Mentira

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Viernes, 21 de Noviembre, son las seis de la tarde y ya estoy histérica, hoy es el gran día, me he maquillado en todos neutro y me he recogido el pelo en un moño alto despeinado. Me miro en el espejo y me devuelve una imagen insegura y nerviosa. El día ha sido entretenido, he recibido llamadas a todas horas, pero solo he visto a Diego, ha estado conmigo todo el día, despertamos en su casa, y me hizo el desayuno, ha templado mis nervios y ha sido generoso. Ha respondido a mi teléfono cuando me he puesto nerviosa, ha sido mi saco de boxeo. Todavía esto por vestir, llevo mi bata de seda negra, debajo un bustier negro sin tirantes, me he decidido por un vestido verde militar, con escote de barco ajustado y drapeado, la tela es suave y la manga larga me protegerá del frío. Para rematar el conjunto he elegido unos sandalias de tacón dorado. Me deshice de la bata y me quedé mirando el vestido sobre la cama.

- Creo que no podré dejarte salir de casa.

- Créeme ahora mismo no sé si quiero salir.

- Ven aquí.- Tira de mí y me abraza.

- Estas muy guapo.

- Gracias. Tú también.

- ¿Sí? Crees que debo ir así a la galería.

- No eso me lo reservo solo para mí.

- ¿Qué hora es?

- Hora de irse nena. Acaba de arreglarte tranquila te espero en el salón.

- Gracias. - Respiro profundamente, me miro en el espejo de pie que hay en el armario. Me calzo el vestido y los tacones y me vuelvo a mirar. - Va a salir todo bien.

Salgo de la habitación con la chupa de polipiel en una mano y el clucht en la otra. Cuando llego al salón me quedo sin aliento, lleva un traje negro con camisa blanca, esta perfectamente peinado con su tupe y su barba recortad al dedillo. Quita el aliento, cualquier mujer querría meterse en su cama pero él solo quiere estar en la mía. Me mira embobado, noto una luz extraña en sus ojos.

- Estás preciosa. - Le sonrío.- ¿Nos vamos señorita?- Asiento.

Cuando llegamos a la galería están todos dentro, Silvia nos espera en la entrada, me sonríe, sé que está feliz, sé que ella siempre había querido representarme como artista, y hoy veía el orgullo en sus ojos.

- Lya, estás muy guapa. - Me abraza.- ha venido mucha gente, tienes muchos clientes esperándote, me han preguntado por un par de obras y la gente esta emocionada con tu trabajo. Entremos.

Diego entra el primero y yo me quedó quieta en la entrada. Tira de mí pero no me puedo mover, me he quedado congelada. El miedo se apodera de mi cuerpo, me tiemblan las piernas y me siento diminuta.

- Vamos.- Me tiéndela mano.- Tranquila.- Me abraza y me besa en la sien.- Voy dentro, nos vemos enseguida.

Espero al otro lado del umbral, veo como Diego llega hasta las chicas y las saluda, luego a mi madre y a José. Silvia comienza a hablar y yo trato de aplacar mis nervios.

- Buenas noche, Lya llegó a esta galería hace ya 7 años, siempre supe que era una chica especial, con un sentido del arte muy particular, que llegaría a llenar de sentimientos los corazones de las personas a través de sus obras. Le ha costado 7 años pasar al otro lado y convertirse en una representada de esta galería. Aunque no os asustéis, sé que como representante y vendedora de arte es buena, seguirá con sus cuentas y disfrutando del arte a pleno pulmón. Pero a cambio nosotros disfrutaremos de ella, de sus obras y de su sentido estético, nos provocará emociones y nos llenará de sentimiento. Bueno no os hago esperar más, con ustedes la nueva artista de la galería, Lya Escudero.

Estallan los aplausos en la sala, se que mis hermanos silban y que probablemente mi madre esté llorando, aparezco tímidamente por el umbral de la puerta y me sorprendo al ver la sala llena de gente, reconozco a algunos clientes, tanto compradores de arte como artistas, estoy un poco descolocada y Silvia me cede el micrófono.

Lolitas: LyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora