2 4 | "Dame más tiempo"

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Morinaga acarició por debajo de la camisa del mayor, justo en la parte inferior de su espalda.

Intensificaron la unión de sus labios para finalmente separarse con lentitud.

El Omega limpio su boca, aquel beso proporcionado por el menor, le dejó la comisura de los labios húmedos.

—Eso fue repentino—dijo tímido.

—No pude evitarlo—sonrió pícaro y plantó otro beso al contrario, quien no se opuso, simplemente se dejó llevar.

Tetsuhiro estaba más lleno de felicidad, la relación con su querido Senpai podía describirse con la palabra "confianza".

Bueno.

Aunque a veces el Joven Alfa era lo suficientemente celoso en diversas situaciones, Souichi también lo era, aunque más relajado, él sabía que el problema que tuvieran se resolvería rápido, con charlas comprensivas y uno que otro... golpe.

A veces Morinaga solía exagerar las cosas, por ejemplo, cuando el Omega cuidaba de su pequeño sobrino, Tetsuhiro se sentía opacado y desplazado por este.

¿Ridículo?. Tal vez un poco, Yukine solo era un niño de 4 años. Un cachorro Alfa que gustaba de dormir en los brazos del mayor o simplemente sentarse sobre su regazo para contar anécdotas que sólo un infante hace.

Así que Morinaga de algo estaba seguro; no podría pasar tiempo a solas con su pareja, si el iba de visita a su casa.

Una idea vino a su mente, que a Souichi le pareció raro y algo vergonzoso.

El Joven Alfa le dio una copia de la llave de su departamento, el mayor negó rotundamente la idea, pero aún así la guardo.

Y así, a veces salía de casa con la excusa de ir a ver las ofertas en el supermercado u cosas acerca con el trabajo... claro. Eso nadie se lo creía, pero tampoco se lo recriminaban.

"El amor, el amor", canturreaba Tomoe maravillado, apoyaba mucho esa relación. Su hermano se veía "relajado", feliz, era menos agresivo y sobretodo "estaba más relajado".

Ir de visita al departamento de Morinaga, era como regresar a su nidillo de amor.

Aunque aveces fuera un poco arisco.

—Ahgm... —jadeo el mayor, sosteniéndose en los hombros del Joven Alfa, soltando suspiros suficientemente audibles, que hacían excitar más al contrario.

Morinaga pasaba sus incisivos en el cuello del Omega, sin morder si quiera, solo raspaba la piel para quitar ese picor en sus encías e ir dejando marcas con cierta intensión territorial.

El menor presionó sus dedos en los glúteos de Souichi, para sentarlo sobre su regazo aún de piernas abiertas.

A Tetsuhiro le gustaba hacerlo en esa posición, adoraba como Souichi le abrazara con más fuerza y el hecho de que ocultaba su rostro acalorado sobre su pecho, mientras presionaba sus piernas alrededor de sus caderas, dejando que él hiciera todo el trabajo.

Aunque eso no durará mucho tiempo, el Joven Alfa haría que regresarán a la misma posición en la que estaban con anterioridad, ya que también gustaba de observar el rostro del Omega. Atacar sus labios con salvajismo, morderlos, chuparlos e incluso lamerlos, era gloria para él, al igual que rozar sus dedos sobre esos delicados y erectos pezones del mayor, mientras lo embiste con lentitud, hincando su miembro hasta el punto erógeno interior de Souichi.

La mejor parte de su relación.

El sexo no era un problema.

El Omega reposaba exhausto con la mejilla retrancada en el pecho del menor, montado sobre este, "como siempre" al final de cada momento íntimo, mientras que Tetsuhiro reposaba recostado sobre la cama, dando mimos al mayor, besos y una que otra caricia reconfortante, hasta que terminará el tiempo de combinar sus esencias, él uno con él otro y bien, con la protección necesaria.

T o d o   a l   r e v é s ♡ | ᵒᵐᵉᵍᵃᵛᵉʳˢᵉ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora