⋆ [CANCELADO]
¡Soy un lobo solitario!.
Tal vez dejo de serlo al conocer a su
querido Joven Alfa.
Donde Morinaga es un alfa sumiso.
Y donde Souichi es un Omega
mayor rebelde.
El amor suele estar frent...
Después de tomar una ducha, Souichi se miró detenidamente al espejo, aún con el cabello mojado y gotas de agua cayendo de este, se contempló así mismo. Dirigió su mano derecha acomodando sus mechones húmedos y luego se detuvo. Tocó sus labios suavemente.
"Es chico debió haber estado loco".
Pensó. Salió del baño cubriéndose con una toalla en la cintura.
Entró a su habitación y tomó de inmediato su móvil.
>>No iré a trabajar ni a clases tampoco, tomate el día, te aviso cuando vuelva, estoy indispuesto.
Morinaga suspiro con pesadez al leer aquel mensaje, desde hace varios días que él Omega lo había estado evitando. En las oficinas había pedido incapacidad por problemas de salud. Así que no había estado yendo a la universidad; ni a clases ni al trabajo. Tetsuhiro se arrepentia por lo impulsivo que fue aquel día y no sabía como remediarlo.
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Ya había pasado una semana. Era lunes, en la hora del almuerzo.
—Morinaga Senpai —habló la Omega—. ¿Qué le parece si hoy almorzamos juntos? —sonrió tímida.
—Claro, vamos Yuno–chan.
Pasaron por las vitrinas del comedor, tomando los alimentos del día.
Morinaga caminó junto con la Omega hacia una de las mesas vacías, Yuno–Chan se adelantó rápidamente para poder apartar y sentarse a solas con Tetsuhiro, sin embargo, él se detuvo, sintiendo un pequeño presentimiento. Su corazón latió de forma extraña que lo hizo sentir inquieto. Volteó a ver a los alrededores y ahí estaba, Souichi en el fondo del comedor sentado junto al ventanal.
—Morinaga Senpai, por aquí... —habló la Omega tratando de llamar la atención de su mayor. Morinaga reaccionó y se dirigió rápidamente junto a ella.
—Dame unos minutos, te dejo aquí mi bandeja de comida, ahora regreso—dijo para luego irse.
Yuno asintió, no sabía que había pasado, Morinaga se comporto muy inusual, lo siguo con la mirada por fin comprendiendo.
—Senpai... —habló atrayendo la atención de Souichi—. Yo... ¿Puedo sentarme? —preguntó.
—Muchas gracias Senpai, esto... yo iré directamente al punto, aquel día...
—¿Cómo está tu herida, ya mejor? —interrumpió a secas, preguntando al ver un poco de gaza en la frente del menor. Tetsuhiro tocó donde su herida y asintió.
