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Ashiya se esforzaba más que nunca por parecer animado y normal. Si bien solía intentar aliviar el ambiente todo el tiempo - en especial con el tipo de jefe que tenía - ahora sentía una necesidad inmensa de mantenerse siempre con el ánimo al 1000%, porque pensaba que de lo contrario comenzaría a actuar extraño y levantar sospechas, y no quería saber de qué ni de quién serían. 

Se daba cuenta de que comenzaba a ser mucho más consciente de Abeno. Y al mismo tiempo, de vedad, de verdad esperaba que Abeno no fuera consciente de que él ahora era consciente de él. Ashiya sabía que no era exactamente bueno para disimular o mentir, pero ya que Abeno no había dicho nada sobre que se comportara extraño, supuso que no debía de estarlo haciendo tan mal. Igualmente, mantenía su guardia alerta, como cuando se encontraba con algún yokai pasajero en la escuela y debía disimular que no lo veía.

Ya había experimentado lo que pasaba cuando no los ignoraba en la escuela, y no estaba seguro de querer experimentar lo mismo pero trasladado a su situación con Abeno. No, ni de broma.

- Ashiya - el chico sintió un fuerte latido en su pecho cuando escuchó la voz de Abeno llamándolo -, deja la tarde de mañana libre, tenemos trabajo.

- ¡Entendido! - respondió con una sonrisa. ¡Genial! Podría ver a Abeno mañana después de la escuela.

- Que ni se te ocurra faltar, ¿escuchaste? Para este trabajo es totalmente necesario que vengas.

- ¿Eh, en serio? - ahora estaba más emocionado. Significaba que Abeno confiaba en él, ¿verdad? Que estaba dependiendo de él, ¿verdad? Era una buena sensación el ser necesitado, aunque sólo fuera para otro trabajo - Bueno, no te preocupes: sea lo que sea, ¡puedes dejármelo a mí!

"Tiene la expresión engreída de alguien que se cree importante"  pensó Abeno. Luego, suspiró como de costumbre.

- Simplemente no llegues tarde, ¿de acuerdo?

- ¡Sí, entendido!

*****

- Eh, entonces, Abeno-san... ¿Qué hacemos a la mitad del bosque?

El día era cálido y agradable. Se había encontrado con Abeno en la Mononokean a la hora que habían acordado, pero por algún motivo la sala de té yokai los había dejado cerca de una montaña y en medio de un bosque verde. Ashiya había supuesto que se encontrarían de inmediato con el cliente, o que llegarían a un templo antiguo donde vivieran yokai, pero ya llevaban casi media hora caminando sin llegar a ningún lugar.

Ashiya iba detrás de Abeno, que vestía su kimono rojo habitual. Ya antes había pensado en lo bien que le quedaba y lo maduro que se veía en él (incluso lo había elogiado en voz alta una vez, hace mucho, lo que lo avergonzaba enormemente ahora), pero siempre volvía a pensarlo cada vez que lo veía. Se preguntaba cómo se vería Abeno en otro kimono, con otro color o patrón. Pensó que un color naranja o amarillo le quedaría bien, o tal vez un rojo más profundo, incluso un verde oscuro. Luego sacudió la cabeza al recordar que tenía trabajo por hacer y que debía concentrarse, intentando calmarse para que el rubor no se le subiera a las mejillas.

- El cliente de hoy está esperándonos más adelante - respondió Abeno -. No hay sitio por donde la Mononokean pueda abrir una puerta y dejarnos, así que no nos queda de otra más que caminar. Aguántate.

- No, no es que me esté quejando de tener que caminar...

- ¿Entonces qué es?

- ¡N-Nada, no es nada! ¡No te preocupes, estoy bien! - Ashiya instantáneamente evadió la pregunta. ¿Que "qué era", preguntaba él? Era que estaban caminando juntos, los dos, solos, en un sitio como para tener una cita al aire libre, y Abeno tenía puesto ese kimono que le quedaba malditamente bien. Ashiya había estado sintiendo la ansiedad crecer en su interior a cada minuto que pasaba.

- ¿De verdad estás bien?

De la nada, Abeno se acercó y volteó la cabeza para ver bien la cara de su empleado. Ashiya se encontró de pronto frente a frente con aquellos ojos dorados con los que a veces soñaba, dormido o despierto, y lo tomaron completamente desprevenido. El color subió por su cara en un instante y su corazón se aceleró.

- ¡E-Estoy bien! ¡De verdad estoy bien! ¡Me-Mejor que nunca! - Ashiya reía nerviosamente.

"¡Demasiado cerca! ¡Demasiado cerca! ¡Demasiado cerca! ¡Demasiado cerca!"  pensaba sin parar.

- Es obvio que no estás bien. Tienes la cara totalmente roja - le respondió Abeno -. Te dije que era necesario que vinieras para hoy, ¿acaso fuiste y pescaste un resfriado aún sabiendo eso?

- ¡¿EH?! -Ashiya cubrió su cara con una mano al oír el comentario de cómo estaba de rojo - Eh. Ah. Este... A-Ahora que lo mencionas, ¿no hace un poco de calor hoy? M-Me pregunto si tendré fiebre... - el pobre chico miraba a todos lados, evitando el contacto visual y esperando que la excusa funcionara. Pero entonces pudo percibir cómo el semblante de Abeno se oscurecía, visiblemente molesto porque se había "enfermado" un día que tenían trabajo - ¡No, no ,no, estoy bien, de verdad estoy bien! ¡Ah, Abeno-san, no hay que hacer que el cliente espere! Vamos, vamos era por aquí, ¿verdad?

Ashiya aceleró la caminata, pasando de Abeno y aún evitando el contacto visual. Sentía que su corazón iba a mil por hora, tan rápido como cuando el Juez corría en su forma de bestia, o tal vez incluso más. Su cara estaba ardiendo en rojo y cerró sus manos temblorosas en un puño.

- ¡Oye, espera Ashiya! - Abeno le habló, pero no le hizo caso. El muchacho en el kimono se mantuvo observándolo un momento antes de comenzar a caminar también - ¿Qué le pasa? Esta actuando más raro de lo normal. Como termine asustando al cliente o estropeando el trabajo se las verá conmigo.

"Eso estuvo cerca... Demasiado cerca" pensaba por su parte Ashiya "¡Ahhh, maldición! ¿Cómo puede acercarse tan naturalmente? ¡Qué injusto! ¡Un día me vengaré de esto, Abeno-san!"

Haciendo pucheros, caminó hasta donde se suponía que estaría el cliente, sin voltear ni una vez para ver a Abeno. Ya había tenido una muy buena vista de su rostro por el día de hoy. No podría aguantar más que eso.

Tomodachi Meter (Ship Ashibeno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora