Jungwoo esta celoso.
Pero es diferente a estar celoso de una chica que miro mucho a su amo en la calle.
También son celos diferentes a cuando una empleada se acerca demasiado a su amo.
Son celos que lo hacen sentir mal, poca cosa, enfermo, inseguro, son celos que odia tener, porque derivan del enojo, sino de la inseguridad. Cuando una chica mira mucho a su amo en la calle o cuando una chica se le acerca mucho a su amo, él sabe que ellas no tienen oportunidad, que su amo nisiquiera las va a mirar, por lo tanto siente celos de que alguien mire lo que es suyo sin respeto.Pero ahora, ahora con ella ahí, se siente mal, desplazado, siente que están ocupando un lugar que es solo de él y su amo, su casa es el hogar de Xuxi y Jungui, no el hogar de Xuxi, Jungi y la chica a la que están cuidado porque su amo se fue de viaje y no la podía llevar, por lo que nadie la podía cuidar ahora que tiene el tobillo lastimado, por lo que se les ocurrió(a Jaehyun y a Lucas, alguien denle un premio de "la peor idea del siglo") que era bueno idea que Jungwoo y su amo la cuiden un tiempo.
Lucas la atiende, le hace el desayuno, se lo lleva a la cama, manda a todos a que limpien a la perfección la habitación de ella ya que tiene la nariz muy sensible al polvo, le compra golosinas y hasta la deja ver la tele hasta tarde, beneficio que Jungwoo no tiene. Mientras que él solo tiene besitos, golosinas y algún que otro choker nuevo, pero eso es lo mismo de siempre, le gusta recibir esas atenciones, pero no es suficiente, sería suficiente que ella se vaya a su casa y deje de invadir el espacio de Woo.
-Bebé, ¿qué te tiene tan triste?,-una suave voz, acompañada de un arrugada mano acariciando su pelo lo hicieron sacar la mirada del libro de dibujos que estaba pintando, con colores oscuros, como los sentimientos que tenía muy alojados dentro de él, sentimientos que no quería que salgan a la luz, él no era un chico triste, tampoco enojon, pero ahora parecía serlo, más que nunca.
-Nada,-su voz suavecita salio más baja de lo normal y casi que la señora que trabajaba ahí no lo entendió. Era muy temprano en la mañana, por lo que su amo y la invitada estaban durmiendo, la mañana era el único momento del día en el que salía de su cuarto, no quería verla ahí pintando o cocinando galletitas, tampoco quería verla saludando a su amo cuando llegaba del trabajo, cansado y con los ojos un poquito hinchados de no dormir, extrañaba esa vista, pero le rompería el corazón ver que su Lucas mire con ojitos brillantes a la intrusa.
-Cariño, dime qué pasa, así te puedo ayudar, no me gusta verte así, hace una semana no pasas las tardes conmigo...nisiquiera le has dado el regalo de bienvenida a Ara,-había pintado con acuarelas un gran pez naranja, le había quedado maravilloso y no sólo porque su amo se lo dijo, sino porque esa era la única y pura verdad. Pero al ver a la chica, tan bonita, con cara de muñequita holandesa, se sintió mal y prefirió no darle nada más que un "Hola, soy Jungwoo" en voz bajita mientras se ponía rojo y se escondía detrás de su amo. Ese día ella se veía bonita, hasta con los ojos rojos de tanto llorar
-De verdad no pasa nada...solo me estoy sintiéndome cansadito,-hablo esta vez volviendo a tomar su lápiz de color bordo para pintar todo el pelaje del osito cariñosito del libro que su amo le había comprado hace mucho tiempo atrás. No se sentía cansado, dormía todo el día abrazado a su almohada, veía películas, dibujaba o bailaba, por lo que no estaba tan cansado como decía, hasta se dormía a la madrugada por falta de sueño.
-Buen día,-su voz sonaba dulce, ligeramente profunda, no era la "típica" voz un poco aguda de mujer, era bonita y gruesa, se notaba que podía hablar muy alto o bajito dependiendo del momento, pero en cualquier tono su voz se escucharía linda y Jungwoo la odio por eso. Su día ya estaba arruinado, odiaba estar enojado desde temprano, pero no podía evitarlo y eso lo hacía sentirse todavía peor,-Buen día Jungwoo,-saludo con una sonrisa, levantando un poco la manga de su suéter para poder saludarlo con un movimiento de su mano gordita con uñas pintadas con brillito, se veía tan minúscula y delicada que no podía creer cómo todavía su amo no lo había cambiado por ella.