Capítulo 4 - 3: Ángel incomprendido.

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Las mentiras son parte de nuestra naturaleza como ser humano, está tan arraigado en nuestro ser que es casi imposible no hacerlo, incluso para cosas pequeñas como alguna simple excusa ante un error. Será pequeña, pero sigue siendo una mentira.

Pero, hay algo más dentro de todo esto, y es que la peor mentira es la que se hace a uno mismo...

Y aquel día comprendería el por qué.

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Había quedado algo sorprendido al escuchar la petición de Yuki-san, no lograba comprender del todo y mucho menos las razones del por qué.

—¿Por esa razón me trajiste aquí? —pregunte mientras aún continuaba apoyado en la mesa con mis manos en los bolsillos.

Yuki-san se puso de pie frente a mí, con las manos a su espalda, dio media vuelta y me miró:

—En realidad, debía llevar estas cosas, pero fue una buena oportunidad para hablar contigo a solas. Y mejor aun cuando Fujioka-san me dijo que no podía venir.

—¿Y eso por qué? ¿no confías en ella?

—No es eso... solo que tampoco estaba segura, esto es nuevo para mi y aun no tengo confianza en mí misma... —declaró pensativa, para luego levantar su mirada y dirigirla a mi—. ¿Recuerdas cuando te pregunté si podía ser yo misma?.

—Si... Pero aun no entiendo a qué te refieres con eso —comenté y cuando lo hice, Yuki-san se había quedado mirándome seria. Sin expresión...

—¿Yuki... san? —pregunté algo confundido, a la vez que trataba de comprender por qué me miraba así

Mi delegada de clases continuó con su mirada fija en mí, pero no decía nada. Era extraño... la sensación que me dio era de alguien que no se sabía muy bien cuáles eran sus verdaderas intenciones.

—Hay muchas cosas que no comprendo y una de ellas era porque la gente me mira como tú lo haces ahora. Supongo que se debe a que no logro comprender a la gente también —preguntó de manera monótona. Yuki-san había dejado su particular manera de hablar, aquella voz algo cantarina y dulce, a veces, por esa versión de alguien más fría.

—Lo siento, yo...

—¿Por qué lo sientes? ¿Debería ofenderme? —me preguntó nuevamente de manera monótona, y a continuación comprendí:

—¿A esto te referías con "ser tu misma"? —dije ya más calmado a la vez que trataba de analizar un poco la "nueva" personalidad de Yuki-san.

—Creo que es algo con lo que siempre tendré que lidiar. Es extraño... —Yuki-san se tornó pensativa, pareció por un momento que volvía a ser ella misma, a mostrar sentimientos nuevamente.

Me pareció muy intrigante que ella fuera así, creo que había leído hace un tiempo respecto a esto, pero no estaba muy seguro, por lo que quise averiguar más. Así que me separe de la mesa en la que me apoyaba, me acerque un poco a ella y pregunté:

—Dime entonces... ¿Desde cuando llevas ocultándolo?

Ella volvió a mirarme fijamente y luego de eso pestañeo rápidamente un par de veces y comenzó a mirar hacia la nada, con la misma expresión.

—Si tuviera que pensar desde cuándo... Supongo que desde que tenía unos 6 años. Siempre me ha costado comprender a las personas y su manera de ser —Yuki-san continuaba mirando a la nada solo que luego levantó su mirada hacia el cielo del salón, como si frente a ella viera sus recuerdos—. Desde que era niña he sido muy curiosa con todo y más de una vez mis preguntas a mis padres y amigos de ellos terminaba por incomodarlos. El problema era que siempre que obtenía alguna respuesta, terminaba preguntando más y más. La gente también me miraba extraño cuando hacía preguntas y siempre terminaba sola.

Lost Sorrow  Vol. 2 EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora