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Creo que las historias más absurdas de mi vida han transcurrido cuando iba a la primaría y no sabía pronunciar adecuadamente la "r".

Siempre creí que esos serian los momentos más vergonzosos de mi existencia, sin embargo todo eso cambió hasta hace menos de una semana.

Todo lo que había pasado con esa chica, era lo más vergonzoso de toda mi vida. Quería solo olvidarlo, pero debo confesar que el viernes por la noche no dormí pensando en como había ocurrido todo.

Yo solo iba por mis llaves pero ella iba a buscarme!

Si, ella me llamó. Recuerdo que dijo oye! Y a cambio nos golpeamos. De solo recordar el momento, la vergüenza transitaba por toda mi médula espinal y también sentía una punzada en la ceja.

Al estar en casa, mi abuela y madre, se dedicaron a ponerme árnica y cuánto merjunje encontrarán para quitar la inflamación.

Pensaba en como estaría ella, si le dolería su nariz, o si seguiría inflamada.

Pensaba en sus ojos, en sus labios, en el color de su piel, su cabello sedoso.

Qué me pasa??

Trate de no salir en todo el fin de semana, no porque me doliera la cabeza,en realidad no quería verla, moría de pena.

Al comenzar la semana, seguía mi rutina, me levantaba, tenía dudas existenciales. Aunque mis dudas ahora tenían también unos profundos ojos azules, sacudía mi cabeza y comenzaba poniendo mi playlist, algo de Queen siempre despeja la mente...
Crazy love, para variar.

Baje tratando de ir lo más arreglada posible, por primera vez en mucho tiempo, maquillarse fue una decisión infalible, quizá solo quería tratar de disminuir la vista del casi ya invisible moretón en mi ceja.

-Ay que guapa!! A dónde tan guapa?-. Decía mi abuela, provocando un ligero sonrojo en mi.

-Pues al servicio abue, a dónde más!

-Y porque tan guapa?

-Exagera abuelita, solo no quiero hacer notar la herida.

Sonreí sonrojada, por las ideas de mi abuela.

-Y tu por qué tan guapa hoy?

Decía mi mamá, provocando un sonrojo aún más grande en mi.

-No má, solo no quiero se note el moretón en mi ceja, ves?

Le señalaba mi ceja, la cual había sido maquillada con mucho cuidado.

-Jumm, no me digas? Y que dedo me chupo?- me veía con los ojos entrecerrados.- mientras tú vas, yo ya regreso Juliana Valdez. Para mí que hay algún muchacho por ahí, rondando y que te gusta verdad.

Solo brinde media sonrisa. Eso no era cierto, no había conocido en mucho tiempo a algún que llamara mi atención.

Terminé por tomar mi jugo, para poder irme de ese absurdo cuestionario.

-Viene Lucho por mí hoy, u otra vez no?

-Si, si viene. Es la muévete, ya está afuera esperándote.

-Ok, lavo mis dientes y me voy.

Al irme, busque en el pasillo para la puerta, mi credencial y mis llaves.

Listo!

Salí y nuevamente vi el taxi de Lucho sin el adentro, hasta que lo vi a unos metros de distancia, haciendo su patetico papel de galán frente a otra chica.

No se porque pero al ver quién era esa chica, ya no me sentía tan bonita, ni tan segura como antes lo había dicho mi abuela. Es más, me sentía pequeña y tonta.

Quise entrar de inmediato al auto, pero estaba cerrado, y al tratar de abrirlo sonaron las alarmas.

Si no quería que notarán mi presencia, disimulaba muy mal. Lo único que se me ocurrió fue gritar a Lucho.

-Luchooo, se me hace tarde, podemos irnos ya!

No me espere a mirarlo para ver si me respondía, solo oí que grito "ya voy" y me mantuve volteada a las puertas del auto.

No tardó ni un minuto y quito los seguros, abrí de inmediato y me metí al auto, tratando de buscar un lugar donde esconderme.

Segundos después llegó el baboso de Lucho.

-Ya, perdón es que tenía que arreglar algunos asuntos.-decia con un sonrisa estúpida.- Tuve que ir a disculparme por tus acciones primita

Odie su estúpido tono, quién se cree este mamarracho??

-Aja...

En realidad no pude decir nada porque sentía una extraña combinación de furia y tristeza.

Llegué al trabajo y me sentía atontada, distraída, ni siquiera sabía yo en donde tenía la mente ese día.

A la hora de irme, alguien me saco de mis absurdos pensamientos.

-Te extraño el viernes, qué pasó?.-me decía Camila. Una compañera pasante.

Se me hizo raro que me hablara, habíamos estudiado juntas cada  semestre de la universidad, y jamás habíamos entablado conversación, solamente un hola y un adiós cordial era todo nuestro historial.

Le sonreí de forma sincera.

-Un pequeño accidente, es todo.-le decía mientras señalaba la ligera cortadita en mi ceja.

Ella me devolvió la sonrisa y solo me dio un beso de despedida en la mejilla y se fue, pero de inmediato se regreso los tres pasos que había avanzado para decirme "Te ves muy guapa hoy"

De inmediato me sonroje, viendo como se iba.

Siempre habían dicho que era una chica extraña, yo solo creía que era muy reservada y era todo.

Ya en mi casa, mi madre me grito par hacer pedidos..

No podía ser...

Estaba acalorada y fastidiada, solo deseaba dormir.

-No mamá, no quiero ir, estoy muy cansada.

-Vamos Juliana, es solo uno.

-No má, de verdad que no.

-Juliana Valdez, te levantas en ese mismo instante y vas a dejar ese pedido, después te duermes todo lo que quieras.

No tenía elección, lo sabía. Podía pasarme una hora entera peleando con ella o hacer ese tonto pedido u volver a encerrarme en mi cuarto.

Cuando llegue a la panadería, me dieron una bolsa.

-Ten llévalos a case de Doña Silvina, y aprovechas para disculparte por el accidente con su nieta.

Nooooo!

No dije nada, solo mire la bolsa en mi mano. Y me quedé en medio del pasó.

-Muevete Juliana, pareces mensaje mija..

Sentí una extraña sensación en mi estómago, inexplicable.

Solo me dirigí a aminar de forma automática...

Siempre tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora