XIII

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No contestó. Ni siquiera abrió el mensaje. ¿Qué pensaba? ¿Que con todo lo que le había dicho iba a quedar con ella? Joder, es que, después de todo lo que había intentado hacer por ella, la había hundido una vez más con sus palabras.... Y lo peor era que había estado a punto de aceptar su propuesta porque, aunque lo había intentado, seguía sin poder resistirse a aquellos ojos color café en los que tantas veces se había mirado.

-¿En qué piensas, Mimita? - le preguntó Miriam al darse cuenta de que estaba empanada.

Por fin su amiga habia llegado y ambas se encontraban acurrucadas en el sofá viendo una peli cualquiera. Era su plan sagrado de los domingos. No había nada que pudiera hacer que cambiara, ya fuera trabajo o que se les propusiera cualquier salida con amigos, siempre trataban de evitarlo para poder quedarse las dos juntas en su piso viendo cualquier película. Aquello era su forma de acabar bien la semana, las dos abrazadas y dándose mimos, contándose sus rayadas y haciéndose reír sin parar. Definitivamente, Miriam era una de las mejores cosas que le habían pasado desde que llegó a Madrid y sabía que sin ella no habría podido afrontar todo lo que le había pasado desde entonces.

- ¿Eh? - preguntó la granadina desorientada.

-Te pregunté en qué piensas, llevas un rato sin darme por culo haciendo comentarios de la peli cada dos por tres. - explicó haciendo que la rubia soltara una carcajada.

-¡Serás cabrona! - le dio un golpe de broma en el brazo. - ¡Te encantan mis comentarios!

-Sí, sí, lo que tu digas. - rodó los ojos la gallega. - En serio, ¿pasó algo?

-Que va.

-Mimita... - dijo mirándola a los ojos.

Y la rubia no se pudo resistir, Miriam era su mejor amiga y sabía que podía contarle cualquier cosa. Por eso, sin decir nada, le tendió el móvil para que viera los mensajes de Ana y la gallega los leyó atentamente.

- ¿Qué pasó? - preguntó preocupada.

Mimi le explicó por encima lo que sucedió el día anterior, desde que ella se fue con su novia hasta que Nadia la tuvo que consolar y llevarla a casa, sin entrar demasiado en detalles porque no quería venirse abajo otra vez.

-Joder, puta canaria. - murmuró entre dientes, abrazando más fuerte a su amiga.

-Ya... - suspiró ella.

-¿Qué le vas a contestar?

-No tengo ni idea, la verdad. - dijo la granadina.

-No estarás pensando en quedar con ella, ¿no? - adivinó lo que había pasado por la mente de su amiga anteriormente.

-Yo...

-Mimi...

-Es que... No se, amiga, igual es buena idea hablarlo todo y dejarlo claro. - sugirió la granadina hablando bajito.

- Por todo te refieres a...

-Todo, desde que se fue hasta ahora. - aclaró segura.

-Ya, ¿y tú crees que estás preparada para esa conversación? - preguntó su amiga sabiendo ya la respuesta.

Mimi no contestó, pero sabía que Miriam tenía razón, aunque también sabía que quizá nunca estaría preparada para aquello.

-Eso pensaba. - dijo Miriam acariciando su mejilla con cuidado.

-Pero no se... Es que, por una parte quiero pasar de ella después de lo que me dijo ayer, pero...

-Pero no puedes. - completó la gallega con una sonrisa triste.

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