3 de julio.
El calor comienza a ser sofocante, entramos en los juzgados, la buena samaritana de mi madre se ha quedado con Vega y Rubén. Estamos todos aquí, miro a Diego de reojo y está tenso, inseguro y algo perdido, esta sentado con las manos entrelazadas y con la vista perdida en el suelo, respira con dificultad y supongo que si yo estuviese en su lugar también lo haría. Luz habla con Lucía, es una de las personas citadas en calidad de psicóloga, aunque solo declarará si es necesario ya que ha realizado un informe de parte. Noto que cada uno está en su mundo pero no puedo dejar de mirar a Diego, sentado, tenso y por primera vez desde que lo conozco creo que pequeño. No se exactamente como actuar, llevamos un tiempo llevándonos como una ex-pareja normal, pero ahora mismo no se cual es mi posición, ¿soy su amiga?, ¿soy la madre de su hija?, ¿soy su ex?
- ¿Cómo estás?- Me pregunta Lele.
-Estoy bien.
-Mírame. - Levanto la vista y me encuentro con sus ojos azules.
-Todo va a salir bien. - Mi teléfono empieza a sonar.
-Es Abel.- Informo a Leire.- Ahora vuelvo. - Salgo por la puerta de los juzgados. - Dime Abel.
-Hola princesa, te he dejado los bocetos en tu despacho. ¿Ya han entrado?
-No, te tengo que dejar. Te llamo después.
-Vale, princesa.
Cuelgo y entro nuevamente en el edificio, veo desaparecer a Diego por las puertas de los aseos y sin siquiera pensarlo me escabullo dentro. Me quedo tras él, miro su reflejo en el espejo, esta derrotado, apoyado sobre el mármol de los lavabos, intentando respirar. Dejo caer mi mano en su espalda, da un pequeño salto y levanta la cabeza, me mira a los ojos a través del cristal. Le sonrío, no se porque pero lo hago, me come de la mano y se gira, tira de mi y nos quedamos muy cerca el uno del otro, lo miro y sé que necesita que esté allí, y en el fondo yo también lo necesito. Me abraza, me abraza como ufo niño pequeño que abraza a su madre cuando siente miedo. Su madre, su madre es otro cantar, no están aquí, han decidido que lo mejor era ponerse una venda e ignorar todo el problema.
-Gracias.- Susurra. La voz se le quiebra. Mi teléfono suena es un mensaje. Saco el teléfono y al verlo sonrío.
-Mira. - Era una foto de nuestros bebés. A pie de la foto un "¡Os queremos, papás!". Lo vuelvo a mirar y me sonríe, noto como su cuerpo se desteñía, me mira.- ¿Vamos?- Asiente. Le limpio una lágrima y tiro de su mano.
Cuando salimos del aseo las miradas se tornan hasta nosotros, es Luz la que rompe aquel momento.
- Tenemos que entrar ya.
Todos entramos en la sala me siento lo más cerca que puedo, va a ser un momento complicado, porque en el fondo, aunque estamos seguros de que no se va a presentar, tenemos la dudada que pueda hacerlo. No aparto la mirada de él, serio, con la mirada perdida en el infinito.
Tras la espera oportuna el juicio se suspende, ella no ha aparecido y la jueza decide aplazar la vista dictando unas medidas provisionales favorables a Diego. A los 10 minutos de estar en la sala he visto entrar al padre de Diego, se ha sentado al fondo y se que Diego no lo ha visto porque no ha apartado la mirada de la bancada contraria. También he visto como se levantaba antes de que se suspendiese la sesión y salía sin hacer ruido.
Después de un par de horas en los juzgados nos vamos a casa, bueno yo tengo que ir a la galería y adelantar algo de trabajo. Cuando llego a la galería me centro en adelantar lo máximo posible y me sumerjo en el ordenador. Pasan unas horas, como algo rápido y me sumerjo en mil llamadas, paso la tarde obcecada para poder librar mañana y me doy cuenta porque recibo una llamada de mi madre.
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Lolitas: Lya
RomanceCuatro mosqueteras, cuatro amigas de la infancia, cuatro historias de amor. Primera parte de Lolitas, una historia centrada en la amistad y la incondicionalidad de las relaciones. La primera historia de amor que te llegará al alma y te tocará el cor...