Alta

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La estancia de Lya en cuidados intensivos es un poco más larga de lo esperado, pasa allí 4 días y eso nos desquicia un poco más a todos, me he instalado en el apartamento de Lya, es todo más fácil así y para María es más cómodo. He vuelto al trabajo y seguimos sin tener nuevas noticias de la investigación. Solo nos queda esperar a que Lya pueda declarar. Durante el día es Maria la que está con los pequeño pero cuando vuelvo de trabajar me hago cargo de Rubén y Vega, las chicas vienen a casa y pasan rato con ellos, Leire y Victor han cenado casi todas las noches con nosotros y Lucía viene a darles la merienda. Luz y Ania llaman todos los días y van al hospital, a Ania le han recomendado reposo absoluto y sale muy poco de casa, tiene riesgo de que se adelante el parto y está en la recta final.

El lunes por la mañana voy al hospital, cuando llego el médico me comenta que le han quitado la sedación a Lya y que esta tarde podrá recibir dos visitas. Rápidamente escribo en el grupo que hemos creado para esto y les digo lo que me ha dicho el médico, les pido que vayan a casa de Lya y que comamos todos juntos. Cuando llego a las 14 a casa están todos allí, la chicas, la familia de Lya y Victor.

- Creo que deberíais entrar María y alguno de vosotros.- Digo refiriéndome a Lucas y Sebas.

- En mamá estamos totalmente de acuerdo, pero creo que tendrás que entrar tu.- Me dice Sebas mirando a Lucas, ante lo cual el hermano mayor asiente.

- Seguramente en un par de días la suban a planta y entonces podremos verla todos. Estoy segura de que Lya quiere saber como está Vega y como va todo y eso solo se lo puedes decir tu, lo que nosotros le digamos no la va a dejar tranquila.- Dice Lucía.

Esa es la ultima palabra, a las seis y media estamos en el hospital, le digo a María que entre ella primero y tras quince minutos sale como los ojos rojizos pero sonriente.

- Está bien. - Se acerca a mi y me abraza.- Me ha preguntado por ti, le he dicho que ahora entrarías, quiere verte, también me ha preguntado por los peques, esta animada y tiene ganas de que la suban a planta. Aunque esta un poco grogui creo que todavía no ha expulsado todo la sedación.

Entro en la habitación y la encuentro medio dormida, se la ve tan pequeña en la cama que no se como reaccionar ante ello, se gira y me dirige la mirada, sonríe y eso me insufla de oxígeno.

 -Hola.- Susurro.

- Hola.

- ¿Cómo te encuentras?- Le pregunto mientras me acerco y le doy un beso en la frente.

- Estoy mejor. Ayúdame a incorporarme por favor.- Me pide. - ¿Cómo están los niños?

- Están bien, ahora están con Lucía y tu hermano. - Sonríe.

- ¿Has sabido algo del juicio?

- No te preocupes por eso ahora. - Le acaricio el pelo y no puedo evitar emocionarme.

- Estoy bien. Voy a seguir dándoos guerra.- Me acerco y apoyo mi frente en la suya.

- La idea de perderte...

- Sh... estoy aquí.- Me acaricia la cara. Se acerca y me da un pequeño beso en los labios. - Gracias.

- Me he instalado en tu casa. - Sonríe.

- Me lo ha dicho mi madre, y también me ha pedido que no sea dura contigo. Creo que has encontrado una buena aliada.

- Sin ella no podría estar aquí.

- Me parece bien que estes en casa, también es la tuya.

- Cuando te den el alta tendremos que hablar.

- Estoy de acuerdo.

- ¿Recuerdas algo?

- Recuerdo la voz de un hombre, me era familiar y algunas sombras.

Lolitas: LyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora