18._ Regresar a casa & vivieron felices por siempre

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Después de casi un mes de estar encerrado el rey volvió al castillo, a su acogedora morada junto a su amado pelinegro, había salido en el instante en que le dieron de alta sin avisar o esperar que lo recogieran.

Llego caminando hasta el castillo, la primera en verlo fue izayoi que de inmediato corrió escaleras abajo para saludarlo.

  

-Sesshomaru-kun, por fin has vuelto.-Saludó feliz su suegra dándole un rápido pero fuerte y maternal abrazo.-Nadie nos aviso que llegarías, hubiéramos preparado algo especial para celebra tu regreso.-Argumentó en tono de regaño.

-En cuanto me dejaron ir vine por mi cuenta, quería tomar algo de aire fresco y llegar lo antes posible para ver a mi desaparecido esposo.-Se excusó tranquilamente.

 

La pareja no se había visto desde que el albino fue recluido en el hospital por órdenes del menor. Como el rey estaba indispuesto la reina tuvo que asumir el control del país en su ausencia. Para inuyasha fue un arduo y estresante trabajo puesto a que tenía que asumir los dos papeles las importantes de todo el reino, ambos gobernantes. Claro que recibió ayuda de inu no taisho y sus hermanas, pero aun así fue un difícil trabajo.

-Inuyasha estuvo demasiado trabajo en tu ausencia y se le hizo imposible dar un paso fuera del castillo, soy testigo de que quiso visitarlos a ti y a midoriko-chan pero lo pudo ser.-Explicó la pelinegra algo apenada.

-Entonces lo sorprenderé con mi llegada, ¿Sabe donde esta?-Preguntó educado.

La mayor le sostuvo los hombros para ponerse en puntillas y darle un maternal beso en la frente.-Bienvenido de nuevo, estoy muy feliz de que estés bien.-Dijo separándose de él.-Inuyasha está en su alcoba.-Respondió sonriente.-Disfruten su reencuentro.-Izayoi le guiñó el ojo divertida y luego se marcho.

Sesshomaru suspiro levemente por la divertida indiscreción de su suegra, luego se dispuso a ir a su alcoba.

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En el baño de su habitación inuyasha tomaba un necesitado baño relajante, al terminar salió con cuidado de la gran tina, pasó por el gran espejo de cuerpo entero de una de las paredes, se detuvo frente a él; se quedo parado observando su vientre, este había aumentado levemente su tamaño, sonrió y acaricio su vientre. Al mirar de nuevo al espejo vio a sesshomaru sonreírle desde el marco de la puerta.

          

-¡Sesshomaru!-Exclamó sorprendido el menor.

El rey avanzo hasta él con relativa lentitud, sus miradas estaban conectadas por el espejo, sesshomaru abrazó por la espalda a su amado esposo posando una de sus manos sobre la que inuyasha tenía sobre su vientre.

   

-Está creciendo.-Dijo el peliplata acariciando la pancita donde crecía su bebito.

  

-Sesshomaru ¿cómo es que…?-El menor no salía de su sorpresa. Había deseado tanto ver a su amado y ahora estaba allí, era él realmente, no más espejismos de su mente y su necesitado corazón. Su calor, su aroma, su tacto eran reales.

El pelinegro no necesito entender más que eso, se dio rápidamente la vuelta y atrapo los labios del otro en un beso que les hacía falta a ambos. Sesshomaru lo levanto cargándolo en sus fuertes brazos y lo llevo hasta su cama depositándolo con suavidad en ella.

     

-Había esperado tan desesperadamente este momento, el momento en pudiera ver tu hermoso rostro mirándolo sólo a mi.-Dijo mientras acariciaba su rostro con ternura.-El momento en que pudiera volver a probar tus dulces labios.-Se acercó a sus labios tan solo rozándolos con los suyos para luego desviarlos hasta el cuello del menor y besarlo allí.

Casado Con un PrincipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora