Siete

42 5 0
                                    

Noto el teléfono vibrar bajo la almohada, ¿qué hora es? ¿me he quedado dormida? Saco el móvil de debajo de la almohada, abrí los ojos un poco, eran las dos de la mañana, alguien me estaba llamando, descolgué casi instintivamente.

- ¿Si?

- Ábreme.

- ¿Diego?

- ¿Quién más te llama a las dos de la mañana pidiendo que le abras la puerta?

- Se te ha ido la olla.

- O me abres o empiezo a tocar el timbre.

- Joder.

- Estoy en la puerta de tu casa.

- ¿Cómo has entrado...? Bueno da igual.

Me levanto medio dormida, estoy desnuda, solo llevo las bragas puestas, busco el batín pero no lo encuentro, son las dos de la mañana y un tío esta esperando en mi puerta para follarme, creo que le dará igual que lo reciba desnuda. Cuando abro la puerta me tapo el pecho con la otra mano, no me da tiempo a reaccionar, me lanza por los aires y me empotra contra la pared, sus labios me devoran, me toca con ansiedad, noto sus sed de mí, las ganas que me tiene. Me he despertado de golpe.

- No me tortures más.

- Se te va la cabeza.

- Es culpa tuya. - Me tira sobre la cama y se quita la ropa, le miro, me muerdo el labio.- Joder, me vuelves loco. - Se inclina hacía mí y tira fuertemente de mis bragas.- ¿Es esto lo que querías?- Las rompe.- Vamos dímelo, ¿es esto?

- Si.- Atino a decir entre gemidos. Rebusca en el cajón y saca un preservativo.

- Pídemelo. - Me mira a los ojos.

- Fóllame.- Se muerde el labio y sus ojos se vuelven oscuros.

Me da la vuelta con un golpe seco, quedo de espaldas a él, me muerde el cuello, tira de mi pelo hace atrás, los gemidos se escapan entre mis labios, con la otra mano tira de mis pezones. Noto su erección entre mis nalgas, me pone contra la pared y me penetra un grito sale de mi garganta. 

- Estás empapada, joder.

- Sigue. - El ritmo vario, sé que estaba a punto de correrse, lo notaba en su tacto, en sus envestidas, yo solo tenia que dejarme ir, me estaba conteniendo hacia ya rato. - Me corro.

- Vamos, nena, dámelo.

Dejé de controlarme y exploté, estaba tan excitada que todo mi cuerpo se llenó de sensaciones, noté como él se iba y supe que la magia existía. Caímos lo dos sobre la cama, intenté acompasar mi respiración y retomar el aliento. Él se giró y me miró, me giré y le sonreí.

- Eres increíble. Ven aquí.- Me acerco a él y me abraza, me besa. - ¿Te importa que me quede?

- No.

- ¿A qué hora entras a trabajar?

- A las nueve.

- Perfecto. Descansa morena. - Me da un beso en el pelo.

Duermo como un bebé, sueño con él aunque lo tengo al lado, creo que estoy esperando que salga corriendo otra vez y me deje sola en la cama.

Me despierto agitada entre gemidos, noto como me lamen y besan, como me acarician las piernas, Diego esta entre mis muslos regalándome un orgasmo de nuevo. Dejo que los gemidos salgan entre mis dientes, estoy muy húmeda, hundo mis dedos en su pelo, estoy en el cielo, así deberías despertarme todos lo días. Noto mi cuerpo tensarse, me masturba, sé que busca que me corra, empiezo a retorcerme, tiro de su pelo y noto sus gemidos. Estoy a punto de explotar y cuando no puedo más lo hago, sin pudor, sin sentirme culpable, sin excusas. Se acerca a mis labios y me besa.

Lolitas: LyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora