteojos de sol oscuros, los mismos que usaba el día que lo conocí –No es porque no quiera que me vean con vos, para que la prensa después no joda, viste.

–Gracias por preocuparte, me gustaron desde que te las ví el otro día.

–Bueno, ahora son tuyas. Quedatelas para que te acuerdes de mí cuando no nos veamos.

–Ya quisieras, Fernando. Vamos que después baja el sol.

Eres mi razón de ser feliz || Fernando GagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora