Música

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El resto de la semana pasa sin mas, el sábado llega y a las nueve estamos todos sentados en el restaurante esperando que entre Leire por la puerta. Al final somos casi 25 personas, entre ellas las chicas y mi hermano Sebas sin Camile, que sigue en casa de sus padres. Esta separación se está haciendo muy larga y estoy empezando a no entender las cosas. Después de una dura semana allí estábamos todos, subida en mis tacones de 15 centímetros y embutida en un vestido negro que marcaba cada centímetro de mi silueta, eye-liner negro y labio rojo lista para bailar, cantar y reír.

Me senté cerca de mi hermano, era uno más dentro de aquel grupo, el hermano de Leire y él eran amigos desde hacía años, al principio sé que intentó escabullirse pero luego no sé porque cambió de opinión. El que no hizo acto de presencia fue Elías, Lucía llevaba una cara de cabreo que sería difícil de cambia. Cuando nos sentamos en la mesa me hice una foto con la cumpleañera y la subí a instagram, Leire estaba feliz, era una sonrisa andante. Me senté entre mi hermano y Lucía, me sentí como el gran muro que los separaba, aunque con los dos a punto de casarse aquello era lo mejor.

La cena estuvo bien, la comida árabe me encantaba y el ambiente era cordial, tuve que para alguna pullita entre Pili y Mili pero fue divertido. A las doce y media estábamos saliendo del local a punto de irnos ha la Tetería, una shisha de melocotón eso era lo que me apetecía ahora. La música era suave nos invitaba a hablar y reírnos, un par de fotos entre ellas la foto de rigor de las Lolas, todas teníamos un corcho en casa con fotos de todos los cumpleaños, se veía reflejada nuestra evolución, nuestros mejores y peores momentos, este estaba siendo un momento difícil para algunas y dulce para otras y eso se vería en aquella foto. La Tetería estaba bien pero a las dos de la madrugada necesitábamos algo más. La mitad del grupo se descolgó y quedamos nosotras, mi hermano y la cuñada de Leire.

Decidimos ir al Habana, un sitio donde ponían música latina, salsa, bachata, merengue, a Lucía no le gustó mucho la idea pero sé aguantó. Al llegar un ambiente caliente nos sedujo, parejas bailando, sonaba una salsa, el ambiente era cálido e íntimo. Cuando llevábamos un rato allí había bailado mil canciones, los zapatos me mataban y estaba muriendo de sueño, pero aguanté como una campeona, me senté al lado de Lucía.

- ¿Cómo estás?

- Muy cansada.

- ¿Qué pasa Lu?

- He discutido con Elías, pero no es el momento.

- Lucía la vida no está hecha para sufrir y te lo digo yo que de eso se mucho. - Me sonrió y le di un beso en la mejilla.

Comenzó a sonar Represente del grupo Orishas y salté de la silla, le cedí tendí la mano a Lucía y esta se levantó conmigo, nos marcamos un bailecito mientras todo el local gritaba aquello de "Cuba" a pleno pulmón, Lucía reía, reía por primera vez en aquella noche, mi hermano la miraba de reojo, y yo notaba el clima entre los dos, era extraño pero estaba segura de que la vida los acabaría sorprendiendo. 

Lo siguiente que sonó fue una salsa que adoro Celos y Envidia, la voz de Marc Anthony inunda la sala y se mete en mi cuerpo, veo como Sebas se acerca a Lucía y la invita a bailar, una sonrisa tímida aparece en su cara y se coge a él como si lo necesitase. Sorprendentemente, todos nos quedamos patidifusos viendo como bailan, hay una química extraña entre ellos, sé que este baile traerá problemas pero se merecen un momento para ellos y se lo están negando no sé porque. Cuando la canción acaba decido salir a tomar un poco de aire, le pido un cigarro a Luz y cojo mi móvil, una vez fuera saco el móvil y entro en la conversación de Diego, son casi las cuatro de la mañana, no nos hemos vuelto a ver desde el lunes, aunque hemos hablado pero no mucho. Enciendo el cigarro y escribo un whatsapp, lleva desde las once sin conectarse probablemente esté en el cuarto sueño, no sé que pretendo, no me va a responder.

Lolitas: LyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora