6

520 63 9
                                        

Ashiya no podía sacarse de la cabeza estos nuevos pensamientos.

- Ya sabía que era imposible desde el principio - dijo, pensando en voz alta en su habitación -. Siempre lo supe. Pero me pregunto por qué... no puedo terminar de aceptarlo. Bueno, ¿cómo podría? De verdad me gusta mucho Abeno-san. Y aún así; aunque me guste tanto... - Ashiya suspiró - No es justo.

No, definitivamente no era justo. ¿Por qué había tenido que enamorarse de él? ¿Por qué no de alguien más? Si fuera una chica, u otro chico, Ashiya sentía que probablemente podría hacer mucho más progreso que el de ahora, que era nulo. Incluso podría simplemente confesarse y ser rechazado, dejarlo atrás y continuar con una relación de amigos.

Pero no podía hacer eso con Abeno, no solo por la vergüenza que le daba, sino también porque conocía a Abeno demasiado bien. En el momento en que considerase a Ashiya una carga para el trabajo, lo despediría y cortaría toda relación. ¿Y qué era más inconveniente que él enamorado de su jefe? Probablemente nada. Si no quería que nada de eso pasará, lo mejor era rendirse.

Aún así, Ashiya no podía terminar de aceptar el resignarse sin más. Pero tampoco podía confesarse. Estaba en un círculo vicioso del cual su mente no podía escapar, lleno de dudas, miedos e inseguridades. Pasó gran parte de la noche en este predicamento hasta que comenzó a cansarse y caer dormido, con su mente llena de Abeno: sus ojos, su cabello, su cara enojada, sus esporádicas sonrisas. Su voz. Ashiya quería que llegara el día siguiente pronto para poder verlo, y al mismo tiempo no quería que llegara. Estar al lado de Abeno había comenzado a ser doloroso, pero también era doloroso no estar con él. Ashiya sintió ganas de llorar por la frustración y la mezcla de sentimientos dentro de él, y escondió su cara en su almohada. Se quedó así hasta que cayó dormido.

Abeno, por su parte, pensaba algo similar a Ashiya. Estaba en el dilema de querer ser más cercano a él, y al mismo tiempo la necesidad de guardar la distancia. No podía arriesgarse a que algo le pasara a Ashiya; sin embargo, querer tener una relación de más confianza no causaría nada así, ¿verdad? Aunque luego pensaba en que Ashiya se pudiera dar cuenta de lo que sentía por él. Era un tonto la mayor parte del tiempo, pero era extrañamente perceptivo para cosas así, y Abeno lo sabía. No quería involucrarse más de lo necesario con él ya que causaría toda clase de problemas, y sin embargo, Abeno deseaba algo más. Pero se conformaría con solo un poco más. Y de nuevo, su ciclo de pensamiento se repetía, y tampoco podía conseguir conciliar el sueño.

Ambos se enfrentaban al mismo problema desde diferentes ángulos, mientras se movían alrededor de ese metro de distancia figurativo que mantenían: el "metro del amigo", que los volvía más que conocidos, pero menos que una pareja.

Al día siguiente, Ashiya llegó tarde y Abeno pasó casi todas las horas de la mañana durmiendo. Llegó la hora del almuerzo, y Ashiya se volteó para hablarle y despertar a Abeno. No había visto su cara en todo el día, ya que se la había pasado dormido.

- Abeno-san - dijo Ashiya con su voz alegre y algo cantada -, ya es hora del almuerzo. Vamos a comer juntos donde siempre - Abeno tardó unos segundos en levantarse, pero había reaccionado casi de inmediato a la voz de Ashiya.

- De acuerdo - respondió, inexpresivo. Estaba intentando ocultar que le hacía feliz algo tan simple como que Ashiya lo invitara a comer, aunque hacían lo mismo todos los días - Oh, por cierto, mañana tendremos trabajo de nuevo.

- Entendido. Entonces... - Ashiya se dispuso a sacar su almuerzo y levantarse para irse, cuando de pronto llegaron Fusshi y Saga a su asiento.

- ¡Ashiya! - Saga casi se cae al correr hasta su sitio - ¡ Te necesitamos! ¡Es una emergencia!

- ¿Qué sucede? Me sorprendiste hace un momento - respondió.

- Pues verás - dijo Fusshi - un amigo mío de la secundaria dijo que algunas chicas de su grupo estaban interesadas en hacer una cita grupal, así que se ofreció a ir y llevar a algunos amigos. Saga y yo ya le dijimos que sí, pero necesitamos a uno más.

- ¡Y eres el único a quien podríamos pedirle algo así! - interrumpió Saga - Por favor, Ashiya: ¡ven con nosotros a la cita grupal! - Ashiya se quedó callado un momento.

- Eh... ¡¿EHHHH?! - Ashiya casi gritó - N-no; no, no, no, no, ¡no puedo ir a algo así! - negó con sus manos de forma exagerada. Luego, despistadamente volteó a ver a Abeno: su expresión era una mezcla de enojo y disgusto.

"¡Maldición!" pensó Ashiya "¡Abeno-san parece estar muy enojado! ¿Qué tal si piensa que quiero saltarme el trabajo para ir a la cita grupal? Pero no tengo ningún interés en eso. Además, si buscara salir con alguien, ¡ese sería Abeno-san!"

- ¡Por favor! - volvió a insistir Saga - ¡Sólamente necesitamos a uno más! ¿Acaso no dijiste que querías experimentar lo que era la vida de preparatoria?

- B-Bueno, sí, pero...

- ¡ Entonces esta es tu oportunidad! - Saga parecía realmente desesperado - ¿Qué puede ser más de preparatoria que buscar salir en una cita grupal?

- De verdad que no...

- Vamos, Ashiyan - dijo Fusshi - ¡Seguro será divertido!

- Pero... - Ashiya intentaba negarse, consciente de que Abeno estaba ahí, escuchándolo todo, pero era imposible con la insistencia de sus dos compañeros. Abeno simplemente observó, visiblemente irritado.

"Tch. Seguro que al final acepta ir" pensó "Ese niño de cinco años es tan malo cuando lo presionan"

- ¡Sólo esta vez! Ven sólo esta vez, ¿sí? - Saga seguía sin rendirse.

- ¡Vamos, Ashiyan! - Fusshi le apoyaba.

- De verdad que yo...

- Además, ¡podrás conocer chicas lindas!

- Yo...

- Ah, es verdad, mi amigo dijo que eran bastante lindas

- Y-Yo...

- ¡¿De verdad?! ¡Definitivamente tienes que venir, Ashiya!

- ¡Yo...! - en ese instante, tal y como Abeno había predicho, Ashiya cedió ante la presión. Pero su respuesta fue totalmente diferente a lo que él esperaba - ¡Yo ya tengo a alguien que me gusta!

Ashiya había cerrado los ojos con fuerza al decir eso. Cuando los abrió, se dio cuenta que Fusshi y Saga habían dejado de hablar. Ambos lo miraban algo sorprendidos. Entonces, Ashiya volteó a ver rápidamente a Abeno.

Abeno estaba con los ojos muy abiertos, mirándolo, sin palabras. Tenía la mandíbula ligeramente abierta. La expresión de su rostro era de sorpresa pura, casi como si alguien que creía conocer lo hubiera apuñalado repentinamente. Ashiya sintió cómo, en un instante, su cara se puso completamente roja por la vergüenza de haber dicho algo así en frente de la mismísima persona que le gustaba. Empezó a sudar frío y a temblarle las manos.

"Oh no... ¿Qué acabo de decir?"

Tomodachi Meter (Ship Ashibeno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora