Fin de semana

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A las dos de la mañana salimos de casa de mi hermano, había venido con mi coche, me volvía sola al centro, en teoría, la práctica fue diferente. Diego subió en mi coche, me miraba, le sonreía, estaba segura de que Sebas se había dado cuenta de todo.

- Para.- Me dijo a mitad de camino.

- ¿Por qué?

- Déjame conducir.

- ¿Es una trampa?

- Puede. Confia en mí.

No rechisté, simplemente lo hice, confié en él, se me estaba empezando a ir la cabeza, lo notaba. No sé en qué momento me quedé dormida, al despertar seguíamos en la carretera y eso era imposible.

- ¿Dónde estamos?

- Tranquila, ya falta poco.

- Perdona no quería dormirme.

- No pasa nada nena.

- ¿Exactamente dónde estamos?

- En la montaña, no debe de quedar mucho.

- Eres consciente de que no llevamos nada, ni ropa, ni comida... nada.

- Esta todo preparado y la ropa no te va a hacer falta.

Me callé. Tenía razón no tardamos ni 10 minutos en bajar del coche, ante mí una pequeña cabaña rodeada de arboles, de naturaleza, hacía incluso frío. Al entrar encontré una pequeño salón con una cocina office, dos puertas al fondo. Era todo muy acogedor, había comida, la nevera estaba llena, ¿se había tomado tantas molestias por mí? Era todo demasiado especial, ¿por qué lo estaba haciendo? No estoy acostumbrada a que hagan cosas por mí.

- Voy a por la bolsa al coche. - Estuve a penas unos segundos sola pero fueron suficientes para darle mas vueltas a las cosas. Escucho cómo deja la bolsa sobre la encimara a mi espalda, me abraza.- ¿Te gusta?

- Es muy bonito.

- ¿Qué pasa Lya? - Me giro y lo miro a los ojos.

- ¿Por qué lo haces?

- Porque me apetece pasar tiempo contigo, intentar traspasar esa barrera que pones entre los dos, conocerte un poco más.

- Creo que tenemos una conversación pendiente.

- ¿Por qué necesitas dejar todo tan claro Lya?

- Porque no quiero sufrir.

- Yo no te voy a hacer daño. - Sonrío.

- Me lo harás.

- ¿Qué te hace pensar eso?

- Lo sé, simplemente, lo sé.

- Confías muy poco en las personas.

- Puede ser.

- ¿Te apetece darte un baño?

- Vale.

En quince minutos tiene la bañera preparada, con agua hirviendo como me gusta a mí, me conoce un poco, en lo básico, y es eme reconforta. Conoce lo que yo le he mostrado y ha puesto interés en conocerlo.

- Ven.- Me tiende la mano. Se la cojo y tira de mí, quedo pegada a él. Desliza sus manos hasta el final de mi vestido.- ¿Puedo? - Asiento. Me quita el vestido. Me siento un poco avergonzada.- Mírame. - Desabrocha mi biquini y la parte de arriba cae. Es un momento tremendamente íntimo. No puedo negar el aura de confianza entre los dos.

- ¿Puedo?- Mis manos están sobre los botones de su camisa. Asiente. Le quito la camisa y le beso el pecho. Levanta mi car apara que lo mire y me besa, me besa de tal forma que me toca el alma. Soy consciente de a dónde me va a llevar esto y no me resisto.

Lolitas: LyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora