Corrí y corrí, sin mirar atrás, hasta perder el aliento, mis piernas flaqueaban, mi cuerpo ya no soportaba más, pero mi cabeza sabía que debía seguir corriendo, escondíendome de todo eso que me perseguía. Los tenía rozando mis talones, si no me apuraba metiéndome en callejones abiertos que ya conocía, no podría escapar, tenía que ser más escurridiza, un auto tiene velocidad, pero muchas menos posibilidades de meterse en lugares estrechos, mi única ventaja.
Las sirenas eran cada vez más cercanas, si me detenía ellos iban por mi, querían mi cabeza cueste lo que cueste, no iban a ser amables, no iban a tener compasión, me llevarían y no necesariamente a la comisaría, tampoco me dejarían una llamada, ya escuché miles de historias, se lo que me depara si me agarran. Es el juego del gato y el ratón.
Pero morir ahora habrá valido la pena, ahora morir tiene un significado valioso para mi, si lo hago, fue por una buena razón, de la cual no me arrepiento. La libertad de todas ellas vale más que mi muerte, vale más que la muerte de muchas otras compañeras que intentan sacarlas, ese es el pensamiento colectivo de todxs nosotrxs.
-¡Manos arriba!,-estaba jodidamente acabada, sin darme cuenta había entrado a un callejón, lo único que hacía que no fuera cerrado era una puerta muy alta de alambre, que podia ser escalada fácilmente, sino fuera porque soy muy estúpida para hacer eso,-dije manos arriba y date la vuelta o disparo,-soy un gatillo fácil, si me matan no me buscarán en una zona como esta, si me mata un policía, nadie lo va a detener, nadie va a hacer nada, ellos son la peor peste, todo lo malo que hagan esta cubierto, creen que por tener una placa son impunes, les dan un arma como si nada, los dejan hacer lo que quieren.
La policía sabe todo y no hace nada, sabe de los prostíbulos y no hace nada. Los odio infinitamente, odio no poder hacer nada por todas esas mujeres encerradas, por todas esas que tienen que "trabajar" como esclavas vendiendo su cuerpo, que son usadas y tiradas, odio no poder hacer nada, pero más odio al estado que no hace nada, más odio a la policía que sabe todo, que se supone tiene que cuidarnos, pero no lo hace.
Mi alma tiene odio y mis puños tienen fuerza, mientras que en mi cabeza hay poca inteligencia; que me lleva a hacer cosas sin pensar, pero no importa, la fuerza a veces es mejor que la inteligencia.
Quería llorar de la impotencia, si intentaba escalar, me dispararia por la espalda, aparte de que soy muy lenta escalando, no, no es para una una buena opción escalar.
HongJoong
Baje las manos y rápidamente meti una a mi bolsillo, sacando así el gas lacrimogeno que mi amigo me regalo hace algunas semanas cuando le dije que no me sentía segura caminando sola de noche, a este punto tenía el cañón en mi frente, listo para ser disparado, fue una fracción de segundos.
La adrenalina actuó por mi, tan fuerte que sentía que iba a vomitar, mi corazón iba a mil por segundo, mis oídos pitaban y no entendía por qué ese hombre estaba tirando en el piso revolcándose, intentando sacar algo de sus ojos.
Mire mis manos, todavía en estado de shook, tenía el lacrimogeno en una, así que si, antes de que él pudiera disparar yo le tire el líquido.
Corrí de nuevo, nisiquiera recuerdo cuándo escale o cuando me puse a llorar, pero se que llegué a casa.
-¡mamá! ¡Por favor abre!,-llore, era un mar de lágrimas y desesperación, tenía tanto miedo de que me hayan seguido, me sentía sucia, quería estar bañada y en mi cama caliente, sin recordar la cara de esa chica a la que pude sacar de las garras de un proxeneta, hace meses estábamos intentando sacarla de ahí, Johnny llevó a cabo el plan y mierda, me sentía tan bien, pero con tanto miedo.
Ya no podría dormir, ¿y si quemaban mi casa? Ellos eran capaces, necesitaba hablar con Taeil y que me asegure mi seguridad, sabía que meterme en todo eso era peligroso, pero era yo o las demás y ya todos sabían la respuesta.
-Mami, mami te amo mucho,-llore en sus brazos, mis piernas no soportaban mi peso y me deje caer, llorando en el hombro de mamá, qué me preguntaba que pasó, ella no se merece esto.
Sentía la mirada de todos los amigos de Nana, todos estaban preocupados, yo seguía llorando, con el jean roto a causa de haber saltado la reja de casa para entrar lo más rápido, todo estaba tan mal.
❛❜
-Son chicos con mañas, ella vino de la calle, no puedes esperar que se olvide de eso...cuidala porque te la van a matar,-quería gritarle a ese hombre idiota que no era maña, que estaba haciendo algo bueno.
Johnny y Taeil me dijieron que la chica ahora estaba bajo protección, que la tenían escondida y a punto de ser llevada a Francia, en donde Ten y Sunmi les dan hogar y cuidados, la 324 en cinco años, rescatada por "Moon -gang-".Taeil siempre intento rescatar a las prostitutas, luego de que se hayan llevado a su hermana empezó a meterse en ese negocio, intentando desmantelar redes pequeñas, sin miedo a nada, dándole alojo y todo lo necesario a esas chicas rescatadas, ahora no solo es una "pandilla" es algo más, de lo que formó parte, con mucho miedo y honor.
Moon Lina, era mi mejor amiga y se la llevaron, nunca volvió a mi vida, eso no solo pasó conmigo, pasa con miles de chicas alrededor del mundo y estoy harta.-No lo escuches,-me asuste tanto que salte un poquito, me di la vuelta encontrándome con el amigo de Nana, el más chiquito pero el más alto, de pelo ahora naranja.
Me sonrió un poquito con su boca rellena y me indicó con la cabeza mi habitación, asentí caminando detrás de él, queriendo abrazarlo por la espalda, pero me contuve.
No quiero a nadie en mi vida, no puedo dejarlo entrar a mi vida, siento tanto miedo de que algo le pase, en mi lista ya están: mamá, mamá biológica, Jaemin, Taeil y Johnny. No puedo agregar a nadie más, me pueden sacar a tanta gente que quedaría devastada...simplemente no puedo.-Siento ganas de desaparecer,-dije acostandome al lado de él, sintiendo su olor de recién bañado, su piel se veía más suave y blanca a causa del baño.
Él no podría entender ni la cuarta de lo que hago, ni por qué lo hago, no puedo explicárselo, no quiero hacerlo, solo quiero tirarme a llorar, evitando pensar en que quiero hecharme atrás y seguir con mi vida común de adolescente de 18 años, pero no, lo hago por Lina, para algún día, encontrarla.
-¿qué pasó ayer? Estamos todo preocupados,-su voz profunda me hizo levantar la mirada, sosteniendo la suya por algunos segundos.
-Le tire gas lacrimogeno a un policía, casi recivo un disparo en la frente, escale un portón y la reja de casa, corri más de treinta cuadras...fue horrible, Jisung,-todos esos hombres sucios tocando a esas mujeres, se sentía repulsivo y doloroso, quería prenderlos fuego, sacarlas de allí para siempre, dejar de ver la tristeza en los ojos de ellas, eso fue lo más horrible de la noche, me sentí tan inútil e incapaz.
El silencio se presentó en la habitación, quería pedirle perdón y abrazarlo toda la mañana, decirle que lo quiero muchísimo, pero nada salió, simplemente me di vuelta recibiendo un cálido abrazo por la espalda.
-No quiero que mueras,-asentí con cuidado, sujetando su mano con mucha fuerza, lo necesitaba pegado a mi.