Capítulo 5 - 3: Final y comienzo...

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El tiempo había pasado, la estación fría de a poco dio paso a principio de la primavera, las nubes frías poco a poco dieron paso a un cálido sol.

Las personas que había conocido y también las que ya conocí, como mi antigua amiga, ya no estaban en mi vida.

Sin embargo, ellos continuaron con la suya...

La chica de cabello negro, antes rojizo, Hayashi Reiko, con la ayuda de su amigo Hamasaki Fujita, eventualmente y a pesar de sus miedos había logrado volver a clases, por otra parte, aquel que  sufría en silencio por la violencia familiar que Hayashi me habia contado, había encontrado apoyo en quien había engañado a todos para protegerse a sí misma.

Ambos, pasados los días, se habían vuelto más cercanos.

En cambio, el chico rubio Kawamura Akihiko, quien siempre se mostraba de manera altanera y confiado, aquel que siempre estaba rodeado de gente y reía más fuerte que nadie, ya no estaba con quienes para él eran sus inseparables amigos.

La chica de cabellos castaño claro, ojos rojizos, mirada curiosa e inocente personalidad, Yukimura Manami, se había sobrepuesto a sus propios miedos y había logrado de a poco ser quien de verdad era, tratando por todos los medios de ser la delegada de clases que ella quería ser.

También está aquella chica, que escondía una dulce alma detrás de una fachada valiente e inquisitiva. Tsukino Kohana, aquella que era el orgullo de sus padres y de la preparatoria, aquella que solo buscaba conocer el amor... y yo cobardemente no supo responder... había decidido dar un paso a un lado y seguir su camino.

Prometiendo que en algún momento solicitaría mi ayuda.

Por otra parte, la chica de cabellos castaño con ligeros brillos rojizos y ojos verdes, Fujioka Annaisha, simplemente había logrado sobreponerse a todo y como siempre, demostrando su fortaleza,  siguió con su vida, apoyando a su madre en la cafetería y también guiando y cuidando de su pequeña hermana.

Los días habían continuado su curso, las personas que antes compartían sus vidas, temores y alegrías, hoy en día son solo una sombra de lo que fueron... y ahora continúan por separado.

—¿Y qué pasa con aquel chico de cabello negro, desordenado, ojos azules y de mirada como si siempre estuviera enojado? —preguntó la enfermera quien me miraba algo preocupada, pero manteniendo la compostura.

—Ha vuelto a lo que quería desde un principio, ha conseguido su soledad —contesté de manera pensativa.

Había ido a la enfermería para hacerme el chequeo médico que me hago comúnmente dos veces a la semana, pero ahora era diferente ya que no era solo el corazón lo que me dolía. Estaba confundido...

Ambos estábamos sentados en unas sillas donde siempre conversaban y de pronto comencé a hablar respecto a mi vida.

—Nishimura-- Masao-kun, sabes que puedes contar conmigo, sé que quieres estar solo y respeto eso... pero eso no significa que debas aguantar todo... —la enfermera había dejado a un lado las formalidades e intentaba acercarse a mí para que pueda confiar en ella.

La miré algo cansado y me fijé nuevamente en sus detalles..

Ella tenía su cabellera negra tomada con unos palillos que hacían un moño justo detrás de su cabeza y unos mechones saliendo por su frente y costado de su rostro, sus lentes de marco rojizos se los había sacado y me miraba con calidez.

—Es extraño, Kobayashi-sensei... intenté por todos los medios alejarme de la gente, pero esta... hace lo posible por acercarse a mi... —comenté con una ligera sonrisa—. No lo entiendo, Kobayashi-sensei... por más que pienso, no logro entenderlo.

—Eso es porque has logrado hacer un cambio en sus vidas, de una manera más importante de lo que crees —contestó la enfermera mirándome a los ojos—. Es lógico que, si entraste en sus vidas y causaste tal impacto, ellos quieran acercarse a ti.

Estaba confundido, más que nunca todo lo que me rodeaba se había vuelto confuso, todo lo que, engreídamente, creía saber de la vida se había vuelto extraño y ajeno... 

—He cometido muchos errores y me considero una pésima persona... He sido un cobarde y herido a quienes no se lo merecían... —comenté mirando a la nada—. He hecho cosas que me arrepiento, todo para que me odien y así me sea más fácil estar solo... y ahora que lo he logrado, me siento... vacío, fragmentado, batallando entre mi necesidad de soledad y querer proteger a quienes me rodean...

—¿Por qué dices eso, Masao-kun? —preguntó la profesora atenta a lo que iba a responder.

—Annaisha tiene razón... no sabe nada de mí, nadie sabe nada de mí y aun así... —de pronto me había vuelto más ansioso y mientras pensaba en todo lo que había ocurrido, empuñé mis manos sobre mis rodillas—. No puedo seguir escapando de mi pasado...

—Hablas de...

—Ha pasado varios meses y temía olvidar su rostro, pero Hayashi se parece tanto, que cuando la vi con el cabello suelto la primera vez, pensé que era ella y quería abrazarla... no quería soltarla... no quería volver a cometer el mismo error y terminé por ayudarla y queriendo cuidar de ella, lo que me trajo problemas también con Annaisha, alguien a quien prometí que haría todo lo posible para que no se convierta en lo que soy... pero, temo que vaya hacia allá, porque a pesar de que haya aclarado el malentendido, se ha vuelto distante con sus amigos... y por más que trato no puedo quitármela de la cabeza...

Estaba nervioso, mis manos empuñadas y mi mandíbula apretada mostraba mi debilidad antes los recuerdos que en mi mente atormentaban.

—Masao-kun... respecto a eso quería hablar antes, pero temía preguntar... —la enfermera tomó una carpeta amarilla que tenía sobre el mesón de metal a su izquierda—. Según los registros, tu familia se conformaba de cuatro personas... Tu madre, quien según tengo entendido, está en constantes viajes de trabajo, al igual que tu padre, entonces... la cuarta persona antes de que entraras a esta preparatoria era...

Tragué saliva, mis manos empuñadas temblaban y mi corazón se endureció... Temía recordar todo, temía volver atrás y recordar errores que tanto me costó olvidar. Pero de pronto algo sucedió, logré respirar profundo, mis manos se relajaron y mi corazón también, tenía miedo, sabía que si quería encontrar respuestas ya no podía escapar de quien era y de quienes por todos los medios intenté olvidar.

Los recuerdos resonantes que constantemente martillaban mi mente...

Una mirada tierna, pero algo cansada, su cabello rojizo, sus ojos azules, cada vez que ella iba a mi habitación a despertarme, cada vez que tomábamos desayuno y nos íbamos a la preparatoria, lo feliz que estaba por haber podido entrar a la misma que yo... todas aquellas conversaciones sobre la vida y también aquellas llamadas por el móvil que se perdieron en el aire mientras él viajaba raudo por el tren, buscándola aquel día... todo ello estaba volviendo...

Fue entonces cuando decidí contarlo todo, en un intento de encontrar sentido a lo que estaba viviendo y sobre todo, el verdadero significado sobre mi dolor en mi corazón...

Tomé aire, levanté la vista y declaré:

—Suzume... Suzume Nishimura... Mi hermana menor

 Mi hermana menor

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Lost Sorrow  Vol. 2 EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora